Como denuncian desde el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH) las consecuencias de las tormentas de la madrugada del domingo nada tiene que ver con una tragedia natural o algo imprevisible. Es el resultado de obras no realizadas por el Estado, y de un modelo productivo que ha devastado los recursos naturales con desmontes, represas, avances del monocultivo y del negocio inmobiliario.
Con más de 200 milímetros de lluvia caída hasta las 9 de la mañana y ráfagas de viento que alcanzaron los 140 kilómetros por hora causó el colapso de los sistemas de desagües, anegamiento e inundaciones, cortes de luz, el gobierno provincial anunció la suspensión de clases en todas las escuelas de gestión pública y privada, según informan los medios locales. Muchas familias hacen filas frente a las escuelas buscando un lugar para resguardarse.
Los empresarios inmobiliarios, del agronegocio y de la industrial forestal, en complicidad con los distintos gobiernos vienen amasando fortunas a costa de un gran daño ambiental que paga el pueblo trabajador con su propia vida, sus hogares y con lo poco que consiguieron tener.
Lo urgente para las familias es la necesidad de exigir al Gobierno nacional y provincial que brinden asistencia sin demora a los miles de afectados por las inundaciones. Las consecuencias que sufre la población de menos recursos por las obras no realizadas tienen un solo responsable: el Estado. |