La CGT busca abrir negociaciones con el Gobierno nacional. Así lo confirmaron a Clarín distintos dirigentes de la cúpula sindical peronista. La conducción cegetista leyó como algo “positivo” la llegada de Julio Cordero, el abogado del grupo Techint, a la Secretaría de Trabajo. A partir de allí, considera que se abren puentes para un “diálogo”. "Oxigenó un poco (el recambio de funcionarios), pero todavía falta mucha tela para cortar", afirmaron.
Para trabajadores y trabajadoras difícilmente tenga algo positivo la llegada de Cordero. Hace algunos meses se hizo conocido por una exposición en el Congreso donde cuestionó a quienes quería tener tiempo fuera del trabajo.
La CGT apuesta todo a negociar con el Gobierno. Sin embargo, negociar implica ceder a la agenda de ajuste que lanzó el Poder Ejecutivo junto al FMI y a los grandes empresarios. Quedó claro la semana pasada, cuando Héctor Daer y Andrés Rodríguez hablaron ante los empresarios de la Cámara de Comercio de los EE. UU. en Argentina (AmCham) y dijeron que aceptarían una reforma laboral “consensuada”.
Pero, ¿qué significaría eso? Menos derechos, peores condiciones laborales, salarios más bajos, más precariedad del empleo. Eso quieren los empresarios. Es mentira que una reforma laboral beneficiaría a la clase trabajadora.
La agenda que vienen imponiendo las centrales sindicales es la de dar peleas sectoriales o por gremio, lo que objetivamente no sirve para derrotar el plan de guerra de Milei, que hoy mismo anunció que quiere más despidos. Algunos de sus referentes como Pablo Moyano, se mostraron solidarios con la lucha de los trabajadores de Télam contra el cierre y los despidos. Pero sabemos que que los planes de Milei no se derrotan solo con palabras, sino en las calles con acciones contundentes y con planes de lucha que tengan continuidad. Claramente el peronismo no está a la altura de las circunstancias, tanto sus dirigentes sindicales como también políticos.
Fuerzas para enfrentar el ajuste hay. Es necesario dar una pelea desde abajo, en cada lugar de trabajo y barrio, para que las conducciones sindicales burocráticas cambien el rumbo. Es fundamental imponerles retomar el camino del paro nacional del 24 de enero, imponiendo un nuevo paro nacional y un plan de lucha hasta derrotar el conjunto del ajuste de Milei, el FMI y los grandes empresarios.
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