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La Izquierda Diario
2 de diciembre de 2023 Twitter Faceboock

No somos una hermandad
Cómo conseguir chicas
Celeste Murillo | @rompe_teclas

Pasivización y después. 25N, la primera protesta contra el gobierno de Milei. Volver a la calle, el lugar del movimiento feminista. Libertad, igualdad y amistad. Robots, porristas y poetas.

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El 25 de noviembre hubo movilizaciones en diferentes ciudades del mundo porque es el Día de lucha contra la violencia hacia las mujeres. En Argentina, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y diversas organizaciones feministas, sociales, sindicales, estudiantiles y políticas convocaron la primera protesta desde el triunfo de La Libertad Avanza en el balotaje. La llegada de Javier Milei y los “libertarios” (más bien una combinación de ultraliberales y nuevas derechas) provocó un terremoto de magnitud todavía incalculable.

El desembarco de Milei y su hoy vice Victoria Villarruel en el Congreso en 2021 ya había producido cimbronazos y debates. Un elemento destacado desde ese momento fue la reacción patriarcal, uno de los alimentos de las nuevas derechas, y la agitación de una falsa identidad entre el empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría con la implementación de políticas contra la desigualdad (marginales en los presupuestos pero vistosas en las agendas de gobierno).

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Frente a la reacción, la política de pasivización alentada desde el oficialismo debilitó respuestas potencialmente necesarias (ninguna victoria es permanente). Así lo explicaba la diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman en una conversación con Ingrid Beck en 2021: “Se utilizó la conquista del derecho al aborto para lo contrario de lo que esperábamos quienes venimos luchando por los derechos de las mujeres y de la diversidad: que fuese un piso. Se intentó plantear como que con eso ya estaba, con crear un ministerio ya está, con crear una secretaría ya está.... “Ya tienen el derecho al aborto y no molesten más”.

El “ya está” se tradujo también en el silenciamiento de críticas a las políticas oficiales “porque es funcional a la derecha”. No actuó exclusivamente sobre el movimiento feminista. Pedro Perucca apunta algo similar alrededor del movimiento obrero en Jacobin cuando habla de la “desmovilización por la que apostaron las principales coaliciones políticas y sus contrapartes gremiales a partir de 2018, despolitizando el conflicto, desincentivando la lucha callejera y apostando a la negociación gremial por sectores, lo que, al decir de Adrián Piva, ‘desarmó a los trabajadores frente a la movilización política de derecha’ y limitó ‘las posibilidades de articulación del descontento a través de la protesta’, dejando un fértil campo de acción para la derecha”.

El resultado electoral empieza a traer a la superficie algunos debates para los que nunca parecía ser el momento, como la independencia política o la utilización de discursos feministas como legitimación de ajustes o medidas que privilegian los intereses de una minoría. El nuevo gobierno augura ataques sobre derechos que conquistamos y no hay voto ni discurso capaces de frenarlos, las únicas garantías están en la calle y en las alianzas con sectores que comparten la preocupación y la bronca. No tenemos la obligación de acompañar variantes menos malas para defender nuestros derechos y no está escrito en ninguna parte que la lucha contra la opresión necesite tutela estatal o estar en armonía con los intereses de coaliciones oportunamente oficialistas u opositoras, que no tocan los pilares esenciales de la desigualdad. Un gobierno puede atender en mayor o menor medida una demanda, pero eso no equivale a que el movimiento feminista avance o retroceda porque un partido gane las elecciones.

Todavía hay muchos interrogantes abiertos. El gobierno de Milei y Villarruel asume el 10 de diciembre sin mayoría parlamentaria y un gabinete que aún no se conoce. Sus promesas son suficientes para encender las alarmas pero no para aceptar ninguna derrota, no es momento de bajar la voz y mucho menos de agachar la cabeza.

Libertad, igualdad y amistad

Laura F. Belli y Danila Suárez Tomé publicaron Filosofía de la amistad. Experiencia, sentido y valor de nuestro vínculo más libre (Penguin Random House). El libro reúne en dos grandes apartados reflexiones filosóficas a lo largo de la historia y discusiones actuales sobre la amistad.

