Lo que está en juego en las elecciones de Uatre es algo elemental, votar libre y democráticamente a sus representantes. Sin embargo la Uatre Nación y Ledesma pelean contra este derecho. ¿Por qué tanta saña?
La seccional de Uatre Ledesma 877 es democrática, realiza asambleas donde deciden las y los trabajadores los pasos a seguir ante cada tema o reclamo. Un sindicato que eligió por primera vez delegados por cada sector que ha dado más fuerza a las y los trabajadores, un sindicato que está abierto todos los días para recibir a los trabajadores, escuchar sus problemas, buscar soluciones, cuestión que antes de la llegada de la lista Celeste no existía. Esto es un cambio grande y expresa un proceso profundo de reorganización de un sector de los trabajadores más sacrificados del país. Algo que no solo ocurre en Jujuy. También en Tucumán donde en los últimos años los autoconvocados rurales hicieron paros duros con cortes de ruta frente a la voracidad de las patronales y los gobiernos cómplices. También en Salta con los autoconvocados de la vid que con paros y cortes lucharon como no sucedía desde hace tiempo. Y desde el año pasado recuperaron su gremio (que no pertenece a Uatre). Todos estos cambios a favor de los trabajadores están en el radar de la Uatre nacional y de las patronales. Por eso, para ellos, mejor es hacer fraude y frenar, a que la organización y conciencia de los trabajadores se siga desarrollando. Ahí ven un peligro.
El secreto de la naranja y el limón
Y siempre hay algo más de fondo. No quieren que sigan levantando la voz uno de los sectores más oprimidos y explotados de la clase obrera argentina. Burocracia y empresa buscan que no se sepa quiénes son los que producen la riqueza trabajando la tierra y sobre todo que levanten cabeza. Ellas y ellos son los y las cosecheras, de cultivo y el empaque. Que nadie los vea aunque sean un millón en todo el país. Que todo el mundo piense que de la tierra salen los frutos, los alimentos, sin el enorme trabajo que los y las rurales. Y que bajen la cabeza y acepten las condiciones de trabajo y de vida que imperan en el campo. Aquí en Jujuy el trabajo infantil es un hecho, pero no solo eso. El trabajo temporario cae con todo su peso sobre la mayoría de los rurales. Son pocos quienes tienen el derecho a trabajar todo el año. A veces 5 meses bastan para que se realicen las tareas y ya no son más necesarios. A hacer changas o migrar lejos de su familia. El trabajo a destajo rige aún, en pleno siglo XXI. Los salarios son bajos. No es difícil imaginar los resultados de ese "combo". En los meses de trabajo, se necesita juntar lo máximo posible. El bajo salario empuja a tener que trabajar más horas. El trabajo a destajo presiona con dolor sobre el cuerpo de los y las trabajadoras para que se lleven algo más antes del fin de la temporada. Los ritmos se hacen más fuertes. Lo que se levanta es de más peso. El que paga todo esto es el cuerpo de los y las rurales. Para no hablar del tabaco, sometidos agrotóxicos que generan enfermedades.
El kirchnerismo hizo modificaciones a la ley que rige el trabajo en el campo. Ahora la ley 26.727 incluyó la figura del trabajador "permanente de prestación discontinua". Ahora no hay despidos cada seis meses. Se mantiene la relación laboral pero no se trabaja todo el año, ni mantienen la obra social. Claro, lo que no se trabaja no se cobra y tampoco computa para la jubilación y la indemnización. Hemos visto trabajadores despedidas luego de estar 20 años al servicio de Ledesma y cobrar una indemnización como si hubiera trabajado 8 años. Esto es todo lo que llegó a cambiar "la década ganada" para los trabajadores rurales junto con un plan de interzafra que es menos que un plan social, que cubre tres meses y no a todos los rurales. Este “respaldo legal” no aplica para los miles que trabajan en negro o están tercerizados como es en el caso de Ledesma.
