Sobre el salario de personas trabajadoras al servicio del Estado se considera a “las y los maestros de nivel básico de tiempo completo, policías, guardias nacionales, integrantes de la Fuerza Armada permanente, así como médicos y enfermeros”.
La iniciativa va en el sentido de que dichos servidores públicos “perciban un salario mensual que no debe ser inferior al salario promedio de los trabajadores registrados ante el IMSS.”
Para tal efecto, se adiciona entonces un tercer párrafo a la fracción IV, del apartado B, del artículo 123 de la Constitución, para quedar como sigue:
“Las maestras y los maestros de nivel básico de tiempo completo, policías, guardias nacionales, integrantes de la Fuerza Armada permanente, así como médicos y enfermeros, percibirán un salario mensual que no podrá ser inferior al salario promedio registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social.”
El salario mensual promedio registrado en el 2023 en el IMSS fue de 16,152 pesos, que actualizado por la inflación estimada para 2024 queda en 16,777.68 pesos.
Esta última cifra sería la referencia para aplicar la reforma una vez que el decreto entre en vigor (si es que se aprueba en el Congreso).
¿Quiénes serían beneficiados en el magisterio?
Según la iniciativa, “las maestras y maestros perciben aproximadamente 12,500 pesos al mes”, aunque no se especifica cómo se calculó esa cifra, ni si se consideraría el salario bruto o el neto.
La primera pregunta que nos surge sería, ¿a qué se refiere la iniciativa con “tiempo completo”?, dado que esta categoría varía según el nivel al que cada docente pertenece, que puede ser preescolar, primaria o secundaria, y según la modalidad en la que laboran, que puede ser jornada regular, de tiempo completo con o sin alimentos, secundaria general o técnica, telesecundaria, etc.
En toda esta variedad de posibilidades, hay casos en los que el salario mensual de tiempo completo está actualmente por debajo de los 16,777.68 pesos, mientras que en otros casos es superior (sin contar pagos adicionales por carrera magisterial o similares).
¿Significa esto que sólo quienes tengan tiempo completo, pero con un salario inferior al promedio del IMSS, serán beneficiados con la reforma?
Por cómo está redactada la propuesta de reforma, parece que quienes tienen tiempo completo y ganan por arriba del promedio del IMSS (como ocurre por ejemplo en secundarias) no tendrán ningún beneficio con esta reforma.
Por otra parte, quienes no tenemos tiempo completo, como ocurre con una gran cantidad de maestras y maestros –muy probablemente la gran mayoría- de secundaria, ni siquiera estamos contemplados en la propuesta de reforma.
Al parecer, las y los docentes de preescolar y primarias con tiempo completo, en escuelas con jornada regular, serían los sectores beneficiados, lo cual apunta a una nueva división en el magisterio, además de introducir una nueva distorsión violatoria del principio “a igual trabajo, igual salario”.
Queda claro que no se trata de una reforma para elevar y equiparar los salarios del conjunto del magisterio, a pesar de la carestía de la vida y de la pérdida generalizada de poder adquisitivo, sino que contempla solo a una parte de la docencia.
Iniciativas con olor a elecciones
Pero además, hay que tomar en cuenta que el propio presidente está consciente de que los números, sumando los votos del Morena y sus aliados, no le dan hoy para pasar sus iniciativas en el Congreso, pues necesitan mayoría calificada (dos terceras partes), lo que nos hace pensar en el carácter e interés puramente electoral de las mismas, además de la intención de marcar línea para el próximo gobierno (que muy probablemente encabece Sheinbaum) y promover el voto a las y los legisladores del Morena para obtener la mayoría calificada en la próxima legislatura.
