Ya comienza la cuenta regresiva para el plebiscito de salida del último borrador del proceso constitucional. La actual propuesta refuerza la herencia de la dictadura decretando la privatización de los derechos fundamentales como educación, salud y pensiones, ataca a los trabajadores con la eliminación al derecho a huelga en algunos sectores y cuestiona el derecho al aborto, entre varios elementos. Y es que con el actual borrador se refuerza la constitución de Pinochet y también las reformas que realizó el ex presidente PPD Ricardo Lagos (ícono de la ex Concertación) para mantener las ganancias de los grandes empresarios y la casta política.
Desde distintos sectores de la DC, el PS, partidos del Frente Amplio, el Partido Comunista, partidos políticos extra parlamentarios y organizaciones de los movimientos sociales se han sumado a la campaña “En Contra”. Mediante una declaración conjunta, todos los partidos del oficialismo (Socialismo Democrático, Frente Amplio y el PC) firmaron una declaración conjunta para ratificar su voto en contra a la propuesta de nueva Constitución del Consejo y, además, para anunciar que no impulsarán un nuevo proceso constitucional en caso de que se imponga la opción del oficialismo en la jornada electoral del 17 de diciembre: "Iniciar un tercer proceso constituyente requiere de una reforma constitucional con quórum de 4/7, es decir, se necesitan votos de todos los sectores políticos, incluida la derecha. Desde ya, reiteramos que nuestros votos no estarán disponibles".
Las encuestas de percepción indican que la opción “En Contra” lidera las preferencias, ante un proceso que ha sido completamente ajeno a las demandas y de la participación activa del pueblo trabajador y pobre. Según la Encuesta de B&W del mes de noviembre, el 58% de las personas encuestadas votaría por “En Contra”, mientras que un 42% marca la opción “A favor”. En tanto, la última Encuesta Cadem señala que la opción “A favor” sube a un 38% y el “En Contra” baja a un 46%. Lo cierto es que, independiente de los resultados, el gobierno de Gabriel Boric saldría cuestionado por promover e intentar conducir el actual proceso.
El fracaso del Acuerdo por Chile y la postura del Partido Comunista dentro del gobierno
Hace varios días que comenzó la carrera electoral con los comandos "En Contra" y "A favor", ad portas del nuevo plebiscito que se efectuará el 17 de diciembre. Y es que con la constitución de Kast fuera ya del consejo constitucional, la pelea electoral se encuentra en el centro. Tanto sectores del oficialismo como de la oposición han tomado sus respectivos lugares, en el caso del Partido Comunista se han posicionado en la opción "En Contra", al igual que el conjunto de los partidos de gobierno. Pero lo determinante no es solo la posición del voto, sino cuál es el contenido de su campaña y lo que se proyecta hacia después del plebiscito.
Ya hace más de un mes, en una entrevista a Emol, el pasado 16 de octubre el presidente del PC, Lautaro Carmona, sostuvo que no habría disposición a un nuevo proceso constituyente: "Es evidente que es altamente probable que durante nuestro Gobierno no, porque es un Gobierno que tiene ya dos años consecutivos de calendario electoral, pero eso no lo determina para sí o para no, ningún partido. El día de mañana, la ciudadanía puede reclamar que se agende de nuevo el tema de la nueva Constitución. En ninguna parte está escrito que estas eran las posibilidades, no. Lo que está evidente, es que en tanto no se apruebe una nueva Constitución, sigue vigente el actual y mientras siga vigente el actual, hay una regla, un fair play que organiza la convivencia normativa de la sociedad, no hay caos, pero si hay posibilidad cierta de que el tema siga vigente y pendiente".
Si bien, Carmona instaló una interrogante anteriormente declarando: “Creo que es un debate que empieza el 18 de diciembre”, refiriéndose precisamente al debate constitucional, rápidamente se desdijo. Según Carmona, se refiere a que tras el plebiscito se tendrán que analizar los caminos para aplicar “grandes reformas” en el Congreso. Sin embargo, algunos lo vieron como una intención de darle conducción al propio Partido Comunista y, al mismo tiempo, entregarle un gesto hacia sus bases y así también buscar acallar a una incipiente disidencia al interior que estuvo a favor de no cerrar la puerta de un “tercer proceso constitucional”. Acá se expresa, el doble juego y discurso del Partido Comunista, donde se cuadra con el oficialismo, para decir que en su gobierno se cierra el debate constitucional, pero alimentan las ilusiones hacia un tercer proceso constitucional “ post 18 de diciembre”, para precisamente para contener así las críticas que puedan existir hacia el gobierno de Boric.
