Las medidas de Milei y Caputo, como la fuerte devaluación y la liberalización de prepagas y combustibles, pulverizaron el poder adquisitivo de los salarios. El aumento de sueldos en diciembre fue del 8,3%, según la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) contra una inflación del 25,5% en el último mes del 2023.
Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA-Autónoma, estimó que el índice RIPTE cayó en términos reales un 13,7% solo en un mes, y advirtió que es “la más importante de la serie que arranca en 1994. Está en niveles de septiembre de 2003 y en enero apunta a perforar los mínimos históricos de 2002”.
En diciembre de 2023, el salario promedio fue de $484.298,40 mientras que la canasta básica para una familia de cuatro personas, dos mayores y dos menores, fue de $495.798 para no ser considerada en situación de pobreza. Es decir, que el salario promedio quedó $11.500 por debajo de la canasta familiar.
Los trabajadores formales tienen cierto resguardo por las paritarias y es un segmento de la clase trabajadora que es el mejor pago, aun así los salarios formales se desplomaron. Esto anticipa una caída mayor de los salarios de los trabajadores informales. Según los últimos datos disponibles del Indec, en noviembre de 2023 el poder de compra del salario de los trabajadores informales se derrumbó un 27% en relación a diciembre de 2019. La pérdida en relación a octubre de 2015 es más grave y descendió un 50%.
Es urgente un aumento de emergencia para los salarios, jubilaciones y programas sociales, incluyendo un ingreso para monotributistas e informales. Ningún trabajador debería ganar menos de lo que cuesta la canasta familiar del Indec, que en diciembre fue de casi $500.000, pero la perspectiva debería ser alcanzar una canasta de consumos mínimos de $773.000, según estimó la Junta Interna de ATE Indec.
También es necesario entre otras medidas la anulación de la suba de precios y la apertura de los registros contables de las grandes empresas que especulan con los precios.
El Gobierno lanzó un plan de guerra contra el pueblo trabajador con tarifazos, devaluación, despidos y ajuste, entre otras medidas. Este martes el Gobierno sufrió una derrota parlamentaria con la caída de la ley Ómnibus. Las centrales sindicales, la CGT y la CTA, tienen ponerse a la cabeza de un plan de lucha para derrotar los planes ajustadores de Milei, el DNU y el protocolo de Bullrich.
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