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4 de abril de 2024 Twitter Faceboock

Dossier
A 52 años del Mendozazo, no cayó del cielo
Vanesa Guajardo | Profesora de Historia. Docente de la Facultad de Filosofía y Letras UNCuyo

La historiografía tradicional local y los sectores dominantes de la provincia, durante años, mostraron este azo como un hecho aislado, puntualizado y minimizando sus conquistas. Desde finales de los 90 hasta la actualidad, las investigaciones dan cuenta del largo proceso, de la combatividad de diferentes sectores de la sociedad (trabajadorxs y estudiantes, vecinxs), la tendencia a la organización y a confluir en las luchas. En su quincuagésimo segundo aniversario se busca reflexionar a la luz de un presente de ataques y ajustes hacia el pueblo trabajador para que, parafraseando a Rodolfo Walsh, la experiencia colectiva no se pierda, las lecciones no se olviden.

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La historiografía tradicional local y los sectores dominantes de la provincia, durante años, mostraron este azo como un hecho aislado, puntualizado y minimizando sus conquistas. Desde finales de los 90 hasta la actualidad, las investigaciones dan cuenta del largo proceso, de la combatividad de diferentes sectores de la sociedad (trabajadorxs y estudiantes, vecinxs), la tendencia a la organización y a confluir en las luchas. En su quincuagésimo segundo aniversario se busca reflexionar a la luz de un presente de ataques y ajustes hacia el pueblo trabajador para que, parafraseando a Rodolfo Walsh, la experiencia colectiva no se pierda, las lecciones no se olviden.

La década ganada: los 60 y la formación de una vanguardia obrera combativa

En nuestro país tras la llamada “Revolución Libertadora”, el golpe al gobierno peronista y el exilio de Perón, se abre un proceso que fue llamado de ‘Resistencia’, del cual nos interesa poner el foco en las bases obreras que “tras la retirada de su líder y la ubicación conciliadora de las dirigencias sindicales dejaron en manos de la clase trabajadora la lucha contra el ataque a las conquistas sociales y las condiciones de trabajo” (Rojo, 2016, pp 405). El panorama internacional va a estar atravesado por el triunfo de la Revolución Cubana (1959), el inicio de la Guerra de Vietnam (1964), y la resistencia del pueblo vietnamita. La ofensiva imperialista norteamericana y de las burguesías latinoamericanas en la región buscará combatir al ‘enemigo interno’ a través de la ‘Doctrina de Seguridad Nacional’, la cual dará a las fuerzas militares un papel de árbitro en la región. En este sentido, la burguesía nacional se va a encontrar con un escenario de respuestas insuficientes para el escenario de inestabilidad política, caracterizado por la difícil gobernabilidad frente a una clase trabajadora fuerte. La salida con el gobierno frondizista y el pacto Perón-Frondizi no dio las respuestas esperadas para el régimen y profundizó la crisis política, este derrocado en 1962, pone el foco en las Fuerzas Armadas como el agente que puede dar contención al proceso de inestabilidad, las cuales pasan al centro de la escena como partido militar.

El gobierno militar de Onganía (1966-1970), instaurado con la ‘Revolución Argentina, en su búsqueda por disciplinar y aplacar la organización obrera para hacer frente a la crisis del régimen “contó con el apoyo del conjunto de sectores dominantes, la burocracia sindical y el propio Perón que ordenó ‘desensillar hasta que aclare’” (Rojo, 2016, pp 506). En tanto, las 62 Organizaciones De Pie Junto a Perón se mostraron conciliadoras diciendo “Estamos ante una esperanza: hacemos voto para que se transforme en realidad. Si así no ocurriera, no será nuestra culpa, ya que nos mostramos abiertos y predispuestos” (Revista Primera Plana, 30 de junio de 1966,pp..). En contrapartida las bases obreras profundizaban su experiencia en la organización con elección de delegados combativos, comisiones internas, intersindicales, coordinadoras, toma de fábricas con rehenes y huelgas duras, lo que muestra un importante avance del conjunto de la clase hacia su independencia política, del cual fue un importante hito la huelga general de Junio de 1975 al gobierno peronista de Estela Martínez de Perón.

