Este lunes durante la inauguración de la Ofrenda Monumental de Día de Muertos en la CDMX, el actual jefe de gobierno capitalino habló de las tradiciones de las antiguas religiones del Anáhuac y aseguró que los gobiernos democráticos de la ciudad llevan a cabo estas tradiciones y este año las dedican a Pancho Villa y a quienes construyeron la División del Norte.
No es el primer acto que realiza el funcionario en conmemoración del pasado indígena y que va en sintonía de un discurso que ha sido característico del gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación con otros gestos como el paso del “bastón de mando” por parte del presidente o la intención de construir la escultura de una mujer indígena en la antigua Glorieta de Colón en la CDMX por Claudia Sheinbaum.
El pasado 12 de octubre, aniversario de la conquista que el gobierno ha denominado día de la "Resistencia Indígena", el jefe de gobierno renombró la estación del metro “Glorieta Colón” del metrobús de la línea 7 con el nombre de Amajac, “como un esfuerzo por transformar el significado de símbolos coloniales y reivindicar la memoria histórica de las comunidades indígenas de la Ciudad de México”
Esta exaltación del pasado indígena contrasta radicalmente con la política que el gobierno de Claudia Sheinbaum, ahora a cargo de Martí Batres ha venido teniendo con los pueblos originarios en la capital del país.
Batres contra la Casa de los Pueblos
Como dimos cuenta en este diario, el pasado 16 de octubre la comunidad otomí que desde el 2020 mantiene dicha ocupación, fue sorprendida de madrugada con cientos de granaderos bajo la orden del ahora gobernador de la capital, Martí Batres. En un comunicado conjunto, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Consejo Nacional Indígena (CNI) relatan las vejaciones de las que las y los otomíes fueron víctimas.
“Un hombre de 28 años recibió fuertes golpes en el cuerpo y fue herido con un escudo en la frente provocando una lesión profunda que requirió sutura; un adolescente de 17 años fue atacado por un grupo de cinco granaderos quienes lo patearon y golpearon causando inmovilidad de una de sus piernas; una niña de trece años fue golpeada por tres granaderos hombres quienes le patearon la cabeza provocando que se desmayara; una adolescente de 18 años fue empujada por un elemento con un escudo, provocando que se cayera”, para después ser golpeada y pateada por ocho granaderos.
Además dos mujeres de la tercera edad fueron aventadas al piso y golpeadas por más granaderos al igual que una persona que se encontraba documentando la represión, a quien además le esguinzaron un dedo y rompieron su cámara.
Denuncian también que unas horas después del intento de desalojo llegaron seis motociclistas que dispararon contra la comunidad otomí y quienes habían llegado a la Casa de los Pueblos a solidarizarse.
Pueblos y barrios de la CDMX contra el PGOT
Después de declarar que “el 12 de octubre concita y convoca a la lucha por la reivindicación de nuestra historia, de nuestro pasado glorioso y de nuestras raíces, frente a la que fue una guerra de conquista”, Batres no solo ordenó la represión y desalojo de la casa de los Pueblos. El 23 de octubre otro operativo de cientos de granaderos encapsuló y agredió a manifestantes de pueblos y barrios originarios de la CDMX.
El Frente por los derechos de la Cuenca del Anáhuac había convocado a los pueblos y barrios originarios de la CDMX a una movilización contra el Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT) y la Secretaría de Pueblos Originarios (SEPI) que bajo el gobierno de Sheinbaum hizo un supuesto empadronamiento y clasificación de los pueblos originarios de la CDMX desconociendo a tres cuartas partes de ellos.
Los integrantes de los pueblos y barrios de la CDMX han denunciado desde que la SPEI que esta atentaba contra sus derechos pues en palabras de Laura Montes de Xochimilco, “ellos no nos deben decir sí somos pueblos originarios o no. Ahora resulta que la SEPI quiere decir quienes son pueblos originarios y quienes no. Como la gentrificación ha entrado a nuestros pueblos, nos quieren cambiar de pueblos a colonias. Por eso es la protesta”.
Después de la creación de esta Secretaría, en diciembre del 2022 Sheinbaum inició el PGOT, con la supuesta intención de regularizar los terrenos y las propiedades de la capital, pero como han denunciado distintas organizaciones y defensores del territorio, por la vía de los hechos lo que hace este programa es otorgar a las empresas inmobiliarias la posibilidad de decidir los usos del suelo además de que avanzó en la regularización de los territorios ocupados por pueblos originarios en la CDMX.
Este recurso de doble discurso frente a las comunidades indígenas y los pueblos originarios no tiene nada de nuevo, ha sido ocupada históricamente por gobiernos de todas las orientaciones políticas en cualquier país con población indígena, incluyendo al PRI que el oficialismo condena enérgicamente.
Después de 500 años de la conquista, el territorio y la autodeterminación siguen siendo las principales demandas de los pueblos originarios en el país. Desde las comunidades zapatistas e indígenas en Chiapas que llevan meses denunciando una situación de creciente de violencia por grupos paramilitares de la mano de la profundización de la militarización en el Estado en el que hay más de 40 proyectos de minería; los pueblos y defensores de la tierra que se opusieron a la construcción del Tren Maya; hasta la propia capital del país donde el hambre de ganancias de las inmobiliarias ha encontrado a su mejor aliado en el mismo gobierno de la ciudad.
Las comunidades, pueblos y barrios originarios del ciudad y el país no pueden depositar ninguna confianza en que el gobierno ni ninguno de los partidos del régimen dará salida a sus justas demandas. Sus únicos aliados pueden ser los millones de asalariados que en la ciudad sufren también el incremento del precio del suelo y los servicios por la gentrificación, las consecuencias ambientales del avance de los megaproyectos extractivistas y que tienen la posibilidad de frenar la producción atacando los intereses de los capitalistas, poniendo ese poder de fuego al servicio de echar para atrás el PGOT, los megaproyectos y el derecho al territorio y a la autodeterminación de los pueblos originarios. |