Las giras han sido presentadas como reuniones para promover el desarrollo igualitario de la región y la integración de América Latina, pero sobre todo implementa discursivamente la idea de que el gobierno de México quiere generar un ambiente de apoyo mutuo en el subcontinente latinoamericano.
En esta ocasión se reunió directamente con otros dos representantes de los llamados gobiernos progresistas, el presidente colombiano Gustavo Petro y el presidente Gabriel Boric, quienes ven en el gobierno mexicano un referente político debido a su fortaleza y popularidad.
Todos estos gobiernos se caracterizan por haber ganado las elecciones con una retórica que recuperaba parte de las aspiraciones democráticas de las mayorías de los países que gobiernan, hablando de cambios y mejoras para las mayorías, e incluso distanciándose de palabra del imperialismo, sin embargo, en los hechos han mantenido la supeditación económica y política a los mandatos de Washington.
Por esto mismo es necesario detenernos en los motivos y acuerdos a los que se llegaron durante esta visita
Cooperación, solidaridad y … ¿Subordinación?
En la primera parada de esta gira, según las declaraciones públicas que hicieron los mandatarios mexicano y colombiano, se abordarón temas como la migración y el combate al narcotráfico. Así mismo, de algo que denominaron “desarrollo con igualdad”.
Sin ninguna sorpresa, el presidente Petro afirmó que en cuanto el tema de las drogas, comparten puntos de vista e incluso enfoques al respecto, aunque dicen que sus gobiernos abordan el tema desde un punto de vista sanitario, las medidas autoritarias y el uso de militares en las labores de seguridad pública es una constante hace décadas, tanto en los viejos gobiernos de derecha de ambos países, como en los nuevos gobiernos progresistas.
De hecho, la política de “guerra contra las drogas” tal cual esta pensada e implementada en la actualidad, es un designio de la Casa Blanca desde hace décadas, y que tanto en Colombia como en México ha tenido consecuencias atroces. Concretamente en nuestro país desde le aumento de los feminicidios, hasta masacres como Ayotzinapa, Tlatlaya o la Guerra sucia. Fortalecer a las fuerzas represivas nunca ha tenido como consecuencia una mejora en la vida del pueblo trabajador, por ende, de institucionalizar la militarización como ha pasado en ambos países nada bueno podemos esperar.
En Chile, López Obrador participó de los actos conmemorativos del 50 aniversario del golpe militar de Pinochet, donde junto a Boric, se pronunció en defensa de la democracia y reivindicó a Salvador Allende a quien llamó un “apóstol de la democracia”. Llama la atención la referencia religiosa, mientras en México se vive una disputa entre el gobierno y la derecha por la laicidad de la educación.
Todo esto, mientras el cuerpo de Carabineros de Chile -policía militarizada- reprimía la marcha en conmemoración de lxs asesinadxs y desaparecidxs en dictadura, justo afuera del recinto donde se celebraba la ceremonia. Esto con el objetivo de impedir que se expresaran las posiciones que cuestionan por izquierda al gobierno del Frente Amplio y el Partido Comunista.
Sin embargo, en el acto se encontraban la expresidenta Michelle Bachelet y el infame Sebastián Piñera, en un acto que habló abiertamente contra Pinochet y del golpe militar afectuado desde las cúpulas militares chilenas aliadas a EEUU, pero que no cuestionaba la continuidad política de ese golpe en los proyectos de varios de los asistentes.
Al finalizar, todos los antes mencionados firmaron el llamado “Compromiso de Santiago”, en el cual refrendan su compromiso por mantener y defender la democracia, mientras que presumen continuarán con el Estado de derecho —el cual garantiza los negocios capitalistas— y buscarán implementar medidas contra cíclicas en pos de acabar con las desigualdades. Claro, sin tocar las ganancias capitalistas.
Este documento fue suscrito también, por el presidente Pedro Sánchez del Estado Español, Lula da Silva de Brasil, Guillermo Lasso de Ecuador, entre otros funcionarios que se reclaman a sí mismos “progresistas”.
Sin embargo, en el tema de la cooperación económica, o del llamado “desarrollo con igualdad”, poco o nada se clarificó a que se refiere, pero nos podemos imaginar las directrices generales, si este proceso diplomático tiene en la agenda las principales preocupaciones del gobierno de EEUU y ha tenido la tutela y aprobación del segundo mayor inversor de América Latina, España.
Retórica progresista, unidad regional y el imperialismo
América Latina siempre ha sido una región clave para los imperialismos occidentales, y sobre todo para Estados Unidos. En la actualidad ese papel se ha redoblado tras el intento de China tener mayor injerencia en la zona, lo que es una afrenta directa al poder del gobierno de Biden.
Para esto, México, a pesar del discurso del presidente, ha tomado un papel muy importante como correa de transmisión de los planes económicos y políticos de los norteamericanos, para lo cual, la primera gira por Centroamérica y el Caribe ya tuvo un primer avance, y en esta segunda gira, buscar asegurar la unidad en la zona.
Las charlas sobre migración, pese a que dicen buscar soluciones estructurales, en realidad busca detener a toda costa el flujo migratorio, como ya ha hecho durante los últimos 5 años el gobierno de López Obrador con la Guardia Nacional. Por supuesto, parte de las propuestas han sido replicar el programa "Sembrando Vida", que apenas da 6 mil pesos mensuales a campesinos. | 