Importantes hitos de lucha obrera en Mendoza

El Cordobazo en 1969, marca el comienzo de un ascenso en la lucha de clases en el país y años previos al Mendozazo, en la provincia se registran importantes conflictos. La organización barrial en las uniones vecinales serán importantes para la canalización de reclamos de los sectores populares. Por ejemplo, tras las trágicas consecuencias del aluvión del 4 de enero de 1970, la rotura del dique Frías y a falta de respuestas del gobierno ante el problema, las familias de las barriadas del oeste en medio de los festejos vendimiales, bajan al centro y se manifiestan en el carrusel. Las pancartas decían “este es nuestro carrusel”, “vida digna y sin angustias” y repartieron un comunicado que decía “la desnutrición ronda como fantasma a nuestros niños. La diarrea y los vómitos, que no son sólo consecuencia de una mala alimentación, sino también del agua, no esperan, vienen y cobran vida que lógicamente no son la de los niños del centro. No se enferman y mueren los hijos de los millonarios, sí los hijos de los pobres”.

En 1971 los estudiantes de distintas facultades reclaman contra el “limitacionismo” en el ingreso a Ciencias Médicas y Ciencias Económicas. Las y los estudiantes detienen un trole en calle Colón y lo cruzan a modo de barricada sobre las calles Vicente Zapata y San Martín, con sillas y mesas, las prenden fuego, hacen otra barricada para impedir el paso de la policía federal. Estas acciones fueron reprimidas por la policía pero se encontraron con la resistencia estudiantil que quedaron graficadas en las imágenes de la portada del Diario Mendoza.

Por otro lado, las y los trabajadores de la educación protagonizarán un duro reclamo al no tener acuerdo con el índice de sueldo que se les otorgaba. La explanada de Casa de Gobierno va a ser escenario de estos reclamos, con miles de maestras adheridas al paro, postales de guardapolvos blancos marchando e incluso el mismo Interventor de turno del Partido Demócrata, Francisco Gabrielli, sale a intimarlas en una de las concentraciones que realizan. Los diarios de la época toman posición y publican propaganda oficial y varias entrevistas del gobernador contra el paro de las docentes.

Así comenzaba la década de los 70, con importantes y duros conflictos que mostraban las duras condiciones de vida de las familias trabajadoras, de los bajos sueldos que no alcanzaban, pero lo más importante, se muestra una importante moral a la hora de organizarse para defenderse de los ataques de un gobierno puesto por el Partido Demócrata al servicio de la dictadura de Lanusse. La clase obrera mendocina es parte de ese cambio en la balanza de la lucha de clases, con peso e importantes conquistas producto de peleas por sus demandas hasta el final.

Preludio del Mendozazo

Los primeros meses del año 1972 muestra un alza en la conflictividad popular de la provincia. Los diarios registran, en el camino a Villavicencio, una postal combativa protagonizada por los obreros de la cementera CORCEMAR y sus familias. La empresa tras despedir a 300 trabajadores se encuentra con una importante resistencia y defensa de los puestos de trabajo. Cortes de ruta, marchas a Casa de Gobierno, barricadas, enfrentamientos a golpes con la policía y los carneros, solidaridad de los obreros de Minietti con 48hs de paro, ollas populares llevadas a cabo por sus familias. El lema del conflicto era “todos o ninguno”, se muestran unidos y sólidos frente a los ataques patronales, consiguiendo la reincorporación de todos los despedidos.

Por otro lado, las docentes declaran el no inicio del ciclo lectivo de 1972 con una huelga indeterminada, la rebelión de los guardapolvos blancos toma protagonismo en las páginas de los periódicos de la época. En cuanto a les trabajadores de la salud, agremiados en ATSA, pedían aumento salarial del 140%, expresión del nivel de devaluación de los salarios de las y los estatales. Mientras tanto, la CGT filial Mendoza se suma al paro nacional del 30 y 31 de marzo el cual tiene un enorme acatamiento, no visto hace años en la provincia, las calles paralizadas serán muestras de ello. Esto último, tiene un nivel de importancia destacado ya que, anteriormente, cuando la CGT llama a paro se hacían por un par de horas para que los trabajadores adhirieran a la medida, ahora con un cese de actividades alto esta huelga toma otra relevancia

