"Se derrumba una piedra angular esencial de la planificación presupuestaria y financiera del Gobierno", ha declarado el líder de la oposición y presidente del partido conservador Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), Friedrich Merz, en respuesta a la decisión del más alto tribunal alemán. 60.000 millones de euros se han esfumado prácticamente de la noche a la mañana. En 2021, el Parlamento nacional había aprobado esta suma para préstamos destinados a superar la crisis del coronavirus. El dinero no se necesitaba; el Gobierno de coalición de socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y Verdes quería utilizarlo a posteriori para subvenciones a la reestructuración de la economía "respetuosa" con el clima. El Tribunal Constitucional, lo declaró ilegal.
En las primeras ruedas de prensa, el Canciller Federal Olaf Scholz (SPD) y el Ministro de Economía Robert Habeck (Verdes) se mostraron enfáticamente indiferentes. Sin embargo, una semana después, el Ministro de Hacienda, Christian Lindner, del partido liberal "Democrático Libre" (FDP), impuso la congelación de todos los nuevos gastos.
Liberales y conservadores quieren recortar el gasto social
Tras meses de constante fuego mediático contra la ley para cambiar los sistemas de calefacción y contra la política migratoria, la CDU está destruyendo la base de financiación de la coalición del semáforo (por los colores de los partidos que la integran). El Tribunal Constitucional se hace cómplice voluntario. Los jueces argumentan que los préstamos contradicen el freno a la deuda consagrado en la Ley Fundamental. También están en juego otros presupuestos especiales del Estado, ahora podrían faltar varios cientos de miles de millones de euros. Sin embargo, los fondos especiales para el ejército, entre todas las otras cosas, son legales. Los conservadores habían acordado una enmienda constitucional para ello.
No es casualidad que el ataque de la CDU se dirija contra el "Fondo para el Clima y la Transformación". Constituye la pieza central de la política económica del Gobierno del semáforo. 19.000 millones de euros iban a estar disponibles para la renovación de edificios. 12.500 millones de euros estaban previstos para la renovación del maltrecho ferrocarril. La sentencia del Tribunal Constitucional es, por tanto, también expresión de la lucha de poder entre dos alas de la burguesía: la visión del capitalismo "verde" del ministro de Economía Robert Habeck ha sufrido un serio revés frente a la burguesía de los combustibles fósiles, que apuesta por el gas y el petróleo. Otras subvenciones también son cuestionables a raíz de la sentencia: por ejemplo, los 10.000 millones de euros para que Intel construyera una fábrica de chips en Magdeburgo o las subvenciones a la industria siderúrgica, cuya producción debía convertirse de hidrógeno neutro en CO2.
El Ministerio de Economía afirma actualmente que se están cumpliendo los contratos legalmente válidos para las subvenciones. Sin embargo, es muy cuestionable de dónde más saldrá el dinero. El presupuesto ordinario está muy ajustado. En las últimas negociaciones hubo fuertes disputas entre los Verdes y el FDP. El programa básico de protección de la infancia, el proyecto que le da prestigio social a la coalición del semáforo, fue víctima casi por completo de la política de austeridad. El FDP ya ha pedido recortes en los servicios sociales. Y los conservadores quieren recortar los fondos para los desempleados.
Abriendo la puerta al próximo giro a la derecha de la coalición del semáforo
En los últimos meses, la coalición del semáforo ya ha aprobado numerosas leyes racistas en un intento de ganarse el apoyo de los conservadores. Incluso en su retórica, no quedaba nada de una reivindicación humanitaria, seguida de una capitulación total ante la agitación de la derecha. En los últimos sondeos, el 41% de los encuestados se mostraban favorables a la celebración de nuevas elecciones, frente al 32% que estaban a favor de la continuidad de la coalición. La coalición del semáforo aún no está muerta, pero la sentencia del Tribunal Constitucional supone el salto de una crisis encubierta a una abierta.
No le quedan muchas opciones: Las nuevas deudas no serán posibles con el FDP y la derecha fuerte. Sin embargo, cancelar las subvenciones del "Fondo para el Clima y la Transformación" sin sustituirlas podría poner a la industria en una situación difícil. La economía alemana ya se está contrayendo.
Para salvar de algún modo sus planes de financiación, es probable que el Gobierno acepte nuevos compromisos con la derecha. La disputa presupuestaria anuncia más deportaciones, recortes sociales y militarización. El ministro de Defensa, Boris Pistorius (SPD), quiere una "sociedad preparada para la guerra". En materia de armamento y exportación de armas a Ucrania e Israel, el semáforo y los conservadores están muy de acuerdo. Sin embargo, no es seguro que esto pueda salvar al Gobierno. Tampoco se puede descartar una ruptura de esta coalición gobernante. |