Este domingo concluyó la cumbre del G20 celebrada en India donde el primer ministro, Narendra Modi, entregó el mando a Lula, presidente de Brasil y ahora también del Grupo de los 20.
Modi estaba tan decidido a mostrar las promesas y el potencial de India al resto del mundo que su gobierno literalmente cerró una ciudad de 20 millones de habitantes para la ocasión. Antes del acto, la imagen de Modi apareció en miles de carteles por toda Nueva Delhi.
El sábado, hablando en hindi, Modi comenzó su discurso inaugural ante el grupo de líderes presentando sus respetos al pueblo de Marruecos, donde un terremoto causó cientos de muertos. Terminó su discurso anunciando la invitación a la Unión Africana y abrazando a Azali Assoumani, presidente del bloque y de las Comoras, un país africano insular al norte de Madagascar. Los funcionarios ofrecieron a Assoumani una bandera, una placa con el nombre del país y un asiento en la mesa.
La tradicional declaración conjunta que adopta cada cumbre se negoció hasta último momento y se acordó el sábado por la noche. El texto fue aprobado por todos los miembros y considerado un triunfo aunque cada cuál toma lo que más le convenga según su propia visión.
De esta manera, Emanuel Marcon, presidente Francés, aseguró que la cumbre confirma el aislamiento de Rusia y afirmó que "no hay ambigüedad" en la declaración aprobada por consenso entre sus miembros sobre Ucrania. No opina lo mismo Oleg Nikolenko, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, quien dijo en Facebook que la omisión de la agresión rusa no era "nada de lo que enorgullecerse".
Como contracara, alguien podría pensar que, Vladimir Putin, primer mandatario ruso, logró sin siquiera estar presente en la cumbre que el texto no condene con nombre y apellido su invasión a Ucrania y, en cambio, llame a “todos lo Estados” a evitar “la amenaza o el uso de la fuerza para tomar territorios”. Putin se ausentó del convite, presumiblemente, por la orden de captura emitida por la Corte Penal Internacional contra él por crímenes de guerra. Aunque las especulaciones son infinitas.
"Gracias a la posición consolidada del sur global (...) fue posible impedir que Occidente tuviera éxito en su intento de ’ucranizar’ nuevamente toda la agenda en detrimento de la discusión de las tareas urgentes de los países en desarrollo", señaló el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, en una rueda de prensa al término de la cumbre.
Indicó que, aunque la declaración conjunta incluye un párrafo sobre la guerra en Ucrania, "no se trata en sí de Ucrania", porque "allí se menciona la crisis ucraniana pero solo en el contexto de la necesidad de resolver todos los conflictos que existen en el mundo en línea con todos los propósitos y principios de la Carta de la ONU", sostuvo.
Volviendo a las especulaciones, la ausencia de Xi Jinping, presidente chino y líder del partido comunista de su país, tampoco estuvo presente en Nueva Delhi. La razón principal depende de a quién se consulte, desde su salud a problemas de política interna que necesitan su atención completa hasta un supuesto intento de reforzar la posición rusa respecto de la guerra. También se habló de las disputas fronterizas con India. Todas las versiones son convenientemente desmentidas por distintas agencias.
Además, la delegación china, expresó oposición a que Estados Unidos tome los mandos del grupo dentro de tres años, según le dijo a la agencia EFE una fuente cercana a las discusiones internas, que no está autorizada a comentarlas públicamente.
Por su parte Joe Biden, presidente de Estados Unidos, se mantuvo en un segundo plano en la cumbre pero aprovechó para hacer algunas jugadas que apuntan a debilitar la creciente influencia de los BRICS, o más bien a dividir al bloque. De la mano de Modi anunció planes para crear un corredor ferroviario que una la India con Medio Oriente y, eventualmente, Europa. Algo a todas luces pensado para competir con la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda que propuso Beijing hace años. No se dio ningún detalle sobre presupuestos, tiempos de ejecución, países involucrados.
Además, en el acto de presentación de la iniciativa, Biden estrechó la mano del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, que ha aceptado participar, algo que Biden había evitado hacer durante su visita al reino el año pasado. Casualmente Arabia Saudí es uno de los últimos países en incorporarse a los BRICS.
Una vez más, en la cumbre del G20 quedan opacados los supuestos esfuerzos de cooperación global bajo los intereses de cada país miembro. Una muestra más de la creciente multipolarización del mundo que viene de la mano de la perdida de hegemonía de Estados Unidos y el ascenso de potencias revisionistas como China, que se lee como auspicioso por diferentes bloques pero que seguramente no traerá nada muy distinto para los millones de explotados y oprimidos de la tierra. | 
