No es muy difícil comprender la grave crisis que atraviesa el sistema educativo chileno si analizamos las razones fundamentales que lo vieron nacer durante los terribles años de la dictadura militar, para luego establecer toda la lógica mercantilista durante los 90’ por parte de la concertación y la derecha, en el auge de las políticas neoliberales que sentaron sus bases en la ilegítima constitución pinochetista de 1980.

Estos últimos 30 años ha existido una línea constante desde los gobiernos al desfinanciamiento de la educación pública, en contraste con el florecimiento de colegios particulares y particulares subvencionados, que son financiados por el estado, manteniendo vigente el negocio de la educación en Chile. En cada ciudad es fácil ver que son décadas en donde no se ha construido una escuela si quiera. La educación pública ha venido recibiendo fuertes golpes por parte de los partidos tradicionales y los intereses que tienen detrás.

Así lo expresa la grave crisis de infraestructura en los establecimientos: escuelas que se caen a pedazos, con plagas de ratones, problemas de alcantarillado, espacios no acondicionados, y que no dan a basto a la cantidad de estudiantes, manteniendo situaciones de hacinamiento. Es algo básico que para llevar un proceso educativo adelante de forma integral, se necesitan espacios acordes a las exigencias del día a día, no las precarias condiciones donde nos desenvolvemos.

Luego de cómo se abordó la crisis de salud del covid19, la educación fue uno de los sectores más golpeados. De forma inmediata se hicieron notar las consecuencias a través de la deserción escolar y el ausentismo en las salas de clases, las dificultades para llevar adelante procesos de aprendizaje, el aumento de la desigualdad social y el empeoramiento de la salud mental en trabajadores de la educación, estudiantes y sus familias. En algunas regiones el aumento de las licencias médicas por parte de las y los trabajadores de la educación, alcanzó un 353% en la región metropolitana en el 2021 y 2022.

Hoy la crisis educativa arrastra todos estos elementos que son síntomas de la descomposición del sistema educacional. En términos de presupuesto, sigue siendo insuficiente para responder a las necesidades que se requieren en las comunidades educativas, los gobiernos prefieren seguir financiando a carabineros y el resto de las fuerzas represivas del estado, en vez de la educación.

Los servicios locales de educación pública (SLEP), por su parte, han sido un completo fiasco donde se han instalado. Parten muchas veces con la reducción de recursos, entre ellos, la reducción de personal, como se vieron en los despidos y desvinculación en diferentes regiones, pero después solo se sientan a administrar los miserables recursos que destina el gobierno.

Previo al 2019, se impulsaron un montón de políticas represivas, como Aula Segura, donde los policías tienen mayores facultades que les permiten perseguir estudiantes menores de edad incluso hasta en las salas de clases. Este tipo de leyes ha demostrado ser un factor importante en la deserción escolar.

El difícil comienzo del año escolar

A días de comenzar el año escolar, dirigentes del colegio de profesores en Atacama, junto a apoderados, iniciaron una huelga de hambre exigiendo condiciones dignas para que las y los estudiantes puedan estudiar durante el año, luego de promesas incumplidas por el ministro de educación Nicolás Cataldo, quien incluso amenazo a los docentes diciéndoles que tenían que devolver el sueldo si paralizaban.

Por otro lado, dentro de la jornada del 8 de marzo, se dio a conocer la triste muerte de la profesora Katherine Yoma, quien venía desde hace meses denunciando el hostigamiento, el autoritarismo y el despotismo de los directivos de su escuela. Las y los trabajadores de la educación dejaron en claro en sus multiples movilizaciones que, “El autoritarismo escolar mata”.

Ante esto, organizaciones como Nuestra Clase, vienen planteando la necesidad de la elección democrática de las autoridades en los establecimientos educacionales, para que trabajadores de la educación, estudiantes, apoderados quienes son los que realmente conocen las necesidades que tiene la educación pública , se pueden organizar para responder ante ella. Queremos una democracia en las escuelas y liceos, que se pueda discutir todo por parte de trabajadores, estudiantes y apoderados, desde la implementación y uso de los recursos, hasta los aspectos pedagógicos más relevantes.

Desde ya, peleamos por impulsar un conjunto de medidas que creemos son necesarias ante la grave crisis que enfrentamos, como: Una mayor dotación de trabajadores de la educación, fortalecer los equipos psicosociales y el PIE para los estudiantes que requieran responder frente a las necesidades educativas especiales que puedan existir. Al mismo tiempo, un plan de obras públicas para los establecimientos educacionales, para poder contar con la infraestructura que se necesite. Fin a la jornada escolar completa que ha sido un rotundo fracaso, y de la mano la disminución de la jornada laboral a 6 horas 5 días a la semana, para el conjunto de los trabajadores. El 50/50 de horas lectivas y no lectivas, un aumento del sueldo base de los trabajadores de la educación, el cual debe ser acorde a la canasta básica familiar. Necesitamos que sean las comunidades educativas las que decidan qué tipo de educación se necesita y cuáles son los aspectos que se requieren de manera urgente.

Ante esto vemos la necesidad de poder generar protocolos para enfrentar diversas situaciones de violencia, acosos sexual, acoso laboral, mobbing, entre otras, donde se realicen comisiones de investigación independientes de las autoridades, conformadas por comisiones multi-estamentales, ya que vemos como en el caso de Kathy, quien a pesar de denunciar lo que estaba pasando e ir a todas las entidades correspondientes, como equipo directivo de la escuela d-68, CMDS, Inspección del trabajo, entre otras, nunca recibió una real respuesta y apoyo, todo lo contrario, fue castigada por la Corporación municipal rebajando su carga horaria de 44 hrs a sólo 16 hrs, lo que para cualquier docente es un tremendo golpe al bolsillo y a la moral. Hay que ponerle fin a la educación municipal y a los SLEP, que la educación vuelva a ser financiada directamente del Estado y que las comunidades educativas gestionen los recursos.

Todas estas medidas sabemos que solo podrán ser conquistadas, con organización y con la fuerza de profesores, estudiantes y sus familias, unidos en las calles. No podemos seguir tomando el mismo camino que el gobierno de Boric, con leyes que son completamente ajenas a las grandes mayorías. Todo lo contrario, sabemos que para poder acabar con el negocio educativo, necesitamos una gran fuerza. En Antofagasta las bases piden un paro nacional en contra del autoritarismo, el acoso y las condiciones que existen en educación, además que el presidente nacional del Colegio de profesores Mario Aguilar, es el gran ausente, dando declaraciones sin siquiera escuchar mínimamente a las y los dirigentes del comunal Antofagasta, mucho menos a las bases. Además sabemos que Aula segura y las medidas punitivas no son la salida al problema educativo, sólo genera rotación de estudiantes entre escuelas y liceos, terminando en muchos casos en deserción escolar, demostrando que este sistema no piensa en los estudiantes, ni trabajadores.

Es por eso que hacemos el llamado a organizarnos y movilizarnos en nuestros lugares de estudio y trabajo, para acabar con el sistema de educación heredado de la dictadura,y avalado por los partidos tradicionales de la derecha y la concertación por décadas. Solo a través de la lucha, tomando el ejemplo de los cientos de profesores que se vienen movilizando a nivel nacional, podremos conquistar realmente un sistema educativo, que ponga al centro la enseñanza, y no el negocio de unos pocos.