Este artículo es el primero de una serie de tres entregas donde se hablará sobre el proyecto socialista utópico más ambicioso del siglo XIX en México: Pacific City y las comunas de Topolobampo y La logia en el Estado de Sinaloa.
Aproximadamente a 1600 kilómetros de la Ciudad de México, al extremo noroeste del estado de Sinaloa, se encuentra el poblado y puerto comercial de Topolobampo, [1] en el hoy municipio de Ahome. El lugar ha adquirido cierta notoriedad durante los últimos años a razón de un conflicto socioambiental que aqueja a las poblaciones de dicha localidad y otras aledañas —entre las que se encuentran comunidades de la nación indígena Yoreme Mayo— las cuales han construido una organización —llamada ¡Aquí No!— para resistir a un megaproyecto petroquímico impulsado por la empresa transnacional Gas y Petroquímica de Occidente (GPO) con anuencia de los tres niveles de gobierno y la promoción de políticos de todos los partidos del régimen electoral burgués.
Recientemente medios de comunicación anunciaron que a esta amenaza ecocida se le suma el proyecto de la “planta de metanol verde más grande del mundo” que impulsa la empresa Pacífico Mexinol, la cual es una subsidiaria transnacional de las empresas holandesas Mexinol Holdings B.V. y Mexinol Operating Company B.V. [2] El lugar es, pues, objeto de intereses imperialistas.
Topo se encuentra en el corazón del sistema lagunar Topolobampo —Ohuira— Santa María, el cual es un humedal de importancia internacional reconocido por la convención Ramsar. Esta es un tratado intergubernamental que surge en la ciudad iraní de Ramsar en 1971. En ella quedó establecido un marco legal internacional que tiene como objetivo la conservación y el uso racional de humedales y sus recursos. Este sistema lagunar sinaloense fue reconocido como humedal de importancia internacional por la convención el 2 de febrero del año 2009.
El norte de Sinaloa una región sumamente rica en bienes naturales e históricos se encuentra en la frontera que divide Mesoamérica de Aridoamérica; de acuerdo con las categorías propuestas por Paul Kirchhoff a inicios de la década de los 40’s del siglo pasado. Desde tiempos inmemoriales ha sido el hogar de las naciones indígenas pertenecientes a la familia cáhita, dentro de la que se encuentran los mencionados mayos, yaquis y tarahumaras, así como los extintos ahomes, tehuecos, zuaques, sinaloas, tzoes y huites.
Hoy en día la división política del extremo norte de Sinaloa comprende los municipios de Ahome —donde está Topolobampo—, El Fuerte y Choix —en el extremo nororiental, colindando con Chihuahua y Sonora—. Las tres municipalidades son atravesadas por el Río Fuerte, [3] el cual originalmente fue llamado por los españoles —al mando de Diego de Guzmán en 1533— Río Cinaro o Sinaloa [4]; los conquistadores encontraron la nación de los sinaloas en la zona que en nuestro tiempo ocupa la presa Miguel Hidalgo —también conocida como Mahone [5]— entre El Fuerte y Choix. En castellano Sinaloa quiere decir “pitahaya redonda”.
Aunado a ello este puerto comercial es la entrada y salida de muchas mercancías tanto legales como ilegales a Asia, Centro América y California. Aunque es un poblado pequeño, su importancia económica deriva de la posición estratégica que le da su condición de puerto conectado vía ferrocarril tanto a la frontera norte, con Nogales, Sonora, como a Ojinaga, Chihuahua, y de ahí a distintas ciudades tanto del occidente como del centro y oriente de Estados Unidos.
El Río Fuerte también brinda el recurso hídrico para la irrigación de miles de hectáreas de campos agrícolas del Valle del Fuerte, el cual se encuentra entre el occidente del municipio homónimo, el oriente del de Ahome y el norte del de Guasave. En estas latitudes ocurrió en 1940 la llamada “revolución verde”, la cual se refiere a la tecnificación del agro con métodos que incrementaron su productividad exponencialmente.
Las cualidades climatológicas, geográficas y de su suelo volvieron a la zona un lugar sumamente atractivo para un personaje que llegó ahí en la década de los 70’s del siglo XIX que, tras percatarse del potencial del lugar, impulsó el nacimiento y desarrollo de dos comunas socialistas [6] a partir de la cuales sería construida una gran urbe que llevaría por nombre Ciudad Pacífica (Pacific City). Desde la visión que inspiraba este proyecto, dicha metrópoli habría de ser la Nueva York del pacífico, pero despojada de la voracidad capitalista que desde entonces ya caracterizaba a Wall Street. El personaje en cuestión fue Albert Kimsey Owen y las comunas fueron Topolobampo y La Logia; las utopías socialistas del noroeste mexicano.
Esta no fue una aventura cualquiera, en ella participaron: “miles de personas que dejaron su lugar de origen, desprendiéndose de casi todo, llevando a cabo una travesía que a algunos les llevó más de cinco años, afanados en llegar al ansiado suelo donde habría la libertad e igualdad incomparables”. [7]
¿Quién era Albert K. Owen?, ¿Por qué eligió Topolobampo, Sinaloa, para la edificación de dicho proyecto?, ¿Cuáles fueron las circunstancias que formaron el pensamiento y carácter de K. Owen?, ¿Qué es el socialismo utópico y en qué se diferencia de la idea de socialismo de Marx y Engels?, ¿En qué contexto se intentó edificar Pacific City?, ¿Por qué acudió tanta gente al llamado para su construcción?, ¿Cuáles fueron las razones del fracaso de las dos colonias socialista utópicas a partir de las cuales se pretendía dar nacimiento a Pacific City? y ¿Cuál fue el impacto que este experimento social dejó en la región?
Estas preguntas serán respondidas en una serie de tres artículos. En el presente responderemos a las primeras tres.
De la guerra civil estadounidense a África y Europa
Corría el año de 1847, la guerra entre Estados Unidos y México (1846-1848) —que concluyó con la derrota mexicana y la firma del Tratado Guadalupe-Hidalgo— estaba en pleno desarrollo. El 17 de mayo de dicho año nace en Chester, Pennsylvania, Albert Kimsey Owen, en el seno de una familia cuáquera. Su padre fue Joshua K. Owen, médico de profesión. Su madre, quien falleció siendo él un niño, fue Harriet Moffit. Durante su primera infancia la familia Owen vivió en la colonia New Harmony, fundada por el socialista Robert Owen ─con el cual no tenían parentesco-. [8] Posteriormente su padre Joshua llegó a ser jefe de cirujanos voluntarios en la guerra civil estadounidense (1861-1865), de lado del Ejército de la Unión. Estuvo bajo las órdenes del general Ben F. Butler. Su familia materna tenía influencia política en el Estado de Maryland, donde su tío, Samuel Moffit, fue tesorero mayor del gobierno estatal. Nació y creció en un entorno con conexiones políticas.
Como es sabido, la guerra civil norteamericana confrontó a dos bandos: los Estados de la Unión (norte) contra los Estados Confederados (sur). Los primeros —industrializados— en defensa de la abolición de la esclavitud, y los segundos —eminentemente agrícolas— a favor de su conservación. El conflicto estalló apenas iniciado el periodo presidencial de Abraham Lincoln, quien asumió el cargo el 4 de marzo de 1861. Para abril, los autoproclamados Estados Confederados atacan Fort Summer en Carolina del Sur, dando inicio al conflicto. Si bien, la abolición de la esclavitud por parte del gobierno de Lincoln fue una concesión otorgada en gran medida para satisfacer las necesidades del modo de producción capitalista en un momento de gran desarrollo técnico/industrial, no hay que olvidar que detrás de ello también hubo procesos de lucha de rebeliones esclavas que se remontan al inicio de las 13 colonias de Nueva Inglaterra (la primera etapa de estabilización de estos asentamientos se da entre 1620 y 1640, aunque el proceso de colonización británica de Norteamérica nos remite hasta 1585, con la Colonia de Roanoke) en las cuales se esclavizó a nativos americanos y posteriormente fueron llevando esclavos africanos. De dichos procesos, uno que destacó, por ejemplo, fue el de la Rebelión de Bacon de 1676 donde se unieron siervos blancos y esclavos negros en un conflicto en el que inicialmente ambos sectores fueron usados como base de maniobra en una confrontación entre terratenientes, pero rápidamente la situación da un salto en el que se aliaron, los siervos peleando por tierra y los esclavos por libertad. [9]
Cuando Lincoln llega a la presidencia de Estados Unidos lo hace con una consigna de resistencia frente al poderío esclavista; para su reelección en 1864 su discurso antiesclavista ya se había acentuado, tras la Proclamación de Emancipación, emitida el 1ro de enero de 1863, aunque el Senado —con congresistas de la Unión, pues los Confederados habían proclamado su propia cámara de representantes— ya había votado favorablemente la abolición en junio de 1862. A pesar de las limitaciones de la Proclamación, se trató de una medida altamente progresiva para la época. Incluso Marx, en una carta dirigida a Lincoln (a finales de noviembre de 1864), expresaba:
Los obreros de Europa tienen la firme convicción de que, del mismo modo que la guerra de la Independencia en América ha dado comienzo a una nueva era de la dominación de la burguesía, la guerra americana contra el esclavismo inaugurará la era de la dominación de la clase obrera. Ellos ven el presagio de esa época venidera en que, a Abraham Lincoln, hijo honrado de la clase obrera, le ha tocado la misión de llevar a su país a través de los combates sin precedente por la liberación de una raza esclavizada y la transformación del régimen social. [10]
Durante su adolescencia —15 o 16 años—, Albert K. Owen estuvo en los campamentos de guerra del Ejército de la Unión. Presencia la liberación de miles de esclavos. Sin participar de los combates, acompaña a su padre en la campaña militar de las fuerzas al mando de Ulysses Grant hacia Richmond, Virginia, que concluyó con la derrota de los confederados comandados por el general Robert E. Lee, en 1865. Antes de eso vivió de cerca, como espectador, las cruentas batallas de Malvern Hill (junio de 1862), Chickahominy Ridge (junio-julio 1862) y Harrison’s Landing (julio-agosto de 1862), así como de Virginia. [11] Probablemente a inicios de 1865 Albert se traslada a la Universidad de Pensilvania para estudiar matemáticas e ingeniería civil bajo tutela de James W. Dale.
A finales de 1866, junto a su hermano Alfred y su padre, hace un viaje al Norte de África, Medio Oriente y Europa, donde su estancia más prolongada se da en París, ciudad en la que tiene sus primeros contactos con círculos socialistas. El trayecto concluye en Inglaterra, país en que, por decisión propia, él se queda en solitario durante dos meses, recorriendo 1300 kilómetros hacia Escocia e Irlanda con 30 dólares de la época —al estilo “mochilero”— para forjarse en un entorno totalmente desconocido.
De Europa a la construcción de ferrocarriles
A su regreso a Estados Unidos comienza a ejercer como ingeniero civil en el trasado del ferrocarril Chester Creek, en su tierra natal. Luego se traslada a Filadelfia, donde participa en la edificación de ampliaciones urbanas. En esta etapa de su vida adquiere experiencia en la planeación y construcción de ferrocarriles y ciudades.
Luego de ello, gracias a una recomendación del general E. F. Beale —quien tras la guerra civil había adquirido notoriedad en el trasado y desarrollo de vías férreas— es transferido a Colorado, donde participa como asistente de planeación en el proyecto de cimentación del ferrocarril Clear Creek Canyon.
Durante esta época, el ferrocarril, además de representar un triunfo tecnológico de la humanidad, era percibido con un carácter místico; su función como conector de naciones y regiones dotaba a ese invento de dicha cualidad para algunos pensadores de la época que se identificaban con el socialismo utópico pues, desde su punto de vista, era el instrumento a través del cual se podría lograr una comunidad universal. Gracias al ferrocarril, se lograría la verdadera religae —origen etimológico de religión, que alude a ‘atar’ o ‘unir’ [12]—, es decir, la verdadera unión de la humanidad.
Impregnado de esa visión, Kimsey continuó motivado a seguir construyendo las vías para el religae de la humanidad. Su espíritu aventurero lo llevó a ser considerado por el gobernador de Colorado en ese entonces, H. C. Hunt, para formar parte de una expedición hacia Querétaro, en México, desde donde trazarían en 1871 algunos planos para construir vías de ferrocarril que partirían de dicha entidad hacia la costa del Pacífico. Gracias a ello atravesó la sierra madre hasta Jalisco, de ahí a Nayarit y posteriormente a Mazatlán, Sinaloa.
Topolobampo ¿El topus uranus?
Para este momento se dan dos sucesos importantes en la vida de Kimsey: el primero fue el conocer al general Manuel González Flores, [13] quien para 1880 llegaría a ser presidente de México hasta 1884, durante el breve y único interludio que Porfirio Díaz tuvo entre sus periodos presidenciales. González y Owen llegaron a ser grandes amigos. El primero era en aquel momento comandante militar de la costa occidental y de Baja California.
El otro hecho relevante para Owen fue el conocer al doctor Benjamín R. Carman en el puerto de Mazatlán. Este personaje fungió como cónsul de Estados Unidos en dicha ciudad durante 30 años. Gran conocedor de Sinaloa, Carman le habló en agosto de 1971 a Kimsey de un lugar con “los requisitos necesarios para convertirse en un punto de importancia en la ruta de las naciones”. [14] El sitio no aparecía en ningún mapa de la república mexicana de la época; era un “Topus” —o sea, lugar— [15] inexistente en los mapas de la época. El historiador Thomas Robertson, en su obra Utopía en Sinaloa [16], asegura que Albert K. Owen elaboró el primer mapa donde aparece Topolobampo, mismo que fue publicado en 1882 en Filadelfia, EE.UU.
Dicho mapa fue elaborado con el trabajo que K. Owen hizo en visitas previas al lugar donde se edificaría el puerto del que trata este texto. Así, la primera vez que este utopista norteamericano vio Topolobampo fue en septiembre de 1871. Para llegar ahí viajó a caballo alrededor de 800 kilómetros desde Mazatlán, cruzando monte y ríos crecidos a lo largo del territorio sinaloense, acompañado del ingeniero Fred G. Fitch. Albert escribió respecto a las impresiones que el lugar le dio en un texto titulado Recuerdos de Topolobampo publicado en 1882 en el periódico The Credit Foncier de Sinaloa (órgano de difusión y promoción del que ulteriormente sería proyecto utópico) en el cual decía:
“Todas las cosas que pudimos examinar se combinaron para convencernos de la importancia de estas bahías y estrechos como un extenso, seguro y profundo fondeadero de buques. Tomé la decisión que desde ese momento en adelante jamás descansaría hasta que la palabra Topolobampo se convirtiera en un término común y corriente entre los empresarios y comerciantes de todas partes, hasta que las repúblicas del norte de América lo hubieran aprovechado y se hubiera convertido en uno de los lugares preferidos para el comercio entre los pueblos del mundo” [17]
Hay que mencionar que en ese entonces el canal de Panamá no existía; su construcción culmina hasta 1914. Aunado a esto, aún no había vías férreas que conectaran el sur de Estados Unidos con los trópicos en México. Tampoco existían autopistas ni grandes transportes de carga terrestre. El proyecto que K. Owen tenía en su cabeza inicialmente solo buscaba acortar las rutas de comercio entre ciudades como Kansas City (Missouri) y Galveston (Texas) con la costa del pacífico, con miras a recibir mercancías desde Asia y todas partes de América, así como embarcarlas a dichos destinos. Esto recortaría entre 650 y 950 kilómetros de recorrido de las distancias transcontinentales entre ciudades como New York y Norfolk, en la costa este norteamericana, con las del oeste. Este proyecto ferroviario llevaría por nombre “The Greater Southern” o “Ferrocarril transcontinental Norfolk – Topolobampo”. [18]
La palabra “utopía” tiene su raíz etimológica en el griego antiguo. Está conformada por dos palabras: uo que significa no, y topos que quiere decir lugar. Es un lugar que no existe. Tiene relación también con el topus uranus, el “lugar más allá del cielo” [19] que planteó Platón como el mundo de las ideas; a esto último, la connotación de un idealismo político/moral se la dio el cristianismo.
Topolobampo [20] y sus alrededores en Ahome, Sinaloa, sería el lugar donde Kimsey Owen pretendería materializar el topus uranus con una mezcla muy particular de ideas provenientes de los socialistas utópicos Robert Owen y Charles Fourier, así como bajo la influencia de una feminista y socialista norteamericana de nombre Marie Howland, quien será la piedra angular de este proyecto a nivel ideológico.
En una próxima entrega hablaremos sobre cómo llegó A. K. Owen a las ideas del socialismo, de su encuentro con Marie Howland y de qué trata el socialismo utópico y cuál es su diferencia con el socialismo científico propuesto por Marx y Engels.