Banalizada o desplazada por otras relaciones interpersonales, la amistad no suele ser centro de reflexiones o debates, aun cuando es el vínculo que más transformaciones acompaña en nuestra vida y más se transforma. A diferencia del ideal del amor romántico, que detenta una supuesta superioridad e irremplazabilidad, los vínculos de amistad conviven con otros sin necesidad de ser únicos o idénticos. Y beneficia a las personas comprometidas en el vínculo sin cumplir otras funciones como el sostener el orden social o garantizar la reproducción social (como el amor romántico).

Las mujeres fuimos doblemente excluidas de la amistad: no podemos ser amigas con los hombres ni entre nosotras. “Las características de igualdad -reconocimiento de la singularidad y autonomía-, libertad y reciprocidad son casi omnipresentes en las formulaciones más tradicionales del concepto filosófico de la amistad. Pero estas características no han sido pensadas jamás como propiedades de las mujeres”; así lo explican las autoras. No por nada el movimiento feminista sumó a sus objetivos desafiar el prejuicio de que las mujeres no pueden ser amigas y además “enfatizó el hecho de que las mujeres deben generar entre sí lazos de ‘amistad política’ para combatir al sistema patriarcal”, un poco así nace la idea de la sororidad (que no significa que todas las mujeres somos amigas, es un #esmáscomplejo, no somos una hermandad).

El libro habla de muchas más cosas, como la amistad más allá de lo humano y las nuevas preguntas que surgen de las relaciones mediadas por la tecnología. Pero lo que más me gustó es la idea de que pensar la amistad también es pensar la igualdad y la desigualdad, la libertad o la búsqueda de una vida plena y la felicidad.

Sueños de robot, cómo conseguir chicas y lxs poetas

En la segunda parte de Filosofía de la amistad aparecen algunas preguntas sobre inteligencia artificial (IA) y vínculos mediados por la tecnología. Este tipo de vínculos son visitados en The Artifice Girl (Franklin Ritch) que cuenta la historia de Cherry, un modelo de IA desarrollado para perseguir pedófilos en internet. La película explora preguntas que circulan desde que Isaac Asimov pensó las leyes de la robótica, pero también indaga en nuevos territorios cuando Cherry empieza a pintar y escribir poesía por su cuenta y a hacerse preguntas sobre su propósito, ¿qué pasaría si ya no quisiera ir en esa dirección? ¿Puede brindar su consentimiento, deben pedírselo? ¿Por qué debería “existir” para siempre, puede decidir cuándo termina su vida?

Bottoms (ahora en Prime y por ahí) es una película de Emma Seligman (quizás la conozcas de Shiva Baby y si no, recomiendo). PJ y Josie (Rachel Sennot de Shiva Baby y Ayo Edebiri de The Bear) están en último año de la secundaria y la más audaz de estas amigas decreta que este será su año, van a conquistar a las chicas lindas de la escuela, Isabel (porrista y novia del héroe deportivo) y Brittany, su mejor amiga. Supercool o Booksmart sirven de guía para dar una idea de por dónde va Bottoms. Si hubiera que definirla, diría que es una especie de comedia negra dentro del género de películas de secundaria, con dos lesbianas como protagonistas, cuya aventura no está adornada con nada, solo quieren conseguir chicas. Entre las cosas que más me gustaron está la búsqueda de transgredir la corrección política, de incomodar (no como excusa para lo rancio), de reírse de discursos feministas apropiados por empresas e instituciones, como el empoderamiento, y animarse al humor con temas serios. ¿Tiene algo de El club de la pelea? Puede ser, pero no es lo que te imaginás.

Me despido con poetas. Ben Bollig y Alejandra Crosta publicaron Joven poesía británica / Young British Poets (Espacio Hudson). Es la segunda edición, corregida y ampliada, de una selección de poetas de Gran Bretaña que podés leer en inglés y castellano. Uno de los primeros poemas es de Anthony Anaxagorou y se llama “Uber”, una marca de época inconfundible, que narra un incidente el día del referéndum sobre el Brexit. No es que el poema hable de política (otros sí como “Si hablo del paraíso” de Roger Robinson que habla de revolucionarios y de independencia, “y si hablo de la independencia / hablo del Paraíso”), pero sí de lo que piensan, hablan y sienten las personas. No todo es política, también la podés encontrar en la poesía.

 
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