A finales de enero, el coordinador del PRI en diputados, Rubén Moreira, anunció que su partido apoyaría la iniciativa de reforma en pensiones de AMLO, y dijo que “tenemos la instrucción de la dirigencia nacional de ir a favor de todo aquello que beneficie a las y los mexicanos”. Con ello podrían sumarse los votos necesarios, pero las intenciones priistas fueron anunciadas antes de la presentación formal de las iniciativas por parte del presidente. Falta ver la respuesta del PRI ante los proyectos presidenciales enviados a la Cámara de Diputados, pero, de entrada, como lo mostró la reforma educativa de Peña Nieto, las y los trabajadores de la educación no podemos depositar ninguna expectativa en el tricolor.
En este escenario es probable que, por lo pronto, no haya beneficios ni siquiera para las maestras y maestros de preescolar y primarias con jornada regular.
Reactivar el movimiento por todas nuestras demandas. ¡Urge que se cumpla con la dignificación docente!
Entre noviembre y enero, en la CDMX se realizaron tres paros de labores en educación básica con la consigna central de aumento salarial. Sin embargo, luego del paro del 5 de diciembre, el gobierno respondió que a esas alturas del año no se podía disponer de recursos, y ante el paro y la movilización del 26 de enero, las autoridades de la SEP ni siquiera se dignaron a recibir a la comisión magisterial.
En cambio, lo que hemos obtenido hasta ahora por respuesta es una iniciativa de reforma al salario que sólo beneficiaría parcialmente al magisterio, pero incluso, como explicábamos arriba, en condiciones adversas –si no imposibles por ahora- para su aprobación en el Congreso. Una situación que nos muestra que las prioridades del gobierno no están en resolver sin más demora –ya casi acaba el sexenio de la “revalorización”- las urgentes demandas magisteriales, sino en otra parte como, por ejemplo, en los megaproyectos, la Guardia Nacional y la militarización del país.
Ahora bien, seguramente en mayo se anunciará un nuevo aumento para el magisterio, pero recordemos que en este gobierno ya se han dado aumentos diferenciados según las percepciones. Y para esa negociación salarial, la dirigencia del SNTE viene anunciando un “despegue salarial” para quienes tengan posgrado. Aquí también se trata, en ambos casos, de violaciones al principio de “a igual trabajo, igual salario”, que profundizan las divisiones dentro del sector y persisten en fomentar el modelo neoliberal de competencias entre docentes, generando que se acentúe la existencia de maestrxs de primera, segunda y más categorías.
Contrariamente a las políticas del gobierno y el SNTE, consideramos que el aumento salarial debe ser general y realmente equitativo (el mismo porcentaje para todas y todos), que debe estar por arriba de la inflación para revertir la pérdida de poder adquisitivo e indexado para incrementarse mensualmente, también según la inflación.
Como entendemos que el profundo rezago salarial en México, tanto en el magisterio como en la gran mayoría de la clase trabajadora, parte de las brutales políticas económicas que se implementaron contra el pueblo trabajador en los gobiernos anteriores, dirigidos por los partidos abiertamente neoliberales, consideramos que el dinero para el tipo de medidas que planteamos y consideramos urgentes, así como para todas las necesidades sociales aun sin resolver, debe y podría provenir de reorientar los recursos millonarios que hoy se destinan a los megaproyectos, la Guardia Nacional y la militarización del país, junto con la creación de impuestos progresivos a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa.
Pero, como no vemos que éstas sean hoy las prioridades del actual gobierno ni las que se heredarán al siguiente, las y los docentes de la Agrupación Nuestra Clase consideramos que, para conquistarlas y también para luchar por todas nuestras demandas y las promesas incumplidas por la 4T, tanto laborales como educativas, es fundamental reactivar el movimiento en la Ciudad de México, organizarnos y articularnos desde las bases, mediante el impulso de comités de lucha en las escuelas, zonas y delegaciones, además de avanzar en la extensión nacional del movimiento magisterial, algo en lo que aun consideramos que la CNTE puede jugar un papel muy importante, en unidad con los múltiples reagrupamientos de base que resisten a lo largo y ancho del país.
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