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30 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Película
Días Perfectos, una oda a los solitarios
Ilombe Carvalho

De la mente del reconocido cineasta alemán Wim Wenders y del productor japonés Takuma Takasaki, surge este retrato de la vida cotidiana y la soledad elegida.

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“La próxima vez será la próxima vez. Ahora es ahora”

Hirayama es un hombre de mediana edad que se dedica a lavar baños públicos en Tokyo. Durante los primeros minutos mudos de la película nos adentramos a su perfectamente cronometrada rutina. Se despierta sin despertador, gracias al ruido de la escoba del vecino que religiosamente barre la calle. Se levanta: riega sus plantas, se asea y viste para ir al trabajo. Al salir de su humilde departamento se da un breve instante para observar el cielo. Compra un café en la máquina dispensadora y sube a su camioneta. Al compás de música rock clásico como Smith, Morrison, Lou Reed, etc., se dirige a su trabajo atravesando la ciudad. Al llegar al primer baño público nos damos cuenta de la meticulosidad de su trabajo. Hirayama convierte el monótono acto de limpieza en algo casi quirúrgico, cuidando el mínimo detalle y lidiando al mismo tiempo con los impertinentes usuarios que interrumpen su trabajo para utilizar el inodoro.

Se esfuerza demasiado, como bien se lo dice su joven y despreocupado compañero, Takashi, quien, como la mayoría de nosotros, realiza la limpieza solo para terminar lo más rápido posible. Cuando Hirayama sale del trabajo va a los baños públicos, toma un relajante baño y después asiste al mismo restaurante donde ya ni le preguntan qué desea pedir pues lo conocen perfectamente. De vuelta a casa lee un libro y se duerme. Al siguiente día se repite todo nuevamente. Sus días de descanso están igual de planificados: asear la casa, revelar el rollo de fotos que toma en sus descansos para comer, comprar un nuevo libro e ir al mismo bar desde hacer 7 años.

Dia tras día se nos muestra la inalterable vida de este hombre que vive en completa soledad. Un aislamiento voluntario que no es triste en lo absoluto, al contrario, Hirayama parece encontrar felicidad en las cosas más sencillas y atemporales. Notamos que es un hombre de del pasado que no entiende el mundo digital ni conoce conceptos como Spotify, pero no es una anacrónico amargado. Se llena de paciencia y cariño para ayudar a un bebé a encontrar a su madre. Entiende la angustia de su compañero al no poder invitar a salir a su novia y le da dinero. Escucha y comprende a la novia vintage de éste. Cuida y alegra a su sobrina, a la que no veía hace años, cuando huye de casa tras una pelea con su madre. Estas pequeñas interrupciones a su rutina serán la mayor acción que veremos en la película, pero no por ello es un filme aburrido. La sencillez y calmada alegría que refleja el protagonista nos hace pensar en la belleza de lo cotidiano, al mismo tiempo que nos preguntamos si esa tranquilidad individual es todo a lo que podemos aspirar en un mundo y sistema como en el que vivimos.

Mención aparte merece el actor Kōji Yasuko, quien interpreta a Hirayama, que logra retratar a la perfección las emociones de un hombre silencioso; la mayoría de la película los diálogos corren por cuenta del resto de los personajes. Sus expresiones nos transmiten sus pensamientos, revelando a un hombre sensible y consciente que lo mismo le da unos minutos de diversión y consuelo a un moribundo o expresa cariño y una especie de admiración por un vagabundo que al igual que él decide alejarse del mundo. No es un bobo feliz, entiende y padece los sufrimientos de la vida, pero los afronta con la calma de un hombre sabio.

La soledad de Hirayama parece ser una elección ante el bullicio moderno y las dinámicas opresivas familiares. Se deja entrever que su familia es de buenos recursos, pero él opta por lavar baños para vivir. Vivir tranquilo y solo.

Días Perfectos es una película obligada si disfrutas de las narrativas asiáticas y te cuestionas sobre la introspección de la vida cotidiana y la sensación de vivir eternamente en el mito de Sísifo.

La película fue nominada a diversos premios y se anunció como el regreso de Wim Wenders a los filmes ficticios. Fue nominada a mejor película extranjera en los premios Oscar, pero perdió ante Anatomía de una caída. En el festival de Cannes ganó el premio a mejor actor al igual que en los Premios de la Academia Japonesa.

El filme aún se encuentra en cartelera en algunos cines comerciales y el 12 de abril llegará a la plataforma en línea MUBI.

 
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