Este viernes falleció el exvicepresidente de Uruguay y exministro de Economía, el contador Danilo Astori; reconocido líder histórico del Frente Amplio y figura clave del camino de la coalición centro izquierdista para llegar a ser un actor confiable y plenamente integrado al régimen político.
Durante los 15 años de gobierno progresista, fue, junto a Tabaré Vázquez y José Mujica, uno de los actores centrales de esas administraciones, ocupando roles ministeriales, la vicepresidencia del país y su banca como senador.
Danilo Astori, también fue un reconocido intelectual en su campo, la economía, llegando a ser además profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la UdelaR.
En 1972 se convirtió en Decano de dicha Facultad (en su momento el más joven de la historia) ocupando dicho cargo hasta el golpe de Estado de 1973, momento en que la Universidad de la República fue intervenida y varios intelectuales como Astori fueron desplazados de sus lugares.
Durante aquellos años en su juventud, conformó el grupo de técnicos que realizaron los primeros estudios de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE). Reiteró posteriormente su decanato en el año 1989. También tenía una trayectoria internacional en su campo de especialización.
Fundador del Frente Amplio, y dentro del mismo uno de los principales discípulos de su líder político Liber Seregni, se fue convirtiendo en un representante histórico de lo que se dio en llamar seregnismo, es decir el ala moderada de la coalición de centro izquierda. Fue líder y fundador de la agrupación Asamblea Uruguay, desde la cual se candidateó en reiteradas oportunidades para la carrera presidencial
Un hombre del régimen
Para valorar el papel y el lugar que ocupó Danilo Astori en la política uruguaya vale hacer una recorrida por lo que fueron sus posiciones en los distintos cargos de responsabilidad política que ocupó, pero también repasar lo que ha sido la reacción del sistema político uruguayo al conocerse su fallecimiento.
Su propio funeral se realizó con honores de ministro de Estado en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo; el reconocimiento da cuenta del lugar central que Astori ocupó en la gobernabilidad y estabilización del régimen de dominación política del país, en estas últimas décadas.
Las declaraciones del expresidente Julio María Sanguinetti reflejan el “agradecimiento” hacia el líder frenteamplista señalando que fue una figura central “en lo que considero la modernización de la izquierda uruguaya. Es decir, el desarrollo de una compatibilidad entre la economía de mercado, las ideas sociales y el estado de bienestar que hemos tratado de construir”.
El presidente Lacalle Pou tuvo también palabras de elogio al definir a Astori como un “adversario de fuste”, agregando además que “En la vida uno tiene que tener en la vereda de enfrente adversarios para respetar, coincidir, discutir o reafirmar las ideas propias”.
Desde el propio Frente Amplio se reconoció su papel en la construcción del actual modelo socioeconómico; que se comenzó a construir en la dictadura y tuvo su continuidad en todos los gobiernos democráticos posteriores; Fernando Pereira expresó que “significa una gran pérdida para todo nuestro querido Frente Amplio pero también, sin duda, para todo Uruguay de quien fue uno de los pilares fundamentales en la construcción de nuestro medio siglo de unidad y de las transformaciones en el país”.
Astori, garantía de estabilidad
En los años noventa, Astori protagonizó posturas que generaron polémicas a la interna frenteamplista, al ser parte junto con Seregni de los sectores acuerdistas a favor de la reforma constitucional de 1996, algo similar sucedió con la discusión de la regresiva y privatizadora reforma jubilatoria, también durante el gobierno de Julio María Sanguinetti.
Junto con otros dirigentes del Frente Amplio contemporáneos a él, lideró el aggiornamiento creciente de la coalición centro izquierdista, hacia un perfil moderado y “responsable” ante el régimen; hecho que bien se puede observar en su papel durante la terrible crisis del año 2002.
Como recuerda el diario El País fue en 2011 durante la presentación del libro “Al borde del abismo. Uruguay y la gran crisis del 2002-2003”, de Carlos Steneri, cuando Batlle resaltó la labor del entonces dirigente del Frente Amplio durante la crisis. “Le tengo que reconocer públicamente todo lo bueno que hizo para ayudar a esta solución en forma pública. En el momento donde usted tenía el viento del lado de la puerta”, aseguró el exmandatario dirigiéndose a Astori.
Con la llegada del Frente Amplio al gobierno, y durante los 3 periodos consecutivos durante los cuales estuvo al frente del país, Danilo Astori fue el artífice de la moderación y de la confianza que se ganó el FA en los organismos internacionales y el empresariado.
El líder de Asamblea Uruguay se convirtió en una “garantía de estabilidad”, como lo definió el Frente Amplio en 2022, luego de que Astori renunciara a su banca de senador y fue también distinguido en 2018 por la revista internacional Global Markets como el ministro de Finanzas del año en América Latina.
Como ministro de Economía, entre 2005 y 2008, impulsó y asumió la responsabilidad política de llevar adelante las reformas que se realizaron durante el primer gobierno del FA, entre ellas la reforma tributaria de 2007 que introdujo el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Un impuesto sobre los salarios totalmente regresivo que tributan hasta hoy las y los trabajadores.
Su norte en estos años fue generar las condiciones para que los grandes grupos económicos nacionales e internacionales aumentaran exponencialmente sus ganancias (exoneraciones y privilegios a las multinacionales, mantenimiento de zonas francas, subsidios a “inversiones” etc.).
Las mínimas mejoras que llegaron a los sectores populares fueron más bien producto del contexto económico internacional favorable. De hecho cuando esta situación comenzó a cambiar no tuvo mayores inconvenientes en meter mano en los bolsillos de los trabajadores bajando en 2016 las franjas que tributan IRPF para de esta manera aumentar la recaudación.
Lo que los políticos patronales reconocen en la “seriedad” y “responsabilidad” de Astori no es más que sus políticas favorables a los grandes grupos económicos y el mantenimiento de lo esencial del modelo neoliberal construido en la postdictadura; privatizaciones, tercerizaciones, perdidas de conquistas y derechos laborales y bajos salarios. En épocas de vacas gordas (que coincidieron con las administraciones frenteamplistas en las que él estuvo al frente de las decisiones económicas) la salud y la educación estuvieron muy lejos de las necesidades populares.
El legado
Como balance podemos decir que en su rol de intelectual y político, puso su saber al servicio de la estabilidad del régimen político democrático burgués, consolidando el papel de la izquierda “responsable” y moderada, amortiguadora del descontento y el conflicto social.
Bajo su liderazgo fue logrando la integración plena de la izquierda progresista al régimen; este mismo régimen que margina y somete a importantes sectores de la población a vivir en la pobreza y la exclusión social.
En el marco de este injusto régimen social, de esta sociedad dividida en clases sociales donde un puñado se apropia de la riqueza que generan las grandes mayorías, donde crecen las desigualdades y la exclusión social y hasta el propio planeta está en riesgo de existencia producto de la barbarie capitalista ; las palabras del integrante del gobierno Daniel Radío sintetizan en algún sentido el significado político de Danilo Astori: “Permanecerá como un símbolo que negará para siempre la grieta, el discurso de los buenos y los malos, el de ustedes y nosotros”.
Lamentablemente la “grieta” no es una invención sino una realidad que existe como consecuencia del sistema social, negarla o plantear falsas ilusiones de igualdad, termina siendo un favor para que los que nos dominan. Astori, el político, terminó ocupando este papel en la política de nuestro país. |