El oficialismo impulsó el proyecto intentando utilizarlo como parte de la campaña electoral. La oposición de Juntos por el Cambio se opuso bajo la misma lógica. El Frente de Izquierda, que siempre planteó la eliminación del impuesto al salario, acompañó la votación positiva con sus propios fundamentos.
Tras una extensa sesión, con 135 votos a favor y 103 en contra (con el rechazo de Juntos por el Cambio y Schiaretti), se aprobó la reforma del Impuesto a las Ganancias que sube el piso imponible a 15 salarios mínimos para trabajadores en relación de dependencia y jubilados. Ahora deberá votarse en el Senado.
El impuesto a las Ganancias sobre los salarios es un impuesto odiado por la clase trabajadora, a la que se busca dividir. Durante la presidencia de Cristina Fernández se quiso instalar la idea de que los trabajadores que estaban un poco mejor debían ser "solidarios" con los que menos ganan, en lugar de afectar a la minoría de ricos, empresarios, especuladores que hacen negocios con la necesidad y el trabajo de millones. Mauricio Macri prometió eliminar el impuesto al salario y terminó incorporando a más trabajadores.
Pero el proyecto del oficialismo que obtuvo media sanción no elimina exactamente el impuesto al salario, sino que sube el mínimo no imponible para asalariados y jubilaciones al equivalente al valor de 15 salarios mínimos (hoy $ 1.770.000), por lo que en lo inmediato prácticamente dejará de pagar el impuesto la mayoría de la clase trabajadora (quedarán pagando unos 90 mil trabajadores). Sin embargo, si en los años próximos el salario mínimo se actualiza por detrás de la inflación y de la evolución general de salarios, muchos asalariados y asalariadas pueden volver a pagar. El salario mínimo, vital y móvil no es un índice que refleja una evolución real, sino que se acuerda en el Consejo del Salario con la firma de las burocracias sindicales y las patronales. Desde 2015 el poder adquisitivo del salario mínimo cayó casi 35 puntos, en la actualidad es de apenas $ 118.000.
Asimismo, otro de los puntos críticos del proyecto es que se eliminan todas las deducciones a los asalariados como existen hasta ahora (por ejemplo, por hijos a cargo o por el pago de un alquiler), y no incluye a los profesionales y pequeños comerciantes autónomos en la suba del piso no imponible. El Gobierno anunció que enviará un proyecto contemplando esta última situación, pero hasta el momento los trabajadores independientes quedan excluidos de las modificaciones y seguirán pagando el impuesto con un piso mucho más bajo.
La diputada Myriam Bregman enfatizó que desde el Frente de Izquierda siempre se sostuvo que "el salario no es ganancia" y defendió el proyecto de la izquierda de eliminar directamente la cuarta categoría para asalariados de convenio y jubilaciones. En su intervención dejó expuesto el sentido electoral de la propuesta al remarcar la pérdida brutal de poder adquisitivo que vienen teniendo lo salarios bajo el actual gobierno del Frente de Todos. Los trabajadores informales son los que más vienen perdiendo en el ajuste acordado con el FMI, su poder de compra cayó más del 42 % desde 2016.
Desde Juntos por el Cambio, el diputado Luciano Laspina defendió el impuesto al salario, denunció que esta modificación sería "inflacionaria" e irresponsable porque incrementa el déficit fiscal y presentó un dictamen de minoría en rechazo a las modificaciones en Ganancias para la cuarta categoría. "En un país al borde de la hiperinflación, esto equivale a emitir un cheque de $ 1.250.000 para los 800 mil trabajadores con los salarios más altos de la Argentina. Esto demuestra que es una concesión a los jerarcas sindicales, un conjunto de dirigentes que ya no representan a los trabajadores", afirmó. No se le escuchó a los diputados de este bloque emitir ninguna preocupación cuando la rebaja de impuestos favorece a los empresarios, "en ese caso sí: ahí no hay problema de déficit, cuando es el bolsillo los trabajadores les agarran todas las ganas de cuidar las arcas del Estado", le respondió Bregman.
A su turno, el autodenominado "liberal libertario" Javier Milei aprovechó para exigir, en un tono mucho más moderado de lo habitual, una rebaja de impuestos a las grandes empresas y un recorte del gasto público, y para tirarse especialmente contra Juntos por el Cambio: "Les recuerdo que le aprobaron el Presupuesto con déficit fiscal, que es inmoral, le han avalado la locura del FMI o han hecho leyes ustedes mismos como la ley de Góndolas o de Alquileres, que son ataques directos al derecho de propiedad".
"Al revés del diputado preopinante Javier Milei, nosotros creemos que sí hay que meterse con los banqueros, con las cerealeras, con los que se la vienen llevando en pala. Él recién acá esbozó una teoría del derrame que, si vos le sacas impuestos y le das muchas concesiones a los de arriba, eso en algún momento va derramar y vamos a estar todos felices cantando por la pradera. No es así, ya hubo un gobierno que sostuvo eso fue el menemismo y hundió nuestro país, y la clase trabajadora salió mucho peor de lo que entró a esos gobiernos peronistas, que llevó adelante Carlos Menem y Cavallo otro ídolo del diputado preopinante", no tardó en retrucarle la diputada y candidata a presidenta Myriam Bregman.
Mientras se llevaba a cabo la sesión en Diputados, afuera del recinto se realizó una movilización de la mesa sindical "El salario no es ganancia", que integran distintos gremios alineados con el oficialismo tanto de la CGT como de las CTA. Una actitud que coincide con la que tomaron los principales dirigentes de ambas centrales, que acompañaron a Massa en el anuncio del proyecto mientras vienen dejando pasar todas las medidas de ajuste y ataque a los salarios.
La discusión del impuesto sobre el salario está atravesado por la política coyuntural del Gobierno, y en particular de Massa, que busca con estas medidas ocultar el ajuste que viene llevando adelante y revertir así en algo la pérdida de votos. Así también, apartan de la discusión el ajuste que nuevamente planean aplicar el año que viene para cumplir con el Fondo y los pagos de deuda. En el proyecto de Presupuesto 2024 ya adelantan otro fuerte recorte en partidas sociales, Salud, Ambiente, Cultura, Mujer, entre otros.
En agosto el índice de inflación promedio alcanzó el histórico aumento de 12,4% mensual, un massazo a los salarios y las condiciones de vida de la clase trabajadora. Mientras el Gobierno orientó toda la economía a cumplir con el FMI validando la deuda odiosa de Macri, los trabajadores transfirieron al gran capital unos U$S 70.000 millones, según estimó el Centro CIFRA, que se suma a otros U$S 31.000 millones transferidos durante el macrismo.
Es necesario patear el tablero que favorece a la casta de empresarios, en la que no hay grieta entre Bullrich, Milei o Massa en pagarle al FMI. La izquierda propone un camino contrario: reducir a 6 horas la jornada laboral y repartir las horas de trabajo para unir a la clase trabajadora entre aquellos que hoy tienen un trabajo con derechos y entre aquellos que no lo tienen para crear 1,2 millones de puestos de trabajo con derechos, rechazar el ajuste y el acuerdo con el FMI.