Distintas expresiones de descontento obrero y popular se han desarrollado en los últimos días. Descontento con las condiciones de trabajo y vida precarias a la que nos arroja la avaricia empresarial, pero también con el gobierno de Boric y las ilusiones que sembró en amplios sectores.

Es que la situación económica y social sigue golpeando a las familias trabajadoras, sin ver una mejoría de sus condiciones de vida. La muestra más clara son los sueldos, como demostró un reciente informe de Fundación Sol, el 55,7% de los trabajadores ganan menos de $500.000.

Repasemos algunas de estas luchas en curso.

El pasado martes 2 de marzo, un centenar de pobladores de las tomas de San Antonio y La Florida se manifestaron a las afueras de La Moneda ante los anuncios de desalojos. Tan solo en la “mega toma” de San Antonio viven 5 mil familias, siendo un total de 15 mil personas quienes ante el anuncio de desalojo y la falta de alternativas habitaciones han realizado distintas protestas en en la V región. Un claro ejemplo del negocio inmobiliario, que hace de la vivienda un negocio y un privilegio inaccesible para las familias trabajadoras.

Ese mismo martes pero en la región del Bio Bio los pescadores artesanales iniciaron protestas con barricadas en cortes de ruta ante la crisis de la sardina, que hoy tiene en riesgo el sustento de sus familias. El gobierno se niega a dar respuesta a esta elemental necesidad, y la demanda de poder extraer otras especies para mantener sus ingresos.

Por otro lado desde la Unión Portuaria de Chile anunciaron un paro para el jueves 4 de abril, debido a las promesas incumplidas del gobierno en torno a la política nacional portuaria y a la ley general de puertos. Tomando además la situación que viven los trabajadores portuarios de Tocopilla, que ante la política de descarbonización serán despedidos cerca de 100 portuarios.

Más conocida es la situación que viven los trabajadores de la siderúrgica Huachipato ante el anuncio de cierre por parte de la patronal, lo cual significa la pérdida de hasta 22 mil empleos, entre trabajadores directos, contratistas y una serie de negocios conexos. Un ataque de grandes magnitudes, donde la empresa utiliza la situación de las familias trabajadoras para negociar mejor con el gobierno de Boric. Esta lucha ya ha generado la solidaridad de distintos sindicatos de la zona.

Por la movilización de las comunidades educativas en Antofagasta, mas de 50 establecimientos paralizados hace semanas, con ejemplos de unidad entre trabajadores, apoderados y estudiantes, en contra de la municipalidad y la CMDS, por su responsabilidad en el suicidio de la docente Katherine Yoma por las constantes condiciones de acoso y agobio. Una lucha que ha irradiado a otras comunas de la región como Tocopilla y Mejillones, y que mantiene una crisis política al alcalde “independiente” Jonathan Velasquez.

Distintas muestras de descontento, en distintas regiones del país y en distintos sectores, pero que tienen mucho en común. Muestran la necesidad de la coordinación desde abajo, volviendo a poner en la palestra las demandas de los trabajadores y el pueblo, ante un gobierno de paso del anuncio de reformas a los pactos de la derecha. Mientras esto sucede la CUT mantiene una convocatoria a “paro nacional” para el 11 de abril, un verdadero paro fantasma que no es organizado democráticamente en los lugares de trabajo, que no pone al centro a los sectores en lucha y sus demandas, y que continúa sembrando ilusiones en el gobierno y del esteril “diálogo social”.

Es urgente que la CUT Chile convoque a un paro efectivo. Organizado con un mandato a todos los sindicatos y afiliados a asambleas base para que se discuta un pliego unificado de demandas para unir la fuerza de los trabajadores con el conjunto de la población. El punto de partida ha de ser el apoyo incondicional a luchas actuales en curso como lo es la movilización docente en Antofagasta o la lucha contra el cierre de Huachipato