Como cada dos años, los sindicatos en general y de las universidades en particular se sientan con la patronal para tratar lo referente a los aumentos salariales y prestaciones para la base trabajadora. Para el 2024, el Sindicato Independiente de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) inició el proceso de negociación con Rectoría.
Estas negociaciones están marcadas por una política monetaria impulsada por los gobiernos neoliberales y continuada por la administración de la 4T que, fundamentalmente, se basa en ofrecer un aumento por debajo de la inflación y, por ende, el salario real queda muy por debajo del incremento de precios de la canasta básica. Esta situación es, de facto, un recorte salarial, porque el salario, al quedar en un nivel inferior a los precios reales, significa perder poder adquisitivo a pesar de tener un aumento nominal. El argumento para no elevar las percepciones de los trabajadores es que esto generaría mayor inflación, lo cual ha resultado falaz pues la inflación se ha disparado a pesar de contener los salarios.
Ahora, los magros incrementos afectan de manera distinta dependiendo la categoría del trabajador. Por ejemplo, los profesores investigadores de tiempo completo resienten menos el golpe a comparación que los maestros temporales de medio tiempo o algunos administrativos, cuyo sueldo está muy por debajo del de los primeros, lo que los lleva a sufrir una gran precarización.
La casta dorada al ataque
En la UAM, como en todas las universidades del país, existe un puñado de altos funcionarios que gozan de exorbitantes salarios y todo tipo de privilegios, mientras que las condiciones de trabajo y vida de la mayor parte de la base trabajadora se va degradando a ritmo acelerado. Cuando a las autoridades se les exigen mejoras, siempre arguyen que no hay presupuesto suficiente, aunque siempre excluyen mencionar los lujos en los que ellos viven.
Así, hace unos días, en la mesa de negociación los representantes de la patronal ofrecieron 4% de incremento directo al salario para todo el personal de base, 2% ponderado de mejora salarial al sector administrativo, 0.5% de ajuste al tabulador del sector administrativo, 2% ponderado a los rangos más bajos del sector académico; 2% de incremento a prestaciones, aumentos en vales, etc.
Esta oferta, que es descaradamente baja, tiene varios objetivos: el primero es que la base acepte tan paupérrima propuesta aprovechando la idea de “austeridad republicana y pobreza franciscana” que pregona el presidente de la República. El segundo objetivo es mantenerse acorde a la línea marcada por el gobierno federal de no invertir en la educación pública superior.
En general, entre las y los trabajadores se respira un aire de inconformidad, pues es sabido que dicho incremento es insuficiente para cubrir el costo de la vida, que no para de crecer. En el caso particular de los profesores temporales es una afrenta, pues verán el aumento en sus cheques de 400 pesos al mes para los rangos más bajos; dividido por día sería menos de 14 pesos de aumento. Es decir, se sigue cargando la crisis sobre los hombros de los trabajadores, mientras un pequeño círculo de privilegiados se sigue llenando los bolsillos.
Asimismo, no debemos dejar de señalar que los ataques contra los derechos laborales no se han detenido en los trabajadores más precarios, sino que han ido avanzando sobre los de base, pues de a poco han visto la disminución de derechos al no ser respetado el Contrato Colectivo de Trabajo, por lo que la tendencia general es a la precarización de prácticamente todos y todas las que laboren en la UAM.
En este sentido, consideramos que es posible enfrentar esta situación por medio de que el sindicato se ponga al frente de la lucha, exigiendo que el aumento este siempre por encima de la inflación, la basificación a todos los trabajadores académicos y administrativos que sean temporales, mediante una campaña masiva de afiliación al sindicato y organizando asambleas de base por plantel para discutir los problemas a fondo. Es importante, además, buscar la unidad con otros sectores y niveles educativos que también enfrentan bajos salarios y la precarización laboral.
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