En el caso de la empresa Ledesma está en Libertador General San Martín. Un gigante con 140 mil hectáreas. Controla las aguas y es dueña de todo, hasta del nombre de la Ciudad a la que todos reconocemos como Ledesma, aunque este sea el departamento y no la ciudad. Nadie se confunde. Si pedís ir a Ledesma, vas a Libertador sin que nadie diga nada. La empresa se dedica al cultivo de cítricos, a su uso para jugos y aceites. La caña se usa para el azúcar y son líderes en ese producto y que lo remarcan sin piedad. Este año subió su precio cerca de un 275 %. De la caña también sale el insumo para el papel donde también son líderes. El 50% del mercado de cuadernos y el papel para resmas son producidos por Ledesma. De allí sale también el biodiesel. Los restos de la producción se usan para alimentar la energía de la propia planta.
El bagazo, es el sobrante queda acumulado en una gigantesca montaña que emana un olor insoportable que se propaga sobre la ciudad y la población, generando enfermedades respiratorias en todo el pueblo. Ledesma contamina el aire y las aguas. Y no paga impuestos municipales. Cuando un intendente quiso cambiar esto, fue desaparecido y de esa forma se restableció que una fábrica en medio de una ciudad no se encuentra dentro del ejido urbano, por más que está a algunas cuadras de la Plaza Central. Nadie quiso tocar esta aberración que condena a la ciudad y al pueblo a no tener obras y a que miles no tengan vivienda y se hagan asentamientos que son hostigados. La UCR y el PJ local siempre les rinden homenajes a los Blaquier en sus “misas” de principio de zafra y dejan que esta estafa siga.
En el fondo de la planta se levanta una mansión llamada "La Rosadita" por su similitud con la Casa Rosada. Los Blaquier, sus dueños, ganaron con esta empresa este año 13.500 millones de pesos. Hay quienes quieren mantener esta situación. Empresas millonarias que basan su fortuna en el esfuerzo inenarrable de miles de trabajadores sin derecho a casi nada.
Se levantó la voz de los de abajo
La Uatre de Ledesma levantó una voz contra todo esto. A la Uatre Nacional no le gusta, acostumbrados a callar, no quieren que nada contraste. Por eso la proscripción y el intento de fraude. Y por eso mismo es importante que el fraude no se consume. Los rurales pelearon por paritarias este año, hicieron asambleas, decidieron si aceptaban o no. Fueron parte de la lucha del pueblo de Jujuy contra la Reforma de Morales y el PJ junto a docentes y municipales de la propia ciudad, apoyando a las comunidades. Un ejemplo. En esa unidad está el germen de lo que puede cambiarlo todo. Eso es lo que quieren impedir los dueños del poder económico y político. Para nosotros es una pelea enorme que vino para quedarse. Se trata de la tarea de ayudar a poner en pie a este sector castigado pero que mostró su voluntad de lucha. Junto con ellos, los azucareros que también trabajan para Ledesma, son un sector de gran importancia porque están dentro de la propia empresa y generan también gran parte de las riquezas. Al igual que los rurales, ellos buscan la forma de conquistar una organización democrática y sufren los ataques de Ledesma que es parte activa y necesaria de este intento de fraude.
La defensa de la Uatre Ledesma, de los rurales y azucareros, es una pelea que vino para quedarse. Planteamos una salida para ellos, que hemos discutido con los y las rurales y que hace un año presentamos con compañeros y compañeras de distintas partes del país en el Congreso. Allí explicamos que se necesita una verdadera reorganización de la producción para que se produzca en esas tierras lo necesario para que se trabaje todo el año y que la producción se organice en función de las necesidades sociales. Ningún poder más que la sed de ganancias de Ledesma y los monopolios, dispuso que allí se deban producir solo cítricos, caña y tabaco. Eso será lógico y beneficioso para un par de empresarios pero no para las grandes mayorías. Hace falta imponer el control de los y las trabajadoras sobre la producción agraria para garantizar esto. No vendrá de la mano de las empresas. Hemos convertido en proyecto de Ley a esta salida para darle mayor visibilidad pero sabemos que un cambio así de fondo vendrá de la lucha de los rurales.
En ellos y ellas además está parte de la fuerza que puede cambiar todo realmente desde abajo. Tienen la fuerza para darlo vuelta todo. Para cambiar las cosas de raíz, como se hace en el campo con todas las cosas. Su defensa y el apoyo a su organización es una tarea que debe tomar en sus manos todo sector clasista del país. Una bandera de lucha por quienes trabajan la tierra y quieren conquistar sus derechos. Con ellos y ellas estamos. | 
