Anteriormente Ford Cuautitlán había anunciado un reajuste en la fuerza de trabajo, es decir, que realizaría enormes despidos, debido a una baja en la demanda del vehículo que ensamblan, el Mustang Mach─E. Se estimaba una reducción de un 20% de la plantilla laboral, sin embargo, este porcentaje puede aumentar hasta por encima del 50%, llevando a la planta a cerrar un turno y quedarse únicamente con uno. Aquí te contamos lo que hay detrás de los despidos.
Las baterías de litio: un valioso mineral por seguir entendiendo
La noticia de que el gobierno de los Estados Unidos está investigando a Ford Motor Company por problemas relacionados con las baterías del Mustang Mach-E cayó como un balde de agua fría sobre los principales líderes del proyecto, empezando por el CEO Jym Farley. Y es que no se trata de “algunos” problemas con “algunos clientes”, sino de cerca de 50 mil unidades vendidas para el territorio estadounidenses entre mayo del 2020 y mayo del 2022.
La situación empeora para la cúpula corporativa al saber que no hay solamente primeras incidencias, sino segundas incidencias. Es decir, después de haber sido “solucionado” el problema, éste volvió a presentarse. Pero ¿Cuál es el problema? De acuerdo a un reportaje de Forbes, el problema eléctrico afecta al contactor de la batería, un componente electromagnético que funciona como un interruptor para circuitos eléctricos de gran potencia, este componente puede sobrecalentarse, y en el Mustang Mach-E se ha sobrecalentado, generando fallas en el funcionamiento general.
Una incidencia, es un problema de calidad, una re-incidencia ante una falla “ya solucionada”, es un problema grave de calidad. Y es más que eso: el mercado automotriz lo ve, y lo sanciona, en última instancia, con la depreciación de las acciones de Ford. Y sin embargo, las consecuencias no caen sobre el CEO Jym Farley, sino sobre los trabajadores de la planta de Ford Cuautitlán.
Problemas técnicos, soluciones "técnicas": desechar a los trabajadores
Lo anterior conlleva a la posibilidad de una reducción de pedidos en el mercado automotriz y la consecuente reducción de la producción en diversas plantas de Ford en el mundo. Los primeros en ser despedidos fueron los llamados “becarios”, trabajadores que laboran bajo un “convenio” que dura tres meses sin ninguna prestación y/o derecho, pues en estos tres meses “estarán en capacitación” con un “apoyo económico” que se da por medio de depósitos, para no ser incluidos en la nómina salarial.
Posteriormente dieron de baja a una parte importante de los trabajadores con contrato temporal. Con aproximadamente medio millar más de despedidos, se acercan al 20% inicial, pero no es suficiente para Ford. Los despidos avanzarán hasta rescindir los contratos de todos los trabajadores temporales.
Trabajadores que han manifestado su molestia con Ford a través de este medio, nos han comentado que no pensaron en ser echados, pues ya tenían una posición ganada en sus estaciones de trabajo, o una ruta para trasladar los materiales a las áreas productivas. Es decir, que no eran trabajadores sobrantes, sino trabajadores titulares de estación o de ruta.
“Muchos eramos buenos trabajadores, no faltábamos, no teníamos ningún retardo, hacíamos todo lo que nos pedían”
“no es justo que mientras cuidamos todo aspecto del trabajo, hayamos sido los primeros en ser echados”
“yo ayude a modificar la ‘QPS’ (una hoja de trabajo estandarizado) y a hacer más segura mi estación de trabajo, no pensé que así me lo iban a agradecer”
”sí, nos dieron una buena gratificación, no me quejo de eso, pero yo no vine a Ford por una ‘buena gratificación’, vine por lo que nos prometieron en el aula: trabajo estable y bien pagado”
Estos son algunos de los testimonios que nos comparten los trabajadores que fueron rescindidos de su contrato antes de cumplir los tres meses.
El problema detrás de los despidos: la crisis del neoliberalismo
Muchos trabajadores están acostumbrados a ser despedidos, a durar los tres meses del contrato temporal, o un año para ofrecerse a otras empresas pero con mayor experiencia, y en el mejor de los casos dos o tres años. La pandemia, aceleró y normalizó la tendencia de despidos masivos y contrataciones masivas. Sin embargo no fue la pandemia la que creó esta frágil e inestable forma de emplearse. Este frágil equilibrio es gracias al neoliberalismo. Mecanismo que se ha intensificado en tanto que la crisis del capitalismo mundial abierta desde el 2008 continúa desarrollándose dentro de las grandes potencias y sus países dependientes.
