Acosado por las presiones de la fama, el 5 de abril de 1994 el líder de Nirvana se suicidó a los 27 años y enmudeció a toda una generación que en el grunge encontró una vía de expresión frente al avance neoliberal tras la caída del Muro de Berlín.

“El fin de la historia”. Esa máxima postulada por el politólogo Francis Fukuyama en 1992 para referirse al triunfo del capitalismo luego de la caída del Muro de Berlín supuso la creación de un discurso desde el punto de vista del individualismo, el consumismo desenfrenado y la apatía. Pero hubo un movimiento surgido en Estados Unidos, particularmente desde la ciudad de Seattle, con un sonido musical que se escuchaba “sucio” desde los demos que las bandas producían. Ese sonido fue denominado grunge y Kurt Cobain fue su exponente absoluto hasta ese día de 1994 en el que decidió ingresar a la inmortalidad, devorado por la maquinaria mainstream que convirtió en un negocio altamente rentable su angustia, la depresión y la alienación social.

Generación X

Kurt Cobain nació en Aberdeen, Estados Unidos, en 1967 y su infancia fue marcada por la separación de sus padres en un hogar donde el dinero escaseaba y por un pueblo conservador cargado de prejuicios que lo convirtió en un niño retraído y desafiante y más tarde en un adolescente rebelde. No le agradaba demasiado la gente y además tenía una problemática relación con sus progenitores. A diferencia de los jóvenes de su edad, no le gustaban los deportes ni tampoco buscaba una vida convencional.

Era la década de 1980 y el neoliberalismo comenzó a darle forma a una generación que nació durante la lucha por los derechos civiles pero cuya juventud transcurrió bajo la conservadora presidencia de Ronald Reagan y las políticas de Margaret Thatcher. Cobain, después de vivir durante algunos años con varios familiares, pasaba la mayor parte del tiempo en la calle, durmiendo en las salas de hospitales o dentro de una caja en un depósito, leyendo diarios para pasar el tiempo. A los 14 años le regalaron una guitarra y empezó a sacar temas de Led Zeppelin y Queen antes de componer sus propias letras. Se enamoró de The Beatles pero toda la bronca acumulada lo llevó por otros derroteros como el punk con bandas como Ramones y Sex Pistols. Fue durante el secundario que conoció a Krist Novoselic y se unieron para formar una banda que sería el inicio de Nirvana.

Con Chad Channing, la banda debutó en 1989 con Bleach pero a Cobain no le gustó su estilo y finalmente se incorporó Dave Grohl para darle forma definitiva al trío que dos años más tarde lanzaría Nevermind y el mundo ya no sería como antes.

El odiado espíritu adolescente

“Estaba tratando de escribir la mejor canción de pop”. Cobain presentó "Smells like teen spirit" a la banda unas semanas antes de la grabación del que sería su segundo disco, Nevermind. Contra toda expectativa, Novoselic dijo que le parecía “ridícula”. Pero para la historia del grunge y de la Generación X que la usó como bandera, Kurt ignoró la opinión y los convenció de tocarla, sin parar, durante una hora y media. Recién ahí fue que el bajista sugirió algunos cambios y en el brainstorming entraron también las sugerencias de Grohl. Por este motivo, los tres miembros de la banda tuvieron sus correspondientes créditos por el tema.

Cuando llegó el día de lanzarlo, nadie esperaba que fuese un gran éxito. El interés estaba también en llegar a dos grandes auditorios, el de la música alternativa y el de la comercial. Para este último sector, la banda había destinado la ya clásica "Come As You Are". Pero el destino, el azar, o vaya a saber qué cosa, se llevó puestas las expectativas y "Smells Like Teen Spirit" la rompió toda. De esta manera, el grunge abandonó definitivamente la infancia y llegó a la masividad por las enormes puertas del mainstream, el sistema tan odiado por Kurt Cobain.

Por esa razón, el tema se convirtió en su peor pesadilla. Llegó a decir que “literalmente quiero tirar mi guitarra y marcharme. No puedo aparentar que disfruto tocarla”. El rápido éxito tapó a otras canciones que eran buenas y hasta mejores que esa. La difusión en las radios y la que principalmente le dio MTV pasando a todas horas el video del tema hicieron que la banda no la incluyera en muchos de sus shows. El odio al mainstream y una forma de sacudir la apatía, el descontento y el desgano de la Generación X fueron algunos de los significados posibles sobre el tema, que se caracteriza justamente por la falta de un sentido literal.

"Es mejor arder que apagarse lentamente"

La explosión de la fama agarró desprevenido a Kurt Cobain y todos sus fantasmas se hicieron presentes de una vez y para siempre en su vida. Deprimido, con problemas de adicciones, las sobredosis, la relación con Courtney Love y el nacimiento de su hija Frances crearon un combo explosivo para el que su salud mental no estaba preparada.

Hubo varios intentos para rehabilitarlo pese a sus propias resistencias pero era evidente para todo su entorno que algo andaba muy mal en Cobain. Finalmente, el 8 de abril de 1994 un electricista llegó a su casa para instalar un sistema de seguridad y encontró su cuerpo junto a una carta dirigida al amigo imaginario que tenía en su infancia que fue leída por su esposa en el funeral. En ella, el músico de 27 años afirmó que "lo tengo todo y estoy agradecido, pero desde los siete años odio a todos los humanos en general. Gracias a todos desde lo más profundo de mi estómago nauseabundo y ardiente por sus cartas y su interés durante los últimos años. Soy una criatura voluble y errática. Se me ha acabado la pasión". Concluyó la nota con la frase "es mejor arder que apagarse lentamente" de la canción "Hey, hey, my, my", de Neil Young.

La figura de Kurt Cobain marcó a toda una generación y lo convirtió en uno de los músicos más influyentes del rock alternativo. Los mensajes políticos y los cuestionamientos a una sociedad cada vez más conservadora encorsetada por el neoliberalismo fueron parte de un movimiento que lo tomó como su más icónico portavoz. El peso que tuvo Nirvana además sirvió para popularizar y consagrar a otras bandas del género como Pearl Jam, Alice in Chains y Soundgarden que siguieron su legado con sus propias contradicciones. Con la aparición del britpop a mediados de los noventa, el grunge se fue desintegrando pero siempre dejará en Kurt Cobain y en su legado la impronta de la última revolución del rock con ese disconforme, sensible y rebelde espíritu adolescente.