Después de 2 meses de estar cerrada para la instalación de un sistema de señales llamado CBTC que promete ser de última tecnología, la línea de subte reabrió este 7 de marzo. El Gobierno de la Ciudad dice que hay mejor frecuencia, más seguridad y quiere aplicar un brutal aumento de tarifas. Pero la realidad es que hay menos trenes, enormes demoras, y trabajadoras, trabajadores y usuarios sufren las consecuencias de una apertura anticipada y con mucha improvisación. |
Entre el 8 de enero y el 7 de marzo de 2024, el tramo de subte que comprende entre las estaciones Catedral y Congreso de Tucumán estuvo cerrado al público usuario. El motivo era la instalación de un nuevo sistema llamado “Communications Based Train Control” (de ahí sus siglas CBTC) de la marca Siemens que desde el Gobierno de la Ciudad promocionaron como una obra indispensable para mejorar la frecuencia. El mismo Jorge Macri había publicado en X que “una vez finalizadas las tareas vamos a mejorar el tiempo de los viajes y lograr así que todos los pasajeros esperen menos tiempo a que llegue el próximo tren”.
Lo cierto es que aunque en las redes y medios pasen en loop desde el 7 de marzo la propaganda de la Ciudad que dice que “la línea D reabrió con mejor frecuencia y más seguridad”, ya hay cantidad denuncias de usuarios y usuarias por las demoras y anomalías provocadas por las fallas del sistema.
Las trabajadoras y trabajadores también denunciaron a través de las redes la situación que están viviendo desde la reapertura de la línea. La Agrupación Bordó subió el comunicado que publicó AGTSyP para informar a los usuarios, y manifestaron que “hay menos trenes y muchas fallas del sistema que generan demoras y deficiencia en las condiciones de seguridad para trabajadorxs y usuarixs”.
Consultada por La Izquierda Diario, Agustina Chaves, trabajadora y delegada de la línea D aseguró que “la apertura de la línea estaba programada para el 17 de marzo, sin embargo decidieron abrirla 10 días antes sin la cantidad de pruebas y ajustes necesarios para poder dar un buen servicio. Además, de los 21 trenes que integran la flota de esta línea, solo 14 están disponibles para brindar servicio, ya que al resto todavía no le pudieron instalar el nuevo sistema. Pero además, dentro de esos 14, hay muchos que presentan distintas fallas y se quedan en línea. Esto, sumado a los aires acondicionados que no funcionan provocan un enorme malestar en los usuarios y usuarias”, comenta.
“La decisión de abrir antes de tiempo claramente tuvo más que ver con necesidades económicas que con que estuvieran dadas las condiciones para dar un servicio de calidad, eficiente y seguro”, sentencia. Además cuenta que “las trabajadoras y trabajadores estamos haciendo un enorme esfuerzo ya que al haber menos trenes en funcionamiento y con numerosas fallas, muchas compañeras y compañeros se quedan varias horas en linea, sin el descanso correspondiente. Algunas fallas incluso ponen en riesgo la integridad física de los propios pasajeros, como puertas que se cierran bruscamente y lastiman a las personas que suben y bajan de los trenes, o puertas que directamente no abren”. Esto último fue denunciado también por una pasajera en X:
“Si estas condiciones persisten, en los próximos días tendremos que definir en asambleas las medidas que sean necesarias para resguardar a usuarios y trabajadores, las cuales serán comunicadas oportunamente. El transporte público debería ser un derecho y no un negocio. Por eso venimos de denunciar y hacer distintas acciones junto con centros de estudiantes y asambleas barriales contra el tarifazo que llevaria el boleto a casi 800 pesos, mientras que el servicio es cada dia peor, como se ve hoy en la linea D o en la B que todavia tiene toda su flota de trenes con asbesto. Nuestro reclamo es por un servicio seguro y accesible, donde la prioridad sea la seguridad de nuestras compañeras y compañeros y de la gente que viaja todos los días para ir y volver a sus trabajos y hogares”, dijo la metrodelegada.
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