Por su parte, los contratistas de viña venían protagonizando importantes acciones masivas contra los bodegueros , reclamando ser considerados trabajadores dependientes y con ello, acceder a los derechos laborales que esto implicaba: seguro por accidente de trabajo, beneficios previsionales, obra social, asignaciones familiares, indemnización por despido. Envalentonados con un telón de fondo de alza en la lucha de clases, la familia contratista hizo frente a 3.000 telegramas de despidos negándose a desalojar las tierras y viviendas en las que llevan años trabajando. Obtuvieron conquistas parciales mediante convenios colectivos de trabajo, finalmente en 1973, consiguen la Ley 20.589, donde el estatuto de contratistas de viñas y frutales pasa a tener carácter nacional.

Es el 29 de marzo cuando llegan las facturas de la luz con el 300% de aumento a los barrios del Gran Mendoza. Los vecinos organizados en las uniones vecinales, boleta en mano, salen a expresar el descontento. Los montos de las boletas eran irrisorios e imposibles de pagar, ya que en muchos casos ni el salario que obtenían por su trabajo alcanzaba el monto del importe. Este golpe al bolsillo fue discutido en la asamblea hecha por los trabajadores de la Bodega Giol en el comedor y de manera casi espontánea resolvieron hacer una manifestación por las calles céntricas de Maipú. Todo esto es muy ilustrativo de la importancia que tenía la organización en los lugares de trabajo y barrios. El fin de semana de finales de marzo y principios de abril será el caldo de cultivo que empiece a organizar el descontento, se forma la coordinadora ‘No Pague la Luz’ con representantes del sindicato del magisterio, de las uniones vecinales y de otros sindicatos, quienes también serán parte de la mesa de la CGT. Todos van a participar del paro convocado para el 4 de abril a las 10 am: el día del Mendozazo.

El martes 4 de abril, previo a la concentración en Casa de Gobierno, la policía comenzó una feroz represión a las maestras concentradas en su sede sindical, la foto de los guardapolvos blancos marcados por el carro hidrante “Neptuno” recorre el país. La represión frente a la sede de la CGT también avanza, allí los trabajadores y estudiantes la enfrentaron con piedras, palos y barricadas al tiempo que comenzaba el avance hacia Casa de Gobierno. Una vez allí, el combate se intensifica, en la represión es asesinado el canillita Ramón Quiroga. Las barricadas se hacen con autos y troles incendiados, el humo de la bronca invade el centro mendocino. Esta gran movilización tiene un efecto inmediato, el interventor Fransisco Gabrielli tiene que renunciar y se hace cargo de la situación el General Luis Carlos Gómez Centurión.

Los días posteriores siguen con la misma tónica, el paro llamado para el día 5 es acatado en su totalidad, el funeral de Ramón Quiroga es reprimido y hay cientos de detenidos, en Las Heras son bloqueados los accesos al departamento con barricadas y los combates con la policía se mantienen durantes casi tres días completos. Finalmente se debe dar marcha atrás con el aumento de la tarifa y el gobierno tiene que ceder ante otras demandas.

Para que la “experiencia colectiva no se pierda, las lecciones no se olviden”

Los hechos históricos son analizados/mirados desde el presente, en este sentido, tomamos las lecciones del Mendozazo y de los 70 como una gran experiencia frente a los ataques que, primero como farsa y después como tragedia, se repiten en nuestra actualidad. Las clases dominantes buscan que las grandes gestas de nuestra historia como clase trabajadora sean olvidadas, tienen sus escribas que las niegan o simplifican, pero la memoria colectiva de nuestra clase siempre encuentra recovecos por donde colarse y mantenerse vigente.

Tomando las lecciones de nuestra historia y teniendo en cuenta la similitud de los ataques a las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras y populares por los gobiernos de Milei y Cornejo, volvemos a traer al presente la importancia de la coordinación y autoorganización. Las marchas del 8M y 24M, la organización de la asamblea de Necesidad y Urgencia, la Asamblea de Cultura, las estoicas Asambleas del Agua, son una muestra que fuerza hay y se mantienen latentes. Las instancias de unidad y organización son las lecciones que nos deja el Mendozazo.

 
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