Dicho esto, también hace unos días, fue el propio Lautaro Carmona, actual sucesor de Teillier, quien declaró que la constitución actual es la de Ricardo Lagos, un discurso que ya se convirtió en hegemónico al interior del oficialismo, donde incluso Francisco Vidal, ex Ministro de Bachelet y actual “vocero” del En Contra también lo ha repetido esta semana en los diversos medios de comunicación, eximiendo sus responsabilidades de partidos durante el período de la ex Concertación.
A retomar la movilización en perspectiva de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
Primero, es claro que la idea de una “nueva constitución” ya no puede usarse como excusa para posponer la lucha por nuestras demandas. No podemos seguir esperando a una nueva Constitución como si fuese el santo grial y la solución a todos los problemas y miserias que día a día padece el pueblo trabajador. La Convención no fue el triunfo de la rebelión popular como dice el Frente Amplio, el Partido Comunista, los Movimientos Sociales Constituyentes, la ex Lista del Pueblo, Coordinadora Plurinacional y grupos como el MIT de María Rivera. Al contrario, fue el principal mecanismo que idearon los partidos del régimen y los poderes capitalistas para desviar y neutralizar la rebelión popular. De hecho, fue el propio Boric uno de los protagonistas del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que salvó al gobierno de Piñera y mantuvo la impunidad a las violaciones de Derechos Humanos. Todos ellos le prepararon el camino a la derecha, quien fue ganando terreno y fortaleciéndose a medida que desviaban la lucha de clases al terreno institucional.
Hoy la urgencia, no puede ser una campaña meramente electoral, sino que tiene que ser una campaña que busque ligarse a los lugares de estudio de trabajo. Para reactivar la organización popular desde abajo de manera independiente del Gobierno para retomar las demandas de la rebelión que continúan irresueltas, para enfrentar a la derecha y a la extrema derecha, la agenda securitaria y económica de este gobierno y para retomar la lucha por esas demandas históricas, las demandas estructurales, que solo las conquistaremos a través de la fuerza de nuestra organización y movilización.
Segundo, no abandonaremos la pelea por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana realmente democrática para discutir y resolver las demandas que hasta el día de hoy siguen pendientes. Una Asamblea Constituyente que surja de la propia movilización y lucha de clases, de la caída revolucionaria del régimen y que esté por encima de todos los poderes constituidos.
El Partido Comunista, en concreto, no concibe el proceso constitucional por fuera del régimen político y por medio de conseguir reformas al interior del Estado capitalista, un proceso constituyente para ellos, en ningún caso cuestiona el poder de los grandes capitalistas en el país, porque se han convertido en un administrador más del modelo heredado, la dictadura militar al estar en el gobierno en la actualidad. Así fue su apuesta en este último proceso constitucional, donde incluso decidieron atrincherarse en los 12 pilares neoliberales del Acuerdo por Chile a través de una Comisión Experta elegida a dedo por los partidos. Estos 12 puntos sustanciales tampoco tocarían la constitución de Pinochet y sin embargo, el Partido Comunista los defendió con uñas y dientes.
Es por ello que hay que retomar la organización y movilización por la conquista de todas las demandas que quedaron irresueltas durante la revuelta, exigiendo a la burocracia sindical que vuelva a movilizar activamente ante los ataques que se han vivido los últimos años, unificando a las mujeres, estudiantes, pobladores y trabajadores en pos de la pelea por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, por un programa contra la violencia hacia las mujeres que este gobierno no ha cumplido, contra las leyes represivas como la Ley de Usurpaciones, y la Ley Naín Retamal - gatillo fácil, por un plan de emergencia habitacional para enfrentar la crisis de vivienda actual y de conjunto para que los costos de la situación económica internacional y nacional no la pague el pueblo trabajador sino que los grandes empresarios. |