El pasado 18 de diciembre l@s trabajador@s del ColBach ratificaron por mayoría la continuidad de su huelga sostenida en más de 20 planteles, aunque hay resolución a la vista, y el magisterio a pesar de sus dos paros, tampoco ha conquistado sus demandas. Ambas luchas con mismos reclamos e igual patrón.
La huelga estallada por las y los trabajadores del Colegio de Bachilleres desde el pasado 16 de noviembre tiene como principal demanda la cuestión salarial, que parte de la promesa de equiparación de los ingresos medios de un trabajador de la educación a un monto mínimo de 16 mil pesos al mes.
Aun así, durante el proceso supimos que las demandas y malestares de est@s trabajador@s tienen mucho que ver también con las condiciones laborales, la desaparición de múltiples departamentos de enseñanza y capacitación docente, el abuso de las autoridades en el uso de las instalaciones de las escuelas, así como de los puestos de dirección que sirven a unos cuantos como trampolín político y un largo etcétera.
En otros procesos de lucha, como los hemos visto en el sector de media superior o educación básica, si bien, la demanda más sentida es el salario, también están presentes estas disconformidades que son la justificación de por qué las y los trabajadores de la educación merecemos -y necesitamos- un aumento salarial de emergencia y que nos permita vivir de forma “digna y decorosa” como se plantea formalmente en la ley.
Pero, el principal obstáculo que hoy vemos que enfrentan l@s trabajador@s del ColBach son las propias instituciones educativas y el Gobierno; esto se expresó en este mes de conflicto en situaciones creadas por el propio Estado: por un lado, la actual ley laboral que les impuso un tramposo recuento a la huelga, con el que se vio claramente el intento de cuestionar la decisión de la base y dividir a l@s trabajador@s apelando al cansancio, la falta de dinero y las presiones que se podían exacerbar al llegar las fiestas decembrinas; y por el otro, la cerrazón de las autoridades al diálogo y la predisposición a dar soluciones satisfactorias a las demandas.
No obstante, enfrentando estas trampas, hemos visto que en el recuento del 18/12, se volvió a expresar la fortaleza del Sindicato Independiente Nacional del Colegio de Bachilleres (SINTCB) con participación de toda la plantilla laboral producto de la firme convicción de las bases a defender sus derechos y la confianza en su joven y tenaz dirección, logrando la holgada ratificación de la misma, toda una experiencia que las y los trabajadores han hecho con un gobierno que, en el discurso, dice estar de su lado.
A través de otras notas hemos señalado la importancia de la unidad de todas las luchas para vencer, pues se han dado multiplex conflictos durante este año, pero todos de forma aislada y sin las suficientes fuerzas para quebrar el cerco institucional y conquistar triunfos. En particular, venimos haciendo hincapié en la unidad de las luchas que hemos vistos en las últimas semanas del año en la Cdmx, en las que la demanda central es la misma –aunque no es la única-, así como el sector y el patrón.
Lamentablemente, hasta el momento, tanto l@s trabajador@s de la educación básica que hicimos un paro el 15/11 y otro el 5/12; así como l@s trabajador@s de los bachilleres que iniciaron su huelga el 16/11, no hemos conseguido quebrar la cerrazón del gobierno y nos siguen dando largar.
Pero, la asistencia del gran contingente del SINTCB a la marcha convocada por la CNTE el 5 de diciembre mostrando la fortaleza de la unidad en las calles, fue un pequeño, pero muy valioso, botón de muestra de que la unidad no solo nos llena de moral al saber que no estamos solos, sino que ésta es necesaria si queremos vencer. Por ello, creemos que, ante esa demostración de fuerzas cabe preguntarnos ¿Y ahora qué sigue? ¿Cómo profundizamos esa unidad tan necesaria? ¿De qué depende su realización?
Como una pequeña muestra de la necesidad que muchos en el sector educativo vemos, la Agrupación Nuestra Clase y docentes independientes, convocamos a cuatro reuniones amplias entre el 12 y 14 de diciembre en horarios matutinos y diurnos, a las que concurrieron trabajadores de todos los sectores y niveles de la educación, docentes de CAI y PILARES, preescolar, telebachilleres, primarias y secundarias, bachilleres, universitarios, tanto privadas como estatales.
En ellas, pudimos reflexionar y abonar en esta perspectiva de la unidad; por un lado, viendo que los problemas son las mismos en todos los niveles, y por el otro, sobre la importancia de que las direcciones sindicales en todos estos casos, convoquen a espacios de estas características, con mayor participación para que entre tod@s podamos construir un plan de lucha unitario. Vimos cómo, si los 190 mil trabajador@s de la educación básica de la Cdmx estuviéramos en las calles rodeando la lucha de los bachos, a las autoridades no les sería tan fácil dar largas ni despreciar su huelga.
Dejemos de luchar solos, unamos nuestras fuerzas por la educación
Por ejemplo, organizaciones como la CNTE, que son reconocidas por sectores de l@s trabajador@s de la educación básica, podrían impulsar asambleas por escuela, en las que nos preparemos para confluir con otros niveles educativos en un espacio superior, donde podamos escucharnos a través de representantes con mandatos de base, electos en cada centro de trabajo, en la perspectiva de hacer crecer al movimiento, resolviendo por ejemplo convocatorias cada vez más amplias en las que se vayan incorporando trabajadores de la educación de otros Estados como el Edomex, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos, Tamaulipas, Nayarit y Puebla, tan solo por nombrar algunos de los que hemos visto luchar en 2023.
No creemos que será fácil, pues debemos superar la desorganización y pasividad que se fue instalando en los últimos 6 años, pero disposición a la lucha no falta y un movimiento con estas características y de estas proporciones puede proponerse luchar por demandas aún más ambiciosas, siendo la principal el aumento al presupuesto educativo, que garantice no solo un salario justo acorde a las condiciones económicas del país, sino un presupuesto con el que se puedan crear todas las casas de estudio que hacen falta para garantizar el desarrollo intelectual de todo niño, niña, adolecente y joven mexican@, con las que hoy no se cuenta.
Que promueva la formación docente de excelencia sin que debamos hacerlo de forma privada y en horarios que le robamos a nuestras vidas. Que basifique a todos los interinos y contrate al personal faltante. Un presupuesto que garantice comedores en todos los niveles y guarderías para que las madres que laboramos en el sector estemos tranquilas y podamos dedicar nuestra atención a la gran labor educativa, con sistemas de cómputos suficientes y de nivel, áreas recreativas y culturales vitales para el desarrollo pedagógico e intelectual. Así como áreas de investigación que realmente estén al servicio de la sociedad, etc.
Un espacio como este, forjado con la más amplia unidad, diversidad y respeto, también tendría que pensar cómo desarrollar la solidaridad verdaderamente activa con todas las luchas y las huelgas que se desarrolles en todos los demás sectores, donde laboran madres y padres del alumnado, promoviendo fondos de lucha masivos para que ninguna quede aislada ni sea derrotada por el desgaste, y puedan conquistar todos sus derechos.
Opinamos que, nada nos impide que una empresa de estas características se lleve a cabo, que la disposición de amplios sectores de las bases acompañaría si ven firmes a sus direcciones en este desafío, y es por ello que pensamos que la unidad para luchar, debe ser tomada seriamente por las organizaciones del magisterio y todos los niveles del sector educativo, quienes hoy nos encontramos en una gran encrucijada entre el avance de precarización laboral y la degradación pedagógica, educativa y académica; particularmente aquellas que se asumen como democráticas y disidentes. Por ello, pensamos que la CNTE, el STUNAM, la CNSUESIC, SINTCB, el SITUAM, entre tantas otras, tiene hoy esta gran tarea por delante.
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