Pocas veces en la historia de la Quinta República, ha visto la luz una ofensiva "legal" contra la inmigración. Cuestionamiento de la legislación agraria, depósito para estudiantes extranjeros, restablecimiento del delito de residencia ilegal, endurecimiento de la reunificación familiar, establecimiento de una política de cuotas migratorias, restricción de las condiciones de acogida de los extranjeros enfermos, pérdida de la nacionalidad para los que tienen doble nacionalidad, etc. El texto adoptado esta tarde por la comisión paritaria mixta (diputados y senadores), bajo presión de LR, es incluso más duro que el elaborado primeramente por el Senado.
Cualquiera que sea la conclusión final de este texto, cuya aprobación en la Asamblea Nacional (cámara baja del parlamento francés) podría ser motivo de nuevas dificultades para el gobierno en función de la proporción de diputados de la mayoría que opten por ratificar o no una ley de inmigración de tal violencia. Este último martes, lo que se pudo observar en la comisión mixta es ya una oportunidad para poder sacar algunas conclusiones.
En primer lugar, se hace añicos la descripción que hace Emmanuel Macron de sí mismo y de su campo político como una “barrera a la extrema derecha”. No contento con haber participado en los últimos años, a través de sus ataques violentos contra los trabajadores, en la construcción del terreno en el que prolifera la extrema derecha, el gobierno ha llegado ahora, unos meses después de la ofensiva contra las abayas (las túnicas largas y sueltas que usan las mujeres musulmanas), a alinearse plenamente con su programa.
La "Agrupación Nacional" (Rassemblement national -RN- en francés. Partido de Marine Le Pen. N. de T.) no se equivocó y anunció que votaría el texto esta tarde, después de haberlo votado ya en el Comisión Mixta Paritaria. “Es una victoria ideológica para mi familia política (…)” , saludó la diputada de RN del departamento de Var (región de Provenza -Alpes-Costa Azul) Laure Lavalette, el lunes por la tarde. El mismo contenido expresó Marine Le Pen este último martes, que a su vez reivindicó “una victoria ideológica de la Agrupación Nacional, ya que la prioridad nacional ahora está consagrada en esta ley”. Un triunfalismo que sigue a un salto en la continua normalización de la Agrupación Nacional y sus ideas.
Esta escalada xenófoba se inscribe en la carrera reaccionaria en curso desde la derrota del movimiento obrero en materia de pensiones, en línea con la represión de los barrios obreros tras la muerte de Nahel, pero también contra quienes se solidarizan con Palestina. Marca el deseo de mantener el curso del endurecimiento bonapartista cueste lo que cueste. Una política que, pocas semanas después del regreso de los tiroteos en las calles, podría contribuir a profundizar y radicalizar expresiones aún más reaccionarias y anunciar nuevas ofensivas violentas contra el mundo del trabajo.
Sin embargo, la crisis parlamentaria de los últimos días no sólo ha ilustrado el endurecimiento del régimen, sino también las fragilidades de un gobierno que sólo sabe gobernar con 49 votos a favor y 3 en contra. Estos elementos de crisis limitan por el momento la posibilidad de consolidar un giro reaccionario, como lo demuestra el hecho de que la aprobación o no de la ley podría abrir una nueva crisis para Macron. Por tanto, la situación está lejos de resolverse y la capitalización de la extrema derecha en esta situación no es inevitable. Sin embargo, para que la dinámica pueda ser favorable para los trabajadores, los dirigentes sindicales tendrían que proponer un plan y construir un frente contra todos los ataques en curso.
Los últimos meses han demostrado el fracaso flagrante de la política de conciliación y diálogo social. Si bien la actual crisis económica, la inflación galopante, pero también el giro militarista a nivel internacional constituyen factores en el crecimiento de fuerzas e ideas reaccionarias, el movimiento obrero tiene un papel central que desempeñar, junto con las organizaciones del movimiento social, en particular las anti- racistas y antifascistas, para estructurar una respuesta desde abajo que permita imponer otra agenda, derrotar a la extrema derecha y establecer un vínculo entre la lucha contra las leyes antisociales y xenófobas, nuestros salarios y la situación en Gaza. |
