El consumo masivo continúa en franca caída por el impacto de la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos profundizada en los últimos meses, en medio de la disputa que inició el ministro de Economía, Luis Caputo, por las promociones y la mayor flexibilidad para importar productos de la canasta básica.
Según un relevamiento de la consultora Scentia -publicado por Infobae-, en febrero los supermercados tuvieron caídas en sus ventas por un 8,3% comparado al mismo mes de 2023. El mismo informe indica que, además, esa tendencia se estaría profundizando en marzo. Entre el 4 y el 10 del mes en curso, se registra una baja del 9% en términos interanuales.
La tendencia continua lo que viene ocurriendo durante los últimos meses. En enero, la caída en las ventas había indicado el mismo porcentajes: un 8,3% comparado con enero del año anterior. Al mismo tiempo, un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) había señalado que las ventas minoristas cayeron un 27% en los dos primeros meses del año.
El consumo popular cae en todos los rubros. Un reciente informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) indicó que, el mes pasado, el consumo de carne vacuna se derrumbó en un 9,3% el consumo de carne vacuna. El análisis indicó que en febrero de 2023 el consumo fue de 49,2 kilos por persona anualizado y que el mes pasado cayó a 44,6 kilos por habitante. Se trata de la cifra más baja desde febrero de 2011.
Esta caída del consumo es inseparable del ajuste salvaje que se lleva adelante sobre la economía. El gobierno nacional, los gobiernos provinciales y los grandes empresarios aplican ajustes que hacen caer el poder adquisitivo de las grandes mayorías trabajadoras.
A nivel nacional, a los recortes y despidos se suman ahora los techos que el Gobierno de Milei quiere imponer en las negociaciones paritarias. Es lo que está ocurriendo -según un relevamiento de Clarín- en negociaciones salariales de sectores como Camioneros, Comercio o la Uocra. Allí el Poder Ejecutivo se niega a homologa acuerdos que impliquen subas superiores al 14% en marzo y al 9% en abril. Esa sería la orden que bajó directamente desde el Ministerio de Economía. Esas limitaciones se suman a lo que ocurre con salarios y jubilaciones, que vienen perdiendo frente al ascenso de la inflación.
Esa realidad también se evidencia en las provincias. Con disparidades, los gobiernos provinciales aplican ajustes sobre los ingresos de trabajadores y trabajadoras. No hay excepciones. Incluso Axel Kicillof, que ayer anunció un aumento para estatales intentando contraponer su “modelo” al de Milei, ajusta sobre el salario. Como se señaló en este medio “durante el año pasado, la pérdida del poder de compra de los salarios estatales fue del 18,65% y en lo que va de 2024 sigue el mismo derrotero”.
Las patronales, lógicamente, son parte de este armado contra el salario de la clase trabajadores. El caso más escandaloso podría ser el del gremio de prensa, donde las grandes empresas periodísticas llegaron a ofrecer un 0 (cero) por ciento de aumento, en el marco de una paritaria durísima.
Mientras cae el poder adquisitivo de la clase trabajadora, el pueblo pobre y las clases medias arruinadas, la CGT sigue a la espera de un llamado a negociar por parte del Gobierno nacional. Al mismo tiempo, anuncian que están dispuestos a discutir una eventual reforma laboral “consensuada”. Es decir, que están abiertos a negociar nuevas quitas de derechos para la clase trabajadora.
Hay que imponerles otro rumbo. Es necesario organizarse democráticamente, desde cada lugar de trabajo y cada barrio, para exigirles y lograr que convoquen a un paro nacional y plan de lucha hasta derrotar la política del Gobierno, el FMI y los grandes empresarios. No se puede frenar la caída del poder adquisitivo negociando con los que quieren hundirlo y hacer al pueblo trabajador aún más pobre. |