En materia de pensiones, según las declaraciones de los voceros de algunos partidos, como la Democracia Cristian (DC) y el Partido Por la Democracia (PPD), señalaron que estaban llegando a acuerdos, incluso tomando fuerza en colectividades que anteriormente se resistieron.
Todo esto, producto de que la idea que propuso el gobierno en primera instancia, no encontrara cabida en el Congreso. Donde su propuesta inicial fue de un 3% para el Seguro Social, 2% para una Cuenta Individual y 1% para fortalecer el empleo formal de las mujeres.
Como una alternativa, Alberto Undurraga diputado de la DC, propuso otra alternativa: ese 6% de la cotización adicional, se divida 3% para cuentas individuales y el otro 3% para solidaridad.
Rápidamente esto fue visto con buenos ojos desde el resto de la bancada oficialista, que generó un acuerdo entre la DC, parte de los partidos oficialistas y la ministra del Trabajo, Jeanette Jara en vías de buscar un acuerdo. De esta forma, desde el Ejecutivo Mario Marcel, señaló estar mirando esta propuesta con interés.
Mientras, Vallejo y Tohá declaran que lo están analizando, sobre todo por propuestas contrarias al gobierno, que “echan por abajo la posibilidad de tener seguridad social”.
Desde parte de algunos diputados y senadores de la DC, PPD e incluso el Partido Socialista, salieron rápidamente a hablar de la necesidad de unir fuerzas, sobre todo al ser un “gobierno de minorías”, donde cediendo es donde se construyen acuerdo, haciendo más real la fórmula del 3-3.
A pesar que desde el gobierno esto se ve con buenos ojos, es importante tener en cuenta que, si hoy se discute esta fórmula, es entorno a que este 6% adicional a la capitalización individual es una propuesta de la derecha. Que en el fondo implica la disputa por la responsabilidad del propio trabajador de su ahorro y es por eso que significa para también una batalla ideológica para la derecha ganar para capitalizar ese 6%.
Evidenciando como el gobierno sigue en la línea de adaptación hacia la política de la derecha, que en este tema específicamente significa mantener las pensiones de hambre y al sistema de pensiones tal como lo conocemos. Muy lejano de todas las propuestas en pensiones que buscó instalar, generando ilusiones a las personas para llegar a gobernar.
Desde ya, se hace necesario volver a instalar el debate de acabar con el sistema de AFP, que solo beneficia a un grupo de empresarios que utilizan los ahorros provisionales de las y los trabajadores, como una caja chica.
Se hace necesario que las pensiones sean acorde a la canasta básica familiar, equivalente a un sueldo mínimo de $650.000, que esto sea discutido en los lugares donde están las y los trabajadores de conjunto a estudiantes, que viven en sus familias con ingresos que no alcanzan para llegar a fin de mes, sobre todo a los adultos mayores. Que sea un sistema de reparto y estatal, administrado por trabajadores y usuarios.
Y así también, tener en cuenta de que esto debemos conseguirlo con movilización de trabajadores y sectores populares, para conquistar un sistema de reparto tripartito y solidario. De esta forma, poniendo fin a la entrega de los ahorros de las y los trabajadores a las AFP, las empresas. La línea del gobierno demostró que buscará plegarse a ceder acuerdos con la derecha, echando por suelo la idea de acabar con el sistema de pensiones. |