Después del repunte inflacionario que inició en octubre de 2023 y cerró la cuesta de enero con la inflación general en 4.88%, los datos de la primera quincena de febrero aparentan cierta estabilidad al ubicarse en 4.45%. En una semana en donde el interés público persigue la decisión de la Reserva Federal sobre cuándo comenzarán a disminuir las tasas de interés, los mercados se mantienen a la expectativa.
En el caso de Banxico es posible que el banco central mantenga una política monetaria restrictiva a la espera de que la inflación ceda, o por lo menos que se acerque a la meta del 3%, sin embargo, según demuestra la última minuta de la Junta de Gobierno, por lo menos dos de los sub gobernadores se inclinan por apresurar la reducción de tasas de interés sin que de momento alcancen a ser mayoría.
Mientras los mercados esperan el anuncio de la Reserva Federal, esta semana se presentará también el informe trimestral de Banxico sobre la economía mexicana. Aunque se espera que la inversión extranjera y la persistencia del consumo mantengan las expectativas de crecimiento para este año es posible que la economía mexicana se desacelere ligeramente, manteniendo las principales variables macroeconómicas estables pero con un frágil equilibrio de cara a las elecciones de este año en México y Estados Unidos y bajo pronóstico reservado en la salud de la economía a nivel Internacional.
Precios altos, salarios que no alcanzan
En diciembre y enero la inflación fue a la alza, en parte, arrastrada por la inflación no subyacente que incluye el precio de productos agropecuarios y el precio de los energéticos. La canasta básica enfrentó así un desajuste aparentemente estacional que mantuvo a la alza el precio de varios alimentos básicos para la comida mexicana, en particular, el jitomate que llegó a los $70.00 en supermercados del centro del país y un incremento en el sector servicios del 5.33%.
En la primera quincena de febrero se observa una disminución significativa del 35.9% en el precio del jitomate lo que acompaña la disminución en la inflación general, no obstante, el golpe al poder adquisitivo en los meses previos no disminuye ni atenúa sus consecuencias para los trabajadores, pues muchas familias tuvieron que apretarse el cinturón y dejaron de gastar en otras necesidades para hacer frente a la subida de precios.
Las expectativas de crecimiento, aunque acotadas para la economía mexicana, avisoran a la par el aumento obsceno en la riqueza de un grupo muy pequeño de multimillonarios, a ellos no les afecta si el precio del jitomate aumenta, o si sube el precio del gas. Carlos Slim o Germán Larrea bien podrían comprar todo un cargamento de alimento y su riqueza no sentiría ni cosquillas.
Mientras los trabajadores pasan hambre a los grandes empresarios no les alcanzaría la vida para gastar sus millones. Urge que los trabajadores nos organicemos para frenar la inflación, luchar por mejores condiciones de vida y terminar con un sistema económico que produce pobreza para la mayoría y riqueza para un puñado. |