En la década de los 80’ el sistema económico internacional, liderado por Estados Unidos en la región, presionó a México y a otros países para someterse a la agenda neoliberal: favorecer la iniciativa privada, en primer lugar a la de las grandes transnacionales estadounidenses; reducir al Estado vía la extinción, minimización o privatización de las empresas estatales (por ejemplo: Telmex o los ferrocarriles), y garantizar mano de obra barata y desechable para las inversiones. Para ello se tuvo que desaparecer sindicatos enteros como fue el caso del SME, de la extinta Luz y Fuerza del Centro, o bien buscar comprar a los lideres sindicales para volverlos colaboradores, para golpear la estabilidad laboral de sus agremiados reduciendo sus conquistas contractuales.
Si hoy se puede despedir con tanta facilidad a los trabajadores, es porque el modelo económico neoliberal implementado por el PRI en los 80’ y 90’, y continuado con el PAN en los 2000 sigue vigente. El neoliberalismo no se ha terminado, y el gobierno en turno pese a decretar su fin, no ha ido hasta el final para erradicar este modelo económico, por el contrario se apoyó en sus prácticas para crear empleos inestables, precarios, de la mano de la iniciativa privada: contrataciones fáciles, despidos fáciles.
Otra solución es posible
Sin tomar en cuenta si los despidos comprometen o no la producción, procedieron a despedir en complicidad con la Sección 15, sección perteneciente a la charra Central de Trabajadores de México (CTM). De hecho el plan de “otorgar una gratificación” a los despedidos, fue hecho en conjunto con cada uno de los delegados, así se lo dijeron a los trabajadores para "quedar bien" con ellos antes de llevarlos a firmar su “baja voluntaria”.
Sabemos que el mercado de los automóviles es muy volátil, frecuentemente hay altas y bajas ventas, sin embargo los despidos pueden ser evitados si reducimos los ritmos de producción y repartimos las horas de trabajo entre todo el personal. Trabajar menos de ocho horas, por ejemplo seis horas, podría permitir abrir cuatro turnos de trabajo con ritmos menos intensos, e incluso trabajar solo cinco días a la semana, sin tener que ajustar el salario. Incluso los trabajadores pueden proponer otra solución: reconversión industrial en la Planta de Cuautitlán.... y en todas partes.
La planta está acondicionada para producir autos eléctricos particulares ¿Por qué no producir otros vehículos eléctricos como los de la linea F- ( camionetas F-150, F-250, F-350, etc.) o los Transit? Con la integración de un proyecto de electrificación vehicular de gran alcance no solo se resuelve el problema de los despidos, sino que se apunta a solucionar paulatinamente el problema medio ambiental ocasionado por el empleo de combustibles contaminantes, pero sobre todo el problema de la saturación y mala calidad del transporte publico, privilegiando la fabricación de transporte colectivo por encima de los coches lujosos, para comenzar apoyándose en el Transit electrificado.
Desde ya el presidente de Ford y toda la cúpula corporativa dirán que no es redituable, que no sería un negocio. Los que despiden dirán que ellos no toman las decisiones, solo las ejecutan. Claro, pero ¿no es un negocio para los patrones como Jym Farley quien percibe un sueldo anual de 387,963,974 pesos?
Los obreros de Ford pueden aspirar no solo a mantener su sueldo intacto ante un reparto de trabajo de seis horas y cinco días a la semana y que con esta medida racional se evite un solo despido más, sino incluso a impulsar una reconversión y ampliación industrial para impulsar la producción de vehículos eléctricos.
Es posible, solo es cuestión de impulsar la organización independiente de los trabajadores hasta que sean ellos mismos quienes controlen la producción para dotar de una orientación racional a la producción automotriz, tanto para impulsar la paulatina sustitución de los combustibles contaminantes, como definir cuáles serán los tipos de modelos a fabricar de acuerdo con su utilidad social, privilegiando los de transporte colectivo sobre los de lujo, por poner un par de ejemplos. Para ello hay que quitarse de encima a los delegados vendidos a la patronal, y recuperar el sindicato como una herramienta de defensa y emancipación de los obreros.
Son estos despidos, y la imposición de una sola solución, la "solución" impotente e irracional de los patrones, la que pone en evidencia sus mentiras: “En Ford lo más importante son sus trabajadores”. No, en Ford lo más importante son las ganancias. Los trabajadores, los que mueven todos los hilos de la producción, desde las mesas de diseño hasta el ensamble final y entrega de producto terminado, deben ser quienes tengan la última palabra. |