La organización de derechos humanos afirmó: "El fósforo blanco, que puede utilizarse para marcar, señalar y oscurecer, o como arma para provocar incendios que quemen a personas y objetos, tiene un importante efecto incendiario que puede quemar gravemente a personas y destruir estructuras, campos y otros objetos civiles y dejar los alrededores en llamas. El uso de fósforo blanco en Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, magnifica el riesgo para los civiles y viola la ley humanitaria internacional de prohibición de exponer a los civiles a riesgos innecesarios" .
La directora de Human Rights Watch (HRW) para Medio Oriente, África del norte y las oficinas de Beirut a su vez declaró que "Cada vez que se utiliza fósforo blanco en zonas civiles pobladas, se plantea un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida (...) puede quemar casas y causar daños atroces a los civiles" .
Los videos de Gaza, con los que cuenta HRW, fueron enviados por algunos gazatíes a los que entrevistó y que afirmaron haber visto fuertes explosiones en el cielo y luego ver caer líneas blancas. Luego la organización confirmó que esos videos eran reales y que fueron filmados en cercanías del puerto de Gaza, esos videos están fechados el 10 de octubre de este año, un día después también recibieron videos del sur del Líbano: "cada uno muestra proyectiles de artillería de fósforo blanco de 155 mm"
Estas bombas son hechas a partir de una aleación de tungsteno, pequeñas partículas de níquel y cobalto. Cuando estallan, las partículas se desintegran en un polvo que cae con el efecto de una metralla. Las bombas de fósforo tienen sustancias químicas, que son tóxicas y que se encienden al exponerse al oxígeno de la atmósfera, a temperaturas que estén por encima de los 30ºC y mientras estén en contacto con el oxígeno, seguirán ardiendo y pueden quemar a las personas, térmica y químicamente, hasta los huesos, porque es muy soluble en grasas y, por tanto, en la carne humana. El fósforo blanco está prohibido internacionalmente como arma, según lo acordado en el Protocolo III de la Convención de Armas Convencionales de 1980, no solo por lo letal, sino por el enorme sufrimiento que causa al entrar en contacto con las personas. El Líbano adhirió a este protocolo en 2017, Israel nunca lo ratificó.
Ahora los habitantes de la Franja de Gaza, no solo soportan el bloqueo israelí que ya les cortó el agua, la energía y prohibió el paso de camiones con alimentos -hasta amenazó con bombardear camiones egipcios que atravesaran el paso fronterizo de Rafah, el único que conecta Egipto con la Franja-, ya hay más de 1500 gazatíes asesinados por las bombas (incluidas 500 niñas y niños) y miles de desplazados. El Estado de Israel está destruyendo la infraestructura que queda en pie en Gaza (luego de los anteriores bombardeos de 2021 y de este mismo año), además de privar de alimentos y agua a los palestinos, ahora busca quemarlos vivos con las bombas de fósforo blanco. Crímenes de guerra del sionismo que son avalados por países imperialistas como Francia, Alemania y Estados Unidos.
Este último jueves Netanyahu recibió la visita de Antony Blinken, el Secretario de Estado estadounidense, que ratificó el absoluto apoyo al Estado de Israel. Un apoyo que se cuenta en millones de dólares que financian armas para el ejército más poderoso de la región, incluido su sistema de defensa, llamado domo de hierro.
El Estado de Israel continúa, y busca reforzar, la limpieza étnica sobre palestinos y palestinas, que ya lleva décadas.
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