La necesidad de un salario que realmente alcance para nuestras familias no puede ser algo inalcanzable, debería ser algo obligatorio para el bienestar de nuestro futuro y la sociedad, pues somos quienes producimos la riqueza de los patrones, pero la situación actual de súper explotación y de abuso de los empresarios, obliga a que luchemos por nuestros derechos.
En esta época comienza nuestras revisiones y negociaciones contractuales con respecto al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). En el estado de Guanajuato, la industria del ramo automotriz ha comenzado a dar los primeros resultados de estas negociaciones entre los sindicatos y las patronales En Mazda se dio un paupérrimo 7%, la mayoría de los proveedores obtuvieron un miserable 5%, y en GM Silao se obtuvo un aumento de solo una cifra, 9.5% directo al salario.
Pese a que las direcciones sindicales han presentado estos aumentos como grandes triunfos, éstos no han sido benéficos para el trabajador como nos quieren hacer creer; la realidad es que el salario real (el que se mide en base a lo que realmente podemos comprar con esa cantidad).
Y es que el salario que aparece la nómina (“salario nominal”) aparece reducido cuando, le descontamos las cuotas sindicales, el servicio del transporte y el comedor, y sobre todo, cuando vemos con frustración que muy poco alcanza para enfrentar el alto costo de la vida.
Esto es consecuencia de que los comités representantes de los diferentes sindicatos, por un lado, son burócratas cetemistas (charros) como el SITTIM, de los Rangel, los del Olmo, los de Tereso Medina, etc., que procuran acordar aumentos salariales que no sirven para que podamos cubrir nuestras necesidades de existencia. Tienen acuerdos con la patronal para favorecer a la empresa, son como policías empresariales al servicio de la paz empresarial y la productividad, que protegen las ganancias multimillonarias a costa de nuestro trabajo. A cambio de eso, obtiene riqueza y puestos políticos. Por eso la CTM ha sido echada de varias empresas en donde otros sindicatos ha ganado la titularidad del contrato colectivo de trabajo.
Sin embargo, en sindicatos llamados independientes los aumentos salariales, a pesar de subir nominalmente (entre 8 y 9.5 por ciento), no logra alcanzar la cifra de los dos dígitos con la que mínimamente cubrimos algunas necesidades. Incluso, para no luchar contra la empresa por la demanda de un salario justo, evitan hacer procesos democráticos donde sean consultad@s tod@s l@s trabajador@ y tengan tiempo de intercambiar ideas, y opinar libremente en asambleas democráticas el mejor monto a demandar a la empresa. Así como también la organización para enfrentar la negativa de la misma, o las medidas de fuerza que puedan emplear los patrones.
Sobre esa conducción democrática, se puede preparar el emplazamiento a huelga, así como el estallamiento si es que no hay acuerdo con la empresa. Esto implica contar con un fondo de huelga que se forma con anticipación, y que es consultado ampliamente a la base trabajadora para que de este modo la empresa no pueda doblegarnos fácilmente. Esto es lo que mínimamente haría cualquier dirección sindical que se reclame democrática. Por lo que, no prepararse para una posible huelga ante la cerrazón de la patronal, muestra que muchas direcciones sindicales no tiene nada de combativas.
En el caso de la dirección del sindicato independiente SINTTIA, se sigue actuando de manera antidemocrática como lo mostró la reciente revisión salarial, al no fomentar la discusión y la organización de la base trabajadora para intercambiar sobre estos importantes temas para la base trabajadora. En esta revisión contractual, convocó por medio de una hoja pegada a ser parte de la comisión revisora (sin impulsar realmente la conformación de esa Comisión y sin realizar asambleas para votarla); mientras, desviaron toda la atención a la misma concentrándose en las votaciones por la dirección sindical al interior del sindicato.
Un grave problema no es solo ir por aumentos pequeños, sino el “medirnos para abajo”
Todos los comités ejecutivos, ante esto insuficientes resultados, pretenden justificarse con argumentos cómo: “NOS FUE MEJOR QUE OTRAS EMPRESAS”, “EL AÑO PASADO ESTUVO PEOR”, “LA EMPRESA NO QUERÍA DARNOS NADA” “TENEMOS MEJORES SALARIOS QUE OTROS “ y una infinidad de excusas que les mencionan a la base trabajadora que se queda sin oportunidad de refutar estos argumentos, por la falta de estructuras de auto organización.
Todo esto podría aceptarse, si en verdad los dirigentes hubieran hecho hasta lo imposible para arrancarle a los patrones el salario que realmente nos merecemos. Pero para empezar, no se prepararon seriamente para una revisión seriamente, desde que no impulsaron el elemental fondo de huelga; tampoco propusieron a la base trabajadora prepararse para luchar si la empresa se negaba a dar un salario digno. Y no se puede anunciar que podríamos estallar una huelga de un día para otro, de manera improvisada; generalmente esta forma de actuar es para atemorizar a la base y hacerle ver que no queda de otra más que aceptar lo que la empresa quiera dar. Es decir, no son direcciones preocupadas por mejorar la condición de vida de sus afiliad@os. No pelean por aumentos en función de la realidad y las necesidades que tenemos.
Necesitamos cambiar esta ideología complaciente y esa forma de conducir los sindicatos. Sólo de esa manera podemos tener un sindicato combativo ante este sistema que no permite avanzar para lograr un salario realmente benéfico efectivo, un SALARIO DIGNO que que cubran no solo la canasta básica, sino las necesidades elementales para la familia como buena educación, salud, vivienda, diferentes actividades de ocio, vacaciones y proyectos para una mejor condición de vida. Pero eso solo lo podemos conseguir luchando, iniciando por discutir en nuestros equipos de trabajo el salario que realmente necesitamos y debemos exigir a los delegados que expresen esas demandas ante el Comité Ejecutivo, y para saber que están pensando los dirigentes, y entonces expresar en las votaciones, la decisión que más nos convenga como los más directamente afectados.
Cada dirección sindical en cada empresa, debe de pensar objetivos propios más en interés de la clase trabajadora y no solo en mantenerse en los cargos sindicales manteniendo relaciones cordiales con los que se enriquecen con base a nuestros desgaste físico y mental (o incluso, a riesgo de nuestras vidas como sucedió durante la epidemia del Covid), para no alterar la paz laboral, que para los trabajadores significa salarios insuficientes, cargas de trabajo, problemas de salud, y pérdida de derechos sindicales. Es por eso que evitan desarrollar una vida democrática en los sindicatos.
Y es que al final, la política del direcciones sindicales -llámense cetemistas o independientes- de no luchar por mejores salarