Este miércoles, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer el dato de inflación de agosto y se espera que marque un nuevo récord en décadas.
El Ministro de Economía y candidato del oficialismo, Sergio Massa, activó esta semana su campaña con anuncios demagógicos hacia el sector asalariado registrado, como la suba del mínimo no imponible de Ganancias y el envío de un proyecto de ley al Congreso, pero afrontará mañana el dato de la realidad que él mismo generó al habilitar una devaluación del dólar oficial de 22,5 % exigida por el FMI luego de las elecciones primarias de agosto, que terminó de acelerar la ya elevada inflación.
Las estimaciones privadas indican que el índice mensual sería de dos dígitos. Asimismo, esto dejará un "piso elevado" para septiembre, al que se agregará la nafta de los tarifazos.
Distintos relevamientos privados arrojan un índice en torno al 11 % e incluso algunos sondeos ubican el dato por encima del 12 %. En caso de quedar arriba de 10,4 %, será la inflación más alta desde abril de 2022 y si superar 11 % será la mayor desde marzo de 1991.
El Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la UMET estimó que los precios subieron 10,7 % en agosto, acumulando un aumento de 81 % en los primeros ocho meses del año y 121,5 % en forma interanual. En el documento, explicaron que “la aceleración inflacionaria de agosto estuvo estrechamente asociada al salto devaluatorio tras las PASO (22%). En una economía con fuerte inercia inflacionaria y alta volatilidad, los traspasos a precios de la devaluación tienden a ser más rápidos, y es por ello por lo que se detectaron remarcaciones inmediatas en prácticamente todos los rubros. Vale tener en cuenta que en la primera mitad del mes (antes del salto devaluatorio) la inflación estaba corriendo a una velocidad relativamente similar a la de los meses previos (entre 7 y 8%). Ello permitió atemperar la magnitud de la suba de agosto, que en parte se computará en septiembre por arrastre estadístico”.
Asimismo, proyectaron que si la inflación promediara el 10,7 % mensual en los cuatro meses restantes del año, llegaría este año al 171, %. Si, por el contrario, siguiera el promedio de enero-agosto (7,7 % mensual), la variación acumulada de 2023 sería del 143,5 %.
A su vez, la inflación en Ciudad de Buenos Aires fue de 10,8 % en agosto y anticipa lo que vendrá a nivel nacional. La Dirección General de Estadística y Censos de la ciudad de Buenos Aires publicó la semana pasada el informe, en donde agrega que la suba en los últimos doce meses fue 127,3 %.
De acuerdo al periodista Marcelo Bonelli, las estimaciones que desde el Indec le hicieron llegar a Massa y a la presidencia es que la inflación de agosto tendría un piso de 11% y un máximo de 12,5%.
La clase trabajadora paga los costos de la inflación. Las medidas de Massa para amortiguar el impacto de la devaluación no alcanzan para compensar la pérdida del poder de compra. En el caso de los salarios registrados privados aún con la suma fija el poder adquisitivo se ubicaría alrededor de 13% por debajo de noviembre de 2015, según estimó Cifra de la CTA. Los trabajadores no registrados fueron excluidos de las medidas siendo uno de los sectores que más perdió con la inflación.
Desde la izquierda, en recientes declaraciones el candidato a vicepresidente junto a Myriam Bregman del Frente de Izquierda, Nicolás del Caño, explicó que para parar el deterioro salarial por inflación es urgente una suba de emergencia de salarios y jubilaciones y su actualización automática. Asimismo, frente a la falacia de dolarización de Milei como supuesta receta ante la inflación, denunció que generaría una megadevaluación y señaló a la fuga de dólares de los grandes empresarios como una de las principales causas de la suba de precios.
Un informe publicado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) -ligado a la CTA dirigida por Hugo Yasky- estima que, en los últimos ocho años, con los gobiernos de Cambiemos y del Frente de Todos, alrededor de USD 101.000 millones pasaron desde los bolsillos de la clase trabajadora a los de las grandes patronales. De ese total, USD 70.000 millones se transfirieron bajo la gestión de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa. Los números demuestran que todas las amenazas del Gobierno hacia los “formadores de precios” no pasan de lo puramente verbal.
Por ello, la izquierda plantea que para tener una moneda fuerte y estabilizarla es necesario atacar las causas de la inflación con medidas como la nacionalización del sistema financiero, creando un banco único estatal, la nacionalización del comercio exterior y de los servicios públicos bajo gestión de los trabajadores, entre otras. Ello implica afectar la ganancia empresaria de los grupos concentrados que han acumulado millones en los últimos años, la contracara del régimen de alta inflación.
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