En el sector educativo a nivel superior, como en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la UAM, la Universidad Rosario Castellanos (URC), las Universidades para el Bienestar (UBBJG), la UAS, la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y la ENAH, estamos ante problemáticas que aquejan a nuestras comunidades universitarias, particularmente a nosotras las mujeres, ya sea como docentes, estudiantes o trabajadoras.
Las estudiantes
Las estudiantes nos enfrentamos a distintas situaciones no solo dentro, sino fuera de la institución, pues las condiciones estructurales como la violencia y la precarización de la vida cada vez nos deja en condiciones de mayor opresión. Nos enfrentamos al desempleo, la falta de oportunidades, la precarización de las condiciones de estudio, que las autoridades educativas criminalicen por vender en la institución, pero que al mismo tiempo nos nieguen becas universales para poder tener ingresos para seguir estudiando.
Los casos más graves son los feminicidios, que en el caso de la UACM nos han arrebatado a compañeras. También enfrentamos las desapariciones, la violencia, la discriminación, la negativa de derechos, entre otras.
En cuanto a las estudiantes y trabajadoras, se requiere el acceso a derechos sexuales y reproductivos, pues seguimos careciendo de educación sexual integral, así como de acceso a antifecundativos y atención a la salud ginecológica, sexual y reproductiva.
Las trabajadoras del sector superior
Las docentes nos enfrentamos a situaciones de precarización laboral brutal, en donde la mayoría somos docentes de asignatura, temporales, de servicios profesionales docentes y otras figuras de simulación que están diseñadas para negarnos derechos laborales como la estabilidad, a la sindicalización, al seguro social, a la vivienda, etc.
Las trabajadoras de apoyo educativo como intendencia, administrativas, de comedores, entre otras, han padecido distintas problemáticas como precarización laboral, hostigamiento sexual y laboral, además de otros tipos de violencia. A esto se suman los bajos salarios y los malos tratos, que no reconocen la labor tan importante que realizan, pues sin ellas las universidades no podrían funcionar. Y también están las dobles y triples jornadas de trabajo que realizamos en el hogar y con el trabajo de cuidados.
En la UACM, aunque han llegando mujeres a un cargo de dirección, como es el caso de la rectora Tania Rodríguez, que tiene un discurso proveniente del feminismo liberal y que es supuestamente crítico, la realidad es que esto se queda en las palabras, pues no han cambiado las condiciones de estudiantes, docentes y trabajadoras. Ni siquiera se da el día libre para que puedan marchar este 8 de marzo, muestra de la disparidad entre el discurso y la realidad.
De igual manera, aunque hoy al frente del SUTUACM esté una mujer, la base trabajadora ha señalado distintas irregularidades en las elecciones sindicales. Esto visibiliza la necesidad de democratizar el sindicato y de organizar asambleas por plantel y una asamblea general, en las cuales se clarifique y se pueda dar una salida colectiva. Se requieren espacios en donde podamos intercambiar nuestras necesidades y cómo pueden ser efectivamente resueltas y plasmadas en nuestro Contrato Colectivo de Trabajo, que la rectora ha señalado que “irá a la baja”.
Por un 8M combativo e internacionalista
Lamentablemente esta situación refiere lo que sucede a nivel nacional en donde continúan la violencia dentro y fuera de los hogares, las desapariciones de mujeres, los feminicidios y a ello se suma la precarización, negativa de derechos laborales, mayor explotación para nosotras las mujeres en nuestros centros de trabajo. Mientras que a nivel internacional están ocurriendo el avance de la ultraderecha, como en Argentina, que ha prohibido el lenguaje inclusivo. Por ello pensamos que nuestra lucha se hermana con el movimiento de mujeres allá y en todo el mundo.
Es tanto el hartazgo de lo que vivimos cotidianamente y soportamos las mujeres, que debemos salir a mostrar nuestras demandas en las calles. Por ello, desde la organización de mujeres y disidencias sexo-genéricas Pan y Rosas te invitamos a marchar en el contingente mixto con nosotras. En esta ocasión, en especial, nos solidarizamos con las mujeres y las niñez palestinas que están padeciendo un genocidio por parte del sionismo apoyado por Estados Unidos.
Nos vemos este 8 de marzo en la Glorieta de las Mujeres que Luchan. ¡Marcha con Pan y Rosas-Nuestra Clase!
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