El éxito y la fama le vino de la mano de Pink Floyd, la banda de rock progresivo que fundó junto con David Gilmour en donde tras la muerte de Syd Barrett se convirtió en compositor, uno de los principales vocalistas y líderes hasta su retirada en 1985. Las polémicas y las controversias por sus posiciones políticas, expresadas tanto en sus obras como en sus shows, son una de sus principales características.

Hablar de Roger Waters es hablar de Pink Floyd, de David Gilmour y viceversa. Casi como un triángulo, la historia personal y musical que hace al recorrido de estas tres puntas está inevitablemente unido por el paso del tiempo, por la excelencia y la revolución musical que generaron, por las peleas y por millones de fans alrededor del mundo que siguen escuchando su música y que participan de sus recitales.

Nacido hace exactamente 80 años, el 6 de septiembre de 1943 en Surrey, Inglaterra, George Roger Waters desde la cuna tuvo influencias políticas que atravesarían su vida: su abuelo fue minero, cercano al Partido Laborista y su padre un maestro escolar que militaba en el Partido Comunista y que luego fue asesinado en el marco de la Segunda Guerra Mundial cuando Roger tenía apenas cinco meses de vida. Años más tarde, cuando iba a la primaria en Cambridge, conoció a David Gilmour y a Syd Barrett aunque iban a distintos colegios, y luego en Londres conoció a Richard Wright y Nick Mason. Todos ellos pasarían en breve a ser los miembros de Pink Floyd.

La creatividad al poder

Tras distintos miembros previos y cambios de nombre, Pink Floyd vio la luz definitivamente en 1966 con Syd Barrett como principal líder y con la aparición de The Piper at the Gates of Dawn. Sin embargo los problemas mentales afectaron cada vez más su desarrollo, motivo por el cual dos años más tarde deja la banda y lo reemplaza David Gilmour. Es a partir de entonces que Roger Waters se convierte en la pieza clave creativa de la banda, siendo el compositor de la mayoría de los discos que editaron hasta su partida en 1985 y dando el primer salto con The dark side of the moon, obra para la que planteó que el concepto girara en torno a un tema puntual, sobre las cosas que “enloquecen a la gente” y que de alguna manera relacionaba con el deterioro mental de Barrett.

The Dark Side of the Moon es considerado como uno de los mejores discos de la historia y el mejor también dentro del rock progresivo. Sus temas fueron versionados por varios músicos a lo largo de las décadas y la portada del disco también se convirtió en todo un ícono que representa por sí sola a la banda. Richard Wright le había pedido a los diseñadores que hicieran algo “inteligente, ordenado, audaz y simple”. Se realizaron siete bocetos pero por unanimidad el primero fue el favorito de todos: un prisma de vidrio que dispersa la luz en colores y representa la iluminación del escenario de la banda, la letra conceptual del álbum y la audacia y la simpleza requeridas por Wright. A eso se le sumaron stickers, carteles y, por primera vez, las letras de Waters impresas en el disco.

Luego le siguieron Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979), una opera rock considerada como uno de los mejores discos de la historia por la cantidad de copias vendidas y el segundo disco más exitoso de la banda. El último trabajo de Waters fue The Final Cut (1983), donde criticaba al Partido Conservador y nombraba directamente a Margaret Thatcher. A partir de ese momento es que las discusiones creativas escalaron con Gilmour al punto de abandonar definitivamente la banda en 1985.

Posicionamientos políticos

A partir de entonces comienza en pleno la carrera en solitario de Roger Waters, que incluyó recitales multitudinarios como The Wall - Live in Berlin con 200.000 espectadores y con discos que estuvieron atravesados por las situaciones políticas y sociales de su tiempo, como Amused to Death (1992), influenciado por la Guerra del Golfo y las manifestaciones en Plaza de Tiananmen, China, en 1989. Posteriormente en sus shows interpretó numerosas veces su grandes éxitos de Pink Floyd pero siempre con el trasfondo político presente, siendo un defensor de Palestina contra Israel y con pronunciamientos sobre la Guerra de Ucrania. Se opuso al Brexit, está unido a organizaciones sin fines de lucro contra la pobreza, condenó a Bolsonaro en Brasil y también tuvo fuertes críticas contra presidentes de Estados Unidos incluyendo a Trump y a Biden.

Con un largo recorrido en el ojo público, en 2020 lanzó su (¿última?) gira "This is not a drill" que tuvo que atrasar por la pandemia de COVID. A fin de año se presentará en Sudamérica, llegando al país en noviembre luego de 11 años. Quien nos dice y a los 80 años, haya más Roger Waters para rato hacia los tiempos que se vienen.