Los recortes de gasto anunciados por Dilma están lejos de resolver la crisis, sólo apaciguan los ánimos en el régimen político brasileño, estableciendo un pacto aún más grande con el PMDB para blindar a Dilma: aunque plantean la eliminación de ministerios y recortes de gastos, termina siendo demagogia pura ya que estos cambios no afectan de fondo los privilegios de los políticos en Brasilia (ya sean jueces, fiscales, diputados o senadores).
El compromiso de Dilma: “limpiar la administración pública”, ¿al servicio de quién?
La reforma ministerial de Dilma se llevó a cabo como una distribución de cargos (el PMDB ganó el Ministerio de Salud). En realidad fue una recomposición de las fuerzas del gobierno con el PMDB de la Cámara de Diputados a través de la negociación política con Picciani (líder del PMDB en la Cámara), en la cual Eduardo Cunha pierde influencia, aislándose cada vez más dentro de un PMDB que reafirma su compromiso como base aliada del gobierno y el PT. Es importante destacar que este movimiento político se produce en medio del avance de la crisis política del gobierno y de la necesidad de que el Congreso apruebe un paquete de ajuste fiscal, que incluye, por ejemplo, el retorno del llamado impuesto al cheque (CPMF) y recortes salariales de los empleados federales. Esta situación se da cuando las señales de la crisis económica del país se fortalecen aún más.
El intercambio de ministros entre el PT y el PMDB ha beneficiado a sectores del PMDB de la Cámara y de Lula, quien fue uno de los articuladores de la reforma. Jaques Wagner (PT) al frente de la Casa Civil, cuyo titular Aloizio Mercadante (PT) pasa a Educación. Aldo Rebelo (PCdoB) queda como ministro de Defensa. Miguel Rossetto (PT) va a la cartera de Trabajo, que se fusionará con la de Seguridad Social. El Ministerio de Tecnología continúa con Celso Pansera (PMDB) y Marcelo Castro asume el Ministerio de Salud (PMDB).
Además de la reforma ministerial, se suman los "cambios" cosméticos (metas de gasto de agua y energía y los límites en el uso de teléfonos y los pasajes aéreos), todo ello con el discurso de “limpiar la administración pública”. Esto fue del agrado de los inversores extranjeros de la Bolsa de Valores de San Pablo, que se valorizó al ser anunciada la reforma. El discurso que Dilma deja en claro a los capitalistas es su compromiso con el ajuste fiscal, con los recortes en el gasto público social y con las privatizaciones como el verdadero mecanismo de reducción de la “máquina del estado” desde el punto de vista de beneficiar las ganancias de empresarios y no los intereses del “pueblo brasileño", como planteó en su discurso.
La reforma también modificó algunos de los ministerios relacionados al tema social, uniéndose el Ministerio de Seguridad Social al de Trabajo; Suprimió el Ministerio de Pesca y unificó tres en uno, con la fusión de los Ministerios de Derechos Humanos, Negros y de las Mujeres.
Demagogia
En números, el salario de Dilma que es de R$ 30.934,70 pasará a ser de R$ 27.841,23, así como el de vicepresidente y los ministros, que reciben la misma remuneración que la Presidente y que verán reducidos sus salarios en la misma proporción. Con los sueldos de los ministros, presidente y vicepresidente, el gobierno gastaba un total de R$ 1.268.322,70, y con el “recorte” tendrá un ahorro de casi R$ 350 mil por mes, es decir, de casi R$ 4.5 millones en un año, teniendo en cuenta el recorte de las 8 carteras e incluyendo el aguinaldo de estas autoridades.
Estas sumas son pequeñas comparados con los recortes sociales llevados a cabo por el ajuste fiscal de Dilma y Levy en educación, salud y derechos laborales, como el seguro de desempleo. También son números insignificantes frente a los privilegios de jueces, fiscales y miembros del poder Judicial, diputados y senadores, además de un conjunto de beneficios y cargos de confianza ligados a todos estos políticos (de los tres poderes - Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Es un discurso para mejorar la gobernabilidad en nombre de los nuevos ajustes en la economía, como la creación de nuevos impuestos, recortes en las pensiones y los salarios de los empleados federales, además de las privatizaciones en Petrobras, por ejemplo.
“Equilibrio” hoy, inestabilidad para mañana
Para Dilma y el gobierno, esta reforma ministerial tiene como objetivo equilibrar las fuerzas políticas de la base de apoyo al gobierno. Dilma afirmó en su discurso, "Gobiernos de coalición, como el mío, necesitan el apoyo del Congreso". De esta forma, como hemos desarrollado aquí, Dilma, amplió el espacio del PMDB en el gobierno, en un verdadero “toma y daca” en función de que el ajuste fiscal sea aprobado en la Cámara de Diputados y el Senado. Dilma también dijo que “es necesaria la estabilidad política para que el país vuelva a crecer (...) tenemos que poner los intereses del país por encima de los intereses partidarios".
Como venimos señalando en otros artículos, al ver el éxito del PMDB en lograr más cargos después de haber dado varias señales desde la oposición, ¿por qué otros partidos de la base aliada no están haciendo lo mismo para asegurarse más espacios? En el ámbito de la política misma, la reforma ministerial no es una fuente segura y duradera de estabilidad, menos aún está garantizado su éxito si tenemos en cuenta las dificultades que enfrenta la economía y cómo se relaciona con la crisis política y del PT. Las nubes siguen cargadas en Brasilia: recesión, ataques a la clase trabajadora e interminables intrigas y clientelismo.
Que todo político gane como un profesor
Frente a la demagogia de la reforma ministerial de Dilma, que está lejos de poner fin a los privilegios de los políticos, es fundamental impulsar la campaña para que todo político gane como un profesor y que todo profesor reciba un salario acorde al costo de la canasta de vida y el fin de todos los privilegios de los políticos. Es necesario denunciar esta verdadera democracia para ricos, cuyos políticos en el poder representan los intereses de una minoría: las ganancias de los capitalistas, los banqueros y los terratenientes, contra los trabajadores, que son quienes están pagando la crisis. |