Académicxs de distintas instancias de la UNAM se organizan para realizar un acto político en Ciudad Universitaria. La actividad se llevará a cabo el jueves 22 de febrero a las 12 del día en la explanada de la Rectoría. Esta tiene por objetivo entregar una carta a la administración universitaria para que se realice un boicot contra el estado sionista de Israel. El acto se suma a la serie de actividades y movilizaciones en apoyo a Palestina.
Esta acción es organizada por Académicxs con Palestina contra el genocidio, quienes impulsaron una carta que exige se condene el genocidio en Palestina por parte de las universidades, que se haga un boicot activo "como lo es la suspensión de todo acuerdo, vínculo académico o programa de colaboración que hoy se mantenga con las universidades del estado de Israel", que se dejen de comprar productos y servicios de empresas que sostienen al Estado de Israel como IBM y que en las universidades se abran espacios de discusión sobre la situación en Palestina. Dicha carta ya tiene más de mil adhesiones de académicas y académicos de decenas de universidades e institutos de México, la cual se puede encontrar aquí.
El genocidio de Palestina representa la cara más violenta e inhumana del capitalismo en nuestros días. Sin embargo, este hecho no es aislado ni es el único, pues el mundo entero atraviesa por problemáticas que, si bien no están al mismo nivel, demuestran la crisis de violencia por la que atravesamos ahora. Las tensiones mundiales entre potencias se acrecientan, esto de la mano con la escalada de la brutalidad de la guerra y la violencia que no veíamos desde el siglo pasado. Cada vez es mayor la disputa política y comercial que existe entre China y EE. UU.; la guerra en Ucrania y la crisis que ha provocado no parece tener un final próximo; mientras el recrudecimiento de la supuesta guerra contra el narcotráfico en Centroamérica y el caribe revelan el carácter más violento de los gobiernos neoliberales.
Estos hechos nos demuestran que el crecimiento de la violencia no se puede frenar dentro de los márgenes del sistema actual. Los gobiernos progresistas, las ONGs y otras estructuras del Estado no han sido capaces de dar salida a la crisis actual, ya que estas no apuntan hacia el desmantelamiento del poder, tanto político como económico, que respalda todas estas problemáticas; mientras se agudizan las movilizaciones en contra de la guerra y el genocidio. Esto se esclarece cuando revisamos los nulos avances que han logrado estas estructuras para terminar con el genocidio acaecido en Palestina, en donde uno de los referentes más importantes fue la demanda que hizo Sudáfrica contra Israel ante el tribunal internacional, la cual, si bien ayudó en lo subjetivo y lo moral para elevar los ánimos en favor de Palestina, lo cierto es que se mostró los límites de los organismos internacionales —que por la vía de los hechos han avalado que el genocidio crezca hasta las dimensiones que vemos ahora— pues no existió ni un tipo de sanción o señalamiento contra el genocidio Israelí, sumado al silencio del los demás países.
Ejemplos como la demanda de Sudáfrica demuestra que se vuelve, ya no difícil, sino imposible terminar con la escalada de violencia a partir de las instituciones del estado, las empresas y las ONGs. En ese sentido se vuelve necesario construir un gran movimiento que mantenga total independencia respecto al Estado y los empresarios. Además, es necesario que este sostenga un posicionamiento de clase, en el que se reconozca a la clase trabajadora como el sujeto político que tiene la capacidad de para la producción, y así, atacar el centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción.
Ya existen ejemplos en Europa que demuestran la potencialidad de la clase obrera para frenar, por ejemplo, la producción y distribución de armas en favor de Israel. Es por lo anterior que se vuelve fundamental politizar los centros de trabajo para que los trabajadores demuestren su solidaridad con Palestina a través de sus herramientas de lucha: paros, huelgas, movilizaciones. Así la organización de lxs académicxs y profesorxs, partiendo de su independencia respecto a los directivos y figuras institucionales, tiene el potencial de agitar a la población universitaria para poner en el centro de la esfera política la lucha por la liberación de Palestina.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista, saludamos esta acción de las y los académicos contra el genocidio y llamamos a la comunidad estudiantil a sumarnos a este esfuerzo, para denunciar las relaciones que la UNAM sostiene con el Estado sionista de Israel, ante las cuales demandamos la inmediata ruptura de las mismas.
Sumémonos a la acción convocada por lxs academicxs este 22 de febrero a las 12 en la explanada de Rectoría, para exigir un alto al fuego, y continuar con el impulso de un gran movimiento que luche por una Palestina libre. |