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La Izquierda Diario
30 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Los Verdes alemanes: los amigos sionistas e imperialistas de Yolanda Díaz
Roberto Bordón | @RobertoBordon13

El ecoliberalismo alemán se ha posicionado a favor del régimen israelí y hace años que se sumó a posturas pro-OTAN. Hace pocos días pusieron en la fachada de su sede de Berlín una inmensa bandera de Israel con un mensaje de apoyo hacia su gobierno. Son Los Verdes alemanes, uno de los principales aliados europeos de Yolanda Díaz, líder de Sumar.

Bandera de Israel en la fachada de la sede de Los Verdes en Berlín, Alemania.

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Los Verdes alemanes, el partido que históricamente buscaba representar al movimiento ecologista en Alemania, lleva décadas protagonizando un visible giro a la derecha. Desde el ascenso al poder en el partido por parte de los llamados “realistas”, la organización ecoliberal pasó del pacifismo burgués a la más ardiente defensa del imperialismo alemán y la OTAN, entre otros giros a la derecha.

Los últimos episodios en esta derechización han sido el planteamiento de posturas xenófobas respecto a la inmigración que recuerdan a la derecha más rancia y el posicionamiento a favor del régimen genocida de Israel. Quizás, animados por esta carrera hacia la falta de principios y la búsqueda de votos es por lo que Yolanda Díaz y Sumar ha protagonizado recientemente actos a nivel europeo con este y otros grupos, afirmando que son los aliados necesarios para “construir un bloque social con el que lograr la justicia social y climática”.

Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores y referente de Los Verdes alemanes, fue una de las primeras autoridades teutonas en mostrar su solidaridad con el Estado de Israel tras la acción de Hamas el pasado el pasado 7 de octubre, antes incluso que Olaf Scholz, canciller alemán, afirmando que los “crímenes abominables” que se habían producido avalaban el “derecho a defenderse de Israel”. Un eufemismo con el que desde entonces se ha justificado el nuevo episodio de genocidio que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza. Por si faltaban señales, la sede de Los Verdes en Berlín ha colocado una inmensa bandera del régimen israelí con un mensaje de apoyo hacia su gobierno. Un símbolo que resume bien quienes son los nuevos aliados de Díaz, pero que en realidad no sorprende si se estudia brevemente la trayectoria reciente de este partido en integración al estado imperialista alemán. Veamos.

Ya en los 90, los antiguos pacifistas abandonaron su antigua postura anti-OTAN, cuando a cambio de entrar en su primera coalición de gobierno con el SPD, el por entonces líder de Los Verdes y también ministro de Exteriores, argumentó a favor de la participación militar de Alemania en Yugoslavia del lado de la OTAN. Posteriormente, esta postura se repitió con relación a la intervención de tropas alemanas en la invasión de Afganistán en 2001. Esta tendencia siguió avanzando sin pausa, hasta llegar al escenario de 2022, cuando ante la guerra de Ucrania Los Verde fueron el sector del gobierno de coalición alemán que más presionó por enviar armas pesadas a Ucrania, incluyendo tanques Leopard. Pocos meses antes, en septiembre de 2021, precisamente Annalena Baerbock había hecho campaña en contra de la exportación de armas y armamento a zonas de guerra. Pero la ministra de Asuntos Exteriores es flexible en principios y por ello no dudó en afirmar después de que apoyaría el envío de armas, aunque sus votantes la dejasen de lado.

Los Verdes son también el grupo ecologista que abandonó su promesa histórica del cierre de centrales nucleares en y promovió la puesta en marcha de centrales de carbón (las más contaminantes), porque así lo demandaba la crisis energética generada por la guerra. Su agenda ecologista no ha sido más que una impostura para encubrir su verdadera agenda, la del imperialismo alemán y la OTAN.

Del mismo modo, la defensa de la justicia social de Los Verdes alemanes ha sido pura retórica que se ha hecho añicos cuando buena parte de la opinión pública alemana ha girado hacia la criminalización de los migrantes -como ocurre en muchos estados europeos-, ante lo cual los ecoliberales se han sumado con bombos y platillos a la campaña contra la inmigración.

Visto este prontuario, no sorprende la afinidad y confluencia que hay entre la organización alemana y el neorreformismo español, ahora consolidado en la marca Sumar. Ambos grupos priorizan su integración en el estado burgués como la guía de su acción, flexibilizando principios e ideas a dicha estrategia y haciendo malabares entre lo discursivo y las acciones y acuerdos que se toman. Ambos se posicionan como aspirantes más jóvenes y eficaces en la gestión de las instituciones capitalistas, frente a un desgaste de las viejas burocracias de los partidos tradicionales, pero con el objetivo de ser mejores gestores de los intereses imperialistas de sus estados y sus propias burguesías.

Si Los Verdes pueden proclamar abiertamente su simpatía por el régimen genocida de Israel, Sumar permanece en una posición ambigua a nivel comunicativo, mientras su Gobierno financia y hace acuerdos comerciales, militares y políticos con ese mismo régimen. Si Los Verdes piden tanques para Kiev, Sumar dice que mandar armas a Ucrania es un compromiso porque deben cumplir pactos de Estado, como afirmaba Enrique Santiago, secretario general del PCE. O se muestran orgullosas de que la Cumbre de la OTAN se haga en Madrid y les dejen participar, como afirmaba Rita Maestre de Más Madrid. Si Baerbock hace declaraciones antinmigrantes en Alemania, el PCE justifica el envío del ejercito a Ceuta y la masacre de inmigrantes en las fronteras españolas.

Las diferentes marcas y proyectos políticos que representan tanto el neorreformismo español de Díaz como el ecoliberalismo de Baerbock, no son más que el viejo proyecto de integrarse en las instituciones capitalistas a cambio de vagas promesas de reformas cada vez más vacías. En este último caso, los votos se logran pagados con la sangre palestina, un pueblo al que las distintas fuerzas de la socialdemocracia europea han dado la espalda a cambio de mantener prebendas, cargos institucionales y acuerdos políticos con los que mantener viva la posibilidad de convertirse en respetables “hombres y mujeres de Estado”.

 
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