Las fuertes lluvias que castigan la región sur de Brasil desde el comienzo de esta semana en los estados de Santa Catarina y Río Grande do Sul, en la región sur de Brasil, provocaron otra catástrofe anunciada.
Como resultado, siete personas murieron y miles quedaron sin hogar en ciudades de esos estados del sur brasileño. En el estado de Río Grande do Sul (RS) hubo 4 muertes, en Santa Catarina (SC) hubo otras 3 muertes y más de 6 mil personas fueron desplazadas.
Según la Defensa Civil de RS, las lluvias y el viento causaron perturbaciones en 138 ciudades del estado, y hasta el momento 63 personas resultaron heridas, 2.653 quedaron sin hogar y 7.527 desplazadas. Más de 194 mil resultaron afectados por fuertes lluvias, inundaciones, vendavales, inundaciones, entierros y una microexplosión ocurrida en la ciudad de Giruá, que terminó provocando la muerte de una mujer.
El Valle de Taquari, en Río Grande do Sul, fuertemente golpeado por un ciclón extratropical a principios de septiembre, también volvió a sufrir las consecuencias del temporal. Hay varias personas sin hogar en las ciudades de Arroio do Meio, Colinas, Cruzeiro do Sul, Encantado, Estrela, Lajeado, Muçum, Roca Sales, Santa Tereza y Taquari.
En el estado de Santa Catarina, Río do Sul se enfrenta a la mayor inundación desde 1983 y el tornado causó daños en la Serra. Actualmente hay 71 municipios en situación de emergencia, 11 de ellos en estado de calamidad pública. Tres personas murieron a causa de las lluvias. Dos en Taió y uno en Palmitos, además de un hombre desaparecido en Praia Grande. Casi 6 mil personas se encuentran sin hogar en el estado.
La tendencia, tanto para Río Grande do Sul como para Santa Catarina, es que, por ahora, las lluvias cedan, aliviando un poco la situación en los estados del sur.
Esta tragedia ocurre mientras el gobierno se lava las manos y sigue una política neoliberal de privatización y precarización de la vida de la población, cuando es necesario brindar asistencia total a las víctimas de los ciclones, que el Estado indemnice a todos los afectados, además de una reforma urbana radical en todas las ciudades, proporcionando la infraestructura adecuada para todos.
La degradación de la naturaleza y de las condiciones de vida y que hace que estos eventos climáticos sean cada vez más frecuentes. No es un desastre natural, es producto del capitalismo. |