Cuando aún no había terminado de procesar la visita de la número 2 del FMI a la Argentina, Gita Gopinath, el presidente argentino Javier Milei ya estaba preparándose para recibir a un emisario de altísimo nivel político del gobierno norteamericano, el secretario de Estado Antony Blinken.
Respecto de la primera de estas reuniones de alto voltaje, el presidente argentino expresó en una entrevista televisiva con el canal TN que con la enviada del FMI tuvo una gran sintonía y encontró un gran apoyo para sus planes económicos, mostrando así su vocación política de marchar de la mano de las recetas del organismo que desde 2018 regresó a la Argentina, período durante el cual se duplicó la pobreza en nuestro país, llegando actualmente al 57 % según un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Sin embargo, y a pesar del entusiasmo de Milei, en declaraciones públicas Gopinath subrayó algunos matices: "Las medidas iniciales están empezando a dar frutos, aunque el camino por recorrer sigue siendo difícil". Como viene señalando el FMI desde hace varias semanas, el directorio del mismo se encuentra complacido con los planes y reformas estructurales que comenzó a aplicar y proyecta el presidente argentino, pero tiene dudas respecto de la futura sustentabilidad política del Gobierno. En ese sentido, el FMI llamó a "trabajar de forma pragmática para conseguir apoyo social y político para garantizar la durabilidad y eficacia de las reformas". Significa que más allá del relato del oficialismo, la derrota del proyecto de Ley Ómnibus en el Congreso Nacional aún es muy cercana y que el conflicto social amenaza con tomar mayor temperatura durante el mes de marzo a medida que se sientan todavía con más fuerza la recesión, la inflación y los tarifazos. Estos elementos, junto con las contradicciones del propio plan de La Libertad Avanza, proyectan dudas sobre el futuro del Gobierno.
De todos modos, nada de esto impide la continuidad de fluidas relaciones con los más altos representantes de Estados Unidos, país que es el principal accionista del FMI. Tan es así que este jueves por la noche llegó a Argentina el secretario de Estado Antony Blinken.
De acuerdo a un comunicado emitido por la Embajada de Estados Unidos en Argentina, plagado de eufemismos, el funcionario "se reunirá con el Presidente argentino Javier Milei para dialogar sobre asuntos bilaterales y globales, incluyendo el crecimiento económico sostenible, nuestro compromiso compartido con los derechos humanos y la gobernabilidad democrática, los minerales críticos, y la mejora del comercio y la inversión en beneficio de ambos países". Antes de arribar a nuestro país, Blinken pasó por Brasil, a donde mantuvo un encuentro con el presidente Lula da Silva.
Para la administración demócrata del presidente Joe Biden la relación con Javier Milei tiene algunas contradicciones. Por un lado ven bien muchas de sus medidas económicas y posicionamientos geopolíticos, como haber tomado distancia de China, condenado la invasión rusa a Ucrania, denunciado a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, o apoyado el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino. Pero, por otro lado, hay una realidad que es que el Gobierno de Javier Milei es cercano políticamente a Donald Trump, en un contexto en el que Estados Unidos definirá a su próximo presidente en las elecciones de este año.
Sin ir más lejos, esta misma noche Milei viajará a Estados Unidos a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), adonde el principal orador será Donald Trump. Se espera que el tema no sea mencionado cuando el presidente argentino y el funcionario norteamericano se encuentren hoy también con la presencia de la canciller Diana Mondino.
Simultáneamente, distintos medios de comunicación informan que durante el mes de marzo vendrán a la argentina distintos tours de inversores internacionales organizados por sociedades de bolsa locales. Quieren conocer el experimento Javier Milei de primera mano y encontrar oportunidades de negocios aprovechando la "libertad" que el nuevo gobierno quiere ofrecer para comerciar y explotar tanto a los trabajadores como a los recursos naturales de nuestro país, desregulando todo lo que pueda a favor del poder económico más concentrado, experimento que ya ha fracaso en el pasado tanto en Argentina como en el mundo. Sin embargo, ni siquiera con esas ventajas para montar un saqueo en favor del poder económico es seguro que vengan inversiones, en el marco de la profunda crisis económica, política y social que vive Argentina.
Algo es seguro: los nuevos tiempos que corren en Argentina son bien vistos tanto por el gobierno de Estados Unidos como por su establishment económico, que busca aprovechar la redoblada dependencia de nuestro país que implica el megaendeudamiento con el FMI para redoblar su injerencia política y sus políticas de saqueo de los recursos naturales. Como lo dijo la propia embajada, en este viaje a Blinken le interesan los "minerales críticos". Anteriormente la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, había señalado que el "triángulo del litio" era considerado un problema de seguridad nacional para el país del norte.
Ese último es tan solo un ejemplo. De la mano de Milei, vienen por todo. Hay que parar el saqueo. |
