El primer ataque de Milei fue directamente dirigido hacia los trabajadores del Estado y hacia las privatizaciones de YPF, Aerolíneas. Entre ellas también circuló en distintos medios de comunicación la posibilidad de privatizar Arsat, empresa estatal estratégica que brinda servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión, que contiene la Red Federal de Fibra Óptica, una estructura anillada de enorme ancho de banda y 38.000 km de extensión lineal que garantiza conectividad a más de 16.300 escuelas (3 mil escuelas rurales), a más de 2 mil centros de salud primario, hospitales, bases antárticas argentinas, etc. No solo es el canal de comunicaciones a lo largo del país que utilizan las empresas privadas de telecomunicaciones, sino que exporta a empresas de EEUU, Venezuela, Chile y Bolivia. Según los medios, uno de sus potenciales compradores sería Carlos Slim, el magnate millonario mejicano CEO de Claro, uno de los hombres que se encuentra entre los 10 más ricos del mundo y que tiene un patrimonio de U$S 93.400 millones según la revista Forbes. Si bien America Móvil, salió a desmentir el supuesto encuentro entre Slim y Milei negando cualquier conversación por la compra de Arsat; rumores van, rumores vienen… lo cierto es que no puede negarse su política privatizadora y que frente a cada cambio de gestión y especialmente durante el macrismo, Arsat sufrió decenas de despidos como en el 2016 a los cuales se respondió con distintas acciones y bloqueos en la ruta 9.
El nombre de Carlos Slim también resuena porque fue parte de los empresarios que tenían como su candidato preferido a Milei. Hace algunas semanas atrás, Sergio Massa había favorecido con la adjudicación de las licencias de 5G principalmente a Telecom-Clarín, aunque Telefónica y Claro no se quedaron por fuera.
Las y los trabajadores de telecomunicaciones tenemos historia en lo que fue el vaciamiento y privatización de la empresa estatal de telecomunicaciones Entel durante los ‘90 con el menemismo, donde 30.000 trabajadores fueron “instados” a tomar el retiro voluntario y jubilaciones anticipadas, pero donde no faltó resistencia del conjunto de los trabajadores, aunque lamentablemente su dirección, entregó la heroica pelea. Las lecciones del pasado nos tienen que servir para preparar mejor los ataques del futuro que no tardarán en llegar.
Organizarnos frente a lo que se viene
Entre los trabajadores de telecomunicaciones, hay mucha incertidumbre por lo que vendrá y miedo frente a los planes del próximo gobierno. Sin embargo, no podemos perder de vista que demostramos nuestra fuerza en la última lucha por salario siendo miles movilizados y organizados en las asambleas. Ese tiene que ser nuestro punto de apoyo, así como también los primeros síntomas de resistencia donde trabajadores estatales, de los medios de comunicación públicos (Radio Nacional, TV Pública, Télam), del Conicet, comienzan a organizarse en asambleas defendiendo sus puestos de trabajo.
Fuerzas no nos faltan, pero para eso necesitamos prepararnos de la mejor forma para esta nueva etapa, partiendo de la reflexión de cómo llegamos hasta acá: el empobrecimiento de más de un 40% de la población, la degradación de las condiciones de vida con el ajuste que aplicó el gobierno peronista actual; y la desmovilización durante años de parte de las conducciones sindicales, de los movimientos sociales oficialistas y de los centros de estudiantes dejando pasar todo tipo de ajuste, generó el caldo de cultivo para que la derecha creciera. Por eso hay que tener en claro que esto no puede volver a pasar, que la relación de fuerzas se construye, y que desde ahora mismo, tenemos que organizarnos desde abajo, y exigirle a la conducción de Foetra y a la Consitel que llamen a estado de alerta y movilización y convoquen asambleas en cada lugar de trabajo, para ir preparando nuestro plan de lucha frente a cualquier tipo de intento privatizador, o de despidos y de ajuste. Es desde ahí que tenemos que proponernos coordinar con los distintos sectores que van a ser atacados como SiPreBA, ATE, Satsaid, aeronáuticos, el movimiento de mujeres y de desocupados y otros. No es momento de quedarnos quietos ni de que nos digan que “hay que dar tiempo”. Somos un gremio estratégico, con un poder de fuego enorme, y nuestra defensa a Arsat y de todos nuestros derechos, tiene que ser irrestricta.
A la CGT y CTA que han desmovilizado todos estos años hay que exigirles que rompan de una vez con la pasividad y convoquen a luchar ahora. Ningún trabajador, trabajadora pueden quedar peleando solos, la unión hace la fuerza. En nuestro país existe una gran tradición en la defensa de los derechos democráticos con la lucha que nos dejaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo o las mujeres de fábricas recuperadas en el 2001, o cuando supimos frenar el 2x1 para los genocidas, o la reforma laboral durante el macrismo y cuando hicimos ley el derecho al aborto con la “marea verde”.
No perdamos tiempo y organicemos esta resistencia para que no avancen sobre nuestros derechos ni que descarguen el ajuste sobre nuestras espaldas. Te invitamos a dar esta pelea junto a la Agrupación Violeta. |
