Una compacta y enorme marea entró cerca de las 20 horas a las inmediaciones de Patio Olmos. La movilización unitaria convocada por la Asamblea Ni Una Menos y el espacio Alerta Feminista llegaba a su fin. Fue masiva y fue histórica. Los pañuelos y vestimenta verdes volvieron a las calles frente a los ataques del presidente Milei a la marea.
La movilización, llevó como consigna unitaria “Contra el plan de ajuste, hambre, violencia y represión de Milei y sus cómplices. La IVE y los comedores no se tocan. Paro general Ya.” Miles de personas inundaron las calles: llegaban en grupos de amigas, con sus madres, abuelas, reunidas en colegios profesionales, batucadas, grupos artísticos, coros.
Fue una contundente respuesta a los agravios de Milei contra el movimiento que conquistó el aborto legal, llamándonos “asesinos de pañuelo verde”, pero también fue una respuesta contra el gobierno de Llaryora que fue el primero en descargar el ajuste nacional y la represión sobre las trabajadoras y trabajadores en nuestra provincia.
Tal como había propuesto la Asamblea Ni Una Menos, las trabajadoras en lucha tuvieron un lugar central en la convocatoria y al frente de la movilización. Allí estuvieron, encolumnadas tras la bandera de UEPC Capital, las docentes provinciales que están en plena pelea paritaria contra el ataque de Llaryora. Con bandera propia, por primera vez, estuvieron las trabajadoras de los SRT (Servicios de Radio y Televisión) y las docentes universitarias que sufren el desfinanciamiento del gobierno nacional; también marcharon las trabajadoras PAICOR (Programa Alimentario Córdoba) que ese mismo día conquistaron la reincorporación de 7 de sus compañeras. Estaban presentes trabajadoras de los CDR (Centros de Referencia), de ATE CONICET, de los comedores populares, del Polo de la Mujer, la Asamblea de Disidencias Sexuales, las familiares de víctimas de femicidio como Milagros Botone, Anahí Bulnes o Yamila Cuello.
Las consignas más coreadas fueron contra el autoritarismo del presidente Milei, en defensa del derecho al aborto, la separación de la Iglesia del Estado y la exigencia de paro general ya a las centrales sindicales. No es casualidad que se haya coreado la demanda de unidad de las luchas en curso mediante un paro general porque revisten una carácter estratégico para fortalecer una perspectiva favorable a las y los trabajadores. Que la marea feminista rodee de solidaridad estos reclamos, lo vuelve fundamental.
Fue una movilización que expresó la unidad de las “pibas de la marea verde” con las trabajadoras de distintos sectores en lucha contra el ajuste, quienes tuvieron un destacado protagonismo con sus carteles, banderas, intervenciones y demandas.
Sin embargo, a excepción del SUOEM, fue notoria la baja convocatoria de las conducciones sindicales nucleadas en la “intersindical de mujeres”, que participa del espacio “Alerta Feminista” y dice reunir alrededor de 30 organizaciones gremiales. Una expresión del rol que vienen cumpliendo, representando a conducciones que se niegan a darle impulso a los reclamos.
La movilización mostró que fuerzas sobran, y que cuando hay organización democrática desde abajo para la lucha, la creatividad y la capacidad de movilización aumentan.
Las organizaciones impulsoras de la movilización fueron Pan y Rosas, Plenario de Trabajadoras, Las Rojas, Isadora, Akelarre, La Poderosa, EO, así como activistas independientes de la Asamblea Ni Una Menos; junto a las agrupaciones referenciadas con Alerta Feminista como Mumalá, La colectiva, Movimiento Evita, La Agrupación de mujeres y diversidad.
Pan y Rosas, participó con una destacada y llamativa columna entre las trabajadoras docentes que marcharon junto a la delegación Capital de UEPC. Además, impulsaron la Posta Sanitaria y de cuidados, que reunió a trabajadoras y trabajadores así como estudiantes de la salud y se pusieron a disposición de la movilización.
Las trabajadoras desocupadas que se organizan en la Asamblea por Trabajo y Vivienda y están poniendo en pie una cooperativa textil, marcharon orgullosas junto a las compañeras despedidas de ECOFEM, trabajadoras gastronómicas, de comercio, de las aplicaciones, estudiantes universitarias y secundarias como quienes se agrupan en “Jóvenes en lucha”, o las compañeras procesadas por defender la educación pública en 2018.
Este primer paso unitario y masivo para enfrentar el ataque de Milei y Llaryora tiene que desplegarse con toda su potencia, llevando el impulso a cada lugar de trabajo y estudio, impulsando reuniones y asambleas para volver a reunir fuerzas desde abajo.