Se desinfló el dólar ¿Cuánto dura? FMI, desequilibrios y cuentas pendientes. Columna de economía de El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos, 89.9. En texto y video.
El resultado electoral trajo cierta tranquilidad en los “mercados”. La bolsa porteña, luego de arrancar con un retroceso el lunes, los dos últimos días se recuperó, como festejando a Massa. También el dólar “blue” se desinfló. Hoy cerró a $980 para la venta, luego de haber alcanzado un máximo histórico de $1.100 este lunes 23/10.
Estos movimientos en las cotizaciones de los activos financieros y del dólar dan cuenta que las cotizaciones previas a las elecciones tenían incorporado, en cierta medida, un resultado electoral más favorable a Javier Milei.
En particular, el dólar “blue” y las otras cotizaciones paralelas habían subido debido a la búsqueda de la divisa estadounidense, de manera preventiva, que se registró previo a las elecciones.
Este movimiento tuvo lugar frente a la posibilidad de una dolarización, de un cambio en el régimen cambiario, que vendría de la mano de un Javier Milei triunfante. Esta posibilidad se debilitó una vez conocido el resultado del domingo.
Estos días se observa cierta calma en el frente cambiario. El gobierno, en un contexto de reservas netas del Banco Central en terreno negativo, consiguió, desde la semana pasada, algo de aire con la activación del segundo tramo del “swap” con China, por un monto de U$S6.500 millones, mayor a lo que esperaba previamente.
También con la licitación de los servicios del 5G consigue el ingreso de dólares al Banco Central. Además, Sergio Massa otorgó un dólar diferencial para todas las exportaciones de bienes y servicios, que durará hasta el 17 de noviembre. De esta forma, espera que ingresen divisas a la entidad monetaria. Se trata, una vez, más de una devaluación encubierta en el frente exportador.
Esta calma es circunstancial. El camino hasta el balotaje del 19 de noviembre está plagado de incertidumbre. Y no se pueden descartar nuevos cimbronazos o jornadas de estrés cambiario y en la bolsa.
Esto es así, no solo por la posibilidad de un eventual triunfo de Javier Milei, que hoy está más lejano que la semana pasada de conquistar la presidencia, sino también por las decisiones que se espera pueda tomar Sergio Massa si triunfa.
Las últimas semanas se vio una de las caras de Sergio Massa: trató de llevar buenas a la clase trabajadora con la devolución del IVA, el aumento del piso para el Impuesto a las Ganancias aplicado al salario, los bonos para informales y adultos mayores; congelamiento de tarifas, entre otras medidas.
Esas medidas buscaron disimular el ataque al poder de compra del salario que implicó la aceleración inflacionaria causada por la devaluación posterior a las PASO de agosto.
Pero, para diciembre, si el ministro candidato resulta elegido presidente, tendrá que volver a mostrar su verdadera cara: volverá a ser el ministro de un ajuste terrible, el que llevó adelante un recorte de gastos que Martín Guzmán soñó y no pudo llevar concretar.
Para recordar: entre julio de 2022, cuando renunció Guzmán, y junio de 2023, el ministro candidato acumuló doce meses consecutivos de recorte del gasto primario.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, para el mes de septiembre, incluso contabilizando el aumento del gasto para el período electoral, se verificó un recorte del gasto primario que fue del 5,5% en el acumulado anual, medido en términos reales (es decir, descontada la inflación).
Las caídas más pronunciadas se observaron en asignaciones familiares (-27,4% en el acumulado del año a septiembre), en subsidios energéticos (-24,1%), cuya contrapartida fueron los tarifazos, y en programas sociales (-12,6%). Las jubilaciones pagadas por ANSES cayeron 4,4% en el acumulado del año a septiembre.
El relativo éxito electoral que exhibió Massa como candidato en el resultado del último domingo contrasta con su fracaso como ministro. Una variable ilustra bien ese fracaso: la inflación va a terminar el año en alrededor del 180 %. La inflación va a reanimar la presión devaluatoria para el período de recambio presidencia.
De hecho, todo analista económico evalúa que el tipo de cambio oficial quedó atrasado frente a la inflación.
En este contexto, todo indica que luego del 10 de diciembre un Massa presidente intentará un programa de estabilización.
En general, estos planes comienzan con una devaluación, ajuste de tarifas y algún intento de acuerdo para la contener la evolución de salarios y precios. Aunque aparece bajo la forma de un acuerdo, este tipo de política siempre se hace en detrimento de la clase trabajadora, en particular de sus salarios.
Massa también querrá acercarse al “déficit cero” el año próximo: este fue el sueño eterno del neoliberal Domingo Cavallo. Esa perspectiva de ajuste está escrita en el Presupuesto que Massa presentó en el Congreso.
En estos términos, Massa aparece al día de hoy como el candidato más previsible. La pregunta es ¿previsible para quién?
No quedan dudas que será previsible para el gran empresariado que sabe que el ministro seguirá honrando una deuda externa fraudulenta y continuará sometido a los mandatos del FMI, que es una máquina de generar pobreza.
