Continúa la escalada represiva al movimiento estudiantil en todo el estado, y el caso más reciente se ha dado en la Facultad de Letras de la EHU/UPV, cuando cientos de estudiantes se encerraron en el edificio para realizar otro año más las jornadas de la universidad popular.
La universidad popular es una iniciativa que lleva en funcionamiento ya 11 años. Se trata de una serie de jornadas autoorganizadas por les estudiantes para poder discutir todos aquellos temas que nunca se tratan en las universidades, como el genocidio en Gaza, la crisis climática, debates de estrategia en torno a la idea del partido revolucionario, y un largo etcétera.
Este tipo de cátedras cuestionan el modelo universitario del capital que impera en nuestras universidades, donde se reproducen una serie de ideas que tienen como función moldear a los futuros trabajadores del mañana como seres dóciles y adaptados al capitalismo. Una institución al servicio del mantenimiento y la reproducción del sistema capitalista y de la ideología dominante.
Fue por orden de la rectora de la universidad, Eva Ferreira, por la que se produjo el desalojo de la facultad. Una vez más queda plasmada manifiestamente la complicidad entre la casta universitaria de rectores y decanos con las fuerzas represoras del estado y las grandes empresas, cuyos intereses gobiernan las universidades a través de los consejos sociales.
Durante los últimos años venimos viviendo una escalada represiva contra el movimiento estudiantil y obrero en las universidades. No podemos olvidarnos casos como el de los 5 de Leioa o de las varias decenas de estudiantes represaliadas con la ley mordaza por protestar contra la presencia de la embajadora de Israel en la Complutense, acción por la cual ahora tenemos que pagar decenas de miles de euros en multas. Y así como este hay decenas de casos por todo el estado, en Madrid, Cataluña, Andalucía, Euskal Herria, Galicia…
Se nos reprime por protestar contra un genocidio, contra la extrema derecha, contra el capitalismo, el patriarcado, las agresiones LGBTIfóbicas, la crisis climática, contra el régimen del 78 y por pelear por una sociedad libre de estas opresiones brutales. De allí que entre las últimas leyes educativas aprobadas nada menos que por el Gobierno “progresista” esté la llamada “ley mordaza universitaria”, una ley que persigue a las y los estudiantes que cuestionan a la universidad actual y se organizan políticamente.
Hace años la entrada de la policía en un campus era algo más escandaloso, fruto de décadas de lucha del movimiento estudiantil. Hoy esta conquista se ha perdido. La policía entra impunemente a los campus con la complicidad directa de la universidad -quienes les autorizan a hacerlo- a reprimir nuestra libertad de organización política y nuestro derecho al ocio. Todo al servicio de una universidad cada vez más neoliberal, en la que les estudiantes nos limitemos a ir de casa a clase y de clase a casa o al trabajo, todo al servicio de las grandes empresas que utilizan las universidades como fuentes de futuros trabajadores dóciles.
No se lo podemos permitir. Ante la escalada represiva dentro y fuera de la universidad, del ascenso de la extrema derecha que también se intenta establecer en las aulas, la crisis económica que no hace más que empeorar, la expulsión gradual de les hijes de la clase trabajadora de una educación de calidad, el patriarcado, la lgtbifobia, la crisis climática y una larga lista que continúa, ahora más que nunca es necesario un movimiento estudiantil fuerte, combativo y autoorganizado desde abajo.
Para llegar a él es necesario que las distintas organizaciones y agrupaciones políticas de la universidad nos organicemos en frente único y presentemos batalla a una casta universitaria que roza lo medieval, a las grandes empresas que nos explotan día tras día y a este Régimen del 78 que quiere moldearnos al servicio del capital. Históricamente la universidad siempre ha sido y sigue siendo un espacio de disputa política e ideológica. De allí salen los cuadros de la burguesía, pero también fracciones de estudiantes que eligen aliarse a la clase trabajadora y poner sus conocimientos al servicio de la lucha por terminar con este sistema de explotación y opresión.
Pero no nos quedemos aquí únicamente, peleemos por ir más allá. Retomemos la tradición de luchas como las del Mayo del 68, donde miles de estudiantes y trabajadores se propusieron pasar del cuestionamiento de la universidad de clases al cuestionamiento de la sociedad de clases. |