Juan Manzur, Axel Kicillof, Gildo Insfran, Lucía Corpacci, Fernanda Raverta y Wado de Pedro en la primera fila del Congreso Nacional del PJ | Foto: Partido Justicialista
Con los gobernadores a la cabeza, se concretó la licencia de Alberto Fernández y se conformó una Comisión de Acción Política hasta las próximas elecciones internas. Ante el avance de la motosierra de Milei, emitieron un documento que solo habla de prepararse "para recuperar la conducción del estado nacional" y que busca tender puentes con sectores como Pichetto, Llaryora y otros colaboracionistas. Lejos de enfrentar el ajuste y los ataques, el PJ apuesta al "cuanto peor, mejor" y a que el oficialismo se vaya desgastando de cara a las próximas elecciones.
Luego de la dura derrota electoral de noviembre, el PJ finalmente llevó adelante su Congreso. En medio de un clima caliente y repleto de reproches, en los pasillos del microestadio de Ferro se repetía una y otra vez la misma frase: "Reorganizar al peronismo". Pero la cuestión principal, en momentos de motosierra y licuadora, es preguntarse hacia dónde, con quiénes y para qué.
Sin la presencia de Massa, que eligió el mismo día y la misma hora para realizar el Congreso de su Frente Renovador, el encuentro duró algo más de dos horas. Luego de aceptar la anunciada licencia de Alberto Fernández como presidente del partido, se confirmó que no habrá un sucesor sino una convocatoria a una "Comisión de Acción Política", aunque sus integrantes serán designados más adelante. La misma tendrá como objetivo tender puentes hacia sectores que se alejaron en los últimos años y que hoy son activos colaboradores de Milei como Pichetto, el gobernador cordobés Llaryora y otros. "Aboquémonos a recuperar un auténtico federalismo de concertación" señala la declaración que publicaron como resultado del encuentro, abriendo la puerta a nuevos acuerdos con derechistas que deambulan por otras tribus políticas.
El documento aprobado comienza señalando que la reunión del PJ ocurre "en momentos realmente dramáticos, acaso los más dramáticos de los últimos cuarenta años de la recuperada democracia argentina" y asegura que "en momentos como este, el pueblo argentino mira hacia el peronismo porque sabe que allí reside una larga experiencia de luchas históricas, así como una reserva de futuro". Pero a lo largo de las siete páginas que siguen no puede encontrarse ni una sola referencia a cómo organizarse para luchar contra el brutal ajuste y ataque que viene llevando adelante el gobierno de Milei.
— Partido Justicialista (@p_justicialista) March 22, 2024
La versión final del texto se divide en dos partes. Por un lado, un "Diagnóstico y pronóstico" donde se señala la crítica situación actual y se describe "una batería de medidas brutales que golpean sin piedad a la mayoría de nuestro pueblo". Pero la enumeración de esas medidas no tiene ningún tipo de correlación con la segunda parte del documento, titulada "Proyecto y nuevas propuestas". Compuesta por cinco puntos, plantea como primero y principal la necesidad de prepararse "para recuperar la conducción del estado nacional". Lejos de cualquier llamado a organizarse para frenar "la situación realmente dramática en el orden económico, social y cultural", la única organización que se propone es en función de "fortalecer los bloques parlamentarios en las elecciones de medio término" y "triunfar en las siguientes elecciones provinciales y nacionales".
Especulando con el ajuste
El documento del PJ habla de una "situación dramática" pero propone como única solución para "frenar este anteproyecto de nación" esperar hasta las elecciones de 2025 y 2027. Una estrategia que apunta a dejarle las manos libres a Milei para que lleve adelante sus planes ahora contra la inmensa mayoría de la población y sin oponerle ninguna resistencia seria, especulando con capitalizar el malhumor social que generará si logra imponerse.
La misma estrategia vienen llevando adelante las distintas direcciones sindicales, negándose a convocar nuevas medidas de lucha que le den continuidad al paro general y la movilización del 24 de enero para unificar a todos los sectores que vienen siendo agredidos por la motosierra y la licuadora. No casualmente, dirigentes como Héctor Daer, Pablo Moyano y Andrés Rodríguez ocuparon la segunda fila en el escenario de Ferro y formaron parte de la redacción final del documento.
Algo parecido sucedió durante los últimos años del gobierno de Juntos por el Cambio cuando, luego de las enormes protestas callejeras contra la reforma previsional en 2017, volcaron todas sus fuerzas y su estructura a conducir el descontento de millones bajo la fórmula del "Hay 2019". En aquel entonces también sostenían que la mejor manera de enfrentar al macrismo era por la vía electoral y que para eso había que volver a juntar a los sectores que se distanciaron durante los gobiernos de Cristina Kirchner.
La premisa de lograr "unidad contra Macri" terminó con la fórmula que llevó a Alberto Fernández a la Casa Rosada. La desastrosa experiencia del gobierno del Frente de Todos, que se dedicó a administrar la herencia macrista arrodillándose ante los intereses del FMI y los grandes empresarios, fue el resultado de esa estrategia y lo que generó el caldo de cultivo para que creciera el experimento de la ultraderecha de Milei.
¿Cuánto peor, mejor?
En medio de la crisis y la falta de conducción del PJ, el peronismo viene siendo un aporte fundamental a sostener a un gobierno que en apenas 100 días ya ha demostrado una enorme debilidad (institucional, partidaria y en las calles). La tregua de las centrales sindicales, dejando aislados a los distintos sectores afectados por el ajuste y negándose a convocar un nuevo paro general, son el correlato de la estrategia definida en el Congreso de este viernes.
"Cuanto peor, mejor" pareciera ser el lema que orienta el actual momento del peronismo, en donde la tensión está puesta en zanjar sus diferencias internas y lograr reorganizarse pensando en los procesos electorales que vendrán, mientras apuestan a que la imagen positiva que aún mantiene Milei se esfume a medida que avancen las nefastas consecuencias de su plan económico. Esta acción deliberada se complementa con discursos opositores y elogios desmedidos como los que hizo Kicillof, quien aseguró que "los gobernadores del peronismo están resistiendo el embate" y que los bloques legislativos "han dado ejemplo de coherencia con el rechazo a la ley ómnibus y al DNU". Acciones que no cambian la relación de fuerzas y sirven para enmascarar el aporte al equilibrio que sostiene a Milei.
En situaciones como la actual, cada día que pasa sin enfrentar seriamente el plan de guerra del Gobierno es un tiempo valioso que se le regala a quienes quieren barrer con la mayoría de las conquistas de los trabajadores y los sectores populares. Los cuatro años del fracaso del Frente de Todos están demasiado frescos como para creer que la solución pasa por esperar y apostar a los próximos procesos electorales, haciendo alianzas con derechistas como Massa en su momento o como ahora podrían ser Pichetto y compañía.
Lejos de cualquier especulación electoral, se trata de enfrentar desde este momento y en las calles a un Gobierno con planes demasiado ambiciosos para las fuerzas que tiene para llevarlo adelante. Fortalecer los distintos procesos de organización desde abajo como las asambleas barriales y la coordinación de los trabajadores que empiezan a pelear contra los distintos ataques en curso como los de GPS (tercerizada de Aerolíneas Argentinas), los de la cultura, CONICET y otros estatales, peleando por imponerle a las centrales sindicales que convoquen a una nueva medida a la altura de las circunstancias. Ese es realmente el único camino si de verdad se quiere enfrentar y frenar la dramática situación actual.