En la región de Cataluña se celebra cada 11 de septiembre la Diada, una jornada para reivindicar la cultura e historia catalana y también exigir la autonomía y la independencia, que incluye una marcha en la capital catalana convocada por organizaciones independentistas estimaron una participación de unas 800000 personas, mientras la Guardia Nacional informó que hubo unas 150000 personas.
Esta nueva movilización fue masiva en Barcelona, aunque las cifras quedan por debajo de las históricas de los últimos años. Esto es expresión de cómo la represión del Estado, los engaños del gobierno autodenominado “progresista” de Pedro Sánchez y la claudicación de las direcciones independentistas catalanas han logrado imponer un marco de desmovilización y retorno a la normalidad autonómica.
La manifestación de este año se da a pocos días de que el próximo 28 de septiembre comience en el Parlamento español la sesión en la que se presenta para ser investido como presidente del Gobierno español Alberto Núñez Feijóo, del derechista Partido Popular.
Sin embargo Feijóo no tienen los diputados necesarios para formar un nuevo Gobierno. Los resultados electorales del 23 de julio dejaron una aritmética parlamentaria inesperada. El PSOE (Partido Socialista encabezado por Pedro Sánchez) tiene el apoyo de la coalición centroizquierdista Sumar pero precisa conseguir los votos de los catalanes de Junts para lograr la investidura, poniendo de nuevo como eje de debate político del Estado español la autodeterminación y la amnistía de los presos políticos catalanes.
Las demandas democráticas que emergieron con fuerza en 2012 sigue siendo una aspiración del pueblo catalán. Tanto el derecho a la autodeterminación -apoyado por el 80% de los catalanes- y poner fin a la monarquía española, como la cuestión de la amnistía para todas las personas presas o procesadas a raíz del referéndum independentista del 2017, que fue declarado ilegal por el Gobierno central español, y el resto de movilizaciones de estos años.
“¡In-de, Independencia!” se escuchó por las calles de Barcelona, también hubo pedidos de renuncia al actual gobierno de la Generalitat catalana, en manos de Esquerra Republicana (ERC) criticado por sentarse a dialogar con el gobierno central español.
El reclamo surge porque los derechos democráticos del pueblo catalán están siendo utilizados intentar formar un nuevo "gobierno progresista" y darle continuidad a Pedro Sánchez. Con la idea de que este sería un "mal menor" contra una alianza del Partido Popular con el ultraderechista VOX, partidos como ERC ya han prácticamente comprometido su apoyo a un nuevo mandato de Sánchez, que durante sus años al frente del Gobierno negó la autodeterminación, gobernó al servicio de las principales empresas, aumentaron presupuestos militares y asesinaron migrantes en las fronteras.
Pedro Sánchez al frente del PSOE se ofrecen ahora a dialogar y negociar. Sin embargo dejó claro desde el primer momento que la cuestión del derecho a decidir para los catalanes, queda por fuera de toda discusión.
La otra demanda de los catalanes es la amnistía para los procesados y detenidos por haber llevado adelante el referéndum independentista. El PSOE solo estaría dispuesto a que esta fuera una medida de gracia parcial sobre los dirigentes independentistas, similar a los indultos. En ningún caso se habla de una amnistía completa. Que incluya a todas las personas procesadas durante el proceso independentista - por delitos muy dispares, incluidos los montajes por terrorismo -, ni mucho menos al resto de presos y represaliados políticos, los activistas por la vivienda, sindicalistas y un largo etcétera.
Sectores de la izquierda proponen otro camino contrario a las negociaciones por arriba que han privilegiado los principales partidos catalanes. En una declaración convocando a la manifestación de este lunes la CRT (Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras) aseguraban "Es necesario apostar por una hoja de ruta independiente, que desarrolle la movilización y autoorganización necesarias para poder derrotar al Estado. Para ello es fundamental buscar la alianza con el resto de sectores obreros y populares del resto del Estado, en una lucha común contra el Régimen del 78".
En la misma declaración agregaban que "tanto en Catalunya como en el resto del Estado español, hacemos un llamamiento a toda la izquierda anticapitalista, los movimientos sociales y la izquierda sindical, a no mantenernos como convidados de piedra ante las negociaciones por arriba". |