La propia fuerza aérea siempre “gestionó”, para que el oscuro predio siguiera operando, al interior del mismo Aeroparque Jorge Newbery, emplazado en el centro y pegado a la Costanera. Aquella impunidad se hace sentir. El conflicto contra los despidos de 70 trabajadoras y trabajadores tercerizados de Aerolíneas fue elocuente al respecto. Fue el personal enrolado en la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), quienes se hicieron portadores de listas negras y tomaron partida por la patronal, impidiendo el ingreso de laburantes despedidos en la ilegalidad total.
El entramado militar y civil en la aeronáutica empresaria siempre estuvo presente. Los despedidos, primeros damnificados de un plan oficial cuya culminación es la privatización de Aerolíneas Argentinas, bien lo saben. Así las cosas, el aguerrido plan de lucha emprendido por los aeronáuticos tuvo una parada ineludible este 24 de Marzo. Una vívida asamblea lanzó el debate y la moción. Recordando a los trabajadores aeronáuticos desparecidos y tomando la posta de su lucha histórica. La votación fue unánime: “El 24 marchamos”. No será una movilización más, saben los trabajadores que la pelea contra los despidos tiene su punto de encuentro con el pasado, presente y, futuro de las y los trabajadores. Tienen claro que la lucha contra la privatización de Aerolíneas Argentinas requiere de explicaciones muy presentes y al tiempo con mucha historia.
Apelarán a la solidaridad de todos los aeronáuticos y pondrán en marcha una potente batería de creatividad para agitarla y hacerse escuchar. Son conscientes que la patronal cuenta a su favor con la complicidad de los grandes medios y que intentarán ocultar su propio desprecio a la vida de trabajadoras y trabajadores. Desde muy temprano se hicieron presentes en las inmediaciones de la Plaza. Gacebos, afiches y alcancías solidarias para el fondo de lucha circulaban entre la marea humana movilizada contra el gobierno negacionista. El aplauso, la simpatía de los que pasaban por las “postas de lucha” de los despedidos aeronáuticos fue total. Largas horas de adhesión activa fueron generando el clima para que los chalecos amarillos de GPS (tercerizada de Aerolíneas), ingresaran a la plaza.
No hubo que empujar para entrar, no. Desplegando una enorme bandera que, de seguro superaría los cincuenta metros, con la leyenda “Aerolíneas no se vende - Ningún despido en GPS”, los aeronáuticos dan cuenta de su ingreso. La multitud se despliega contra los laterales. Avanza la columna. Cientos, miles, toda la plaza, toda, canta: ¡No se vende, Aerolíneas no se vende! Las aguerridas trabajadoras se destacan. Se sabe, son de la Comisión de Mujeres. A juzgar por la capacidad de sus oradoras, se presume serán una institución fuerte en el conflicto. La demanda obrera se coloca con potencia en la plaza y se fusiona con el reclamo democrático, aquel que batalla contra la impunidad de la dictadura genocida. Todo tiene que ver con todo.
Para entonces la convocatoria que hicieran las y los compañeros de GPS a un acto en 9 de Julio y Avenida de Mayo se va resignificando. Aumentan las expectativas. A la espalda de los aeronáuticos se encolumnan varias decenas de Asambleas Populares. El entusiasmo no cesa. Miles observan el camión de sonido copado por trabajadoras y trabajadores. Toman la palabra, dan claridad y perspectiva al conflicto. Que no se debe pelear divididos, exigen a la burocracia la unificación de las peleas en curso: claman por el paro activo. Coronan su jornada convocando a un abrazo solidario el miércoles a las 19 hs.
Se siente y se ve el entusiasmo y las fotos de distintas delegaciones, el compañerismo, la solidaridad. De esa manera va terminando una jornada que le permitió a los despedidos de Aerolíneas amplificar su reclamo. Dejar claro que se dará pelea contra la privatización. Como fuere, el mensaje es claro: “No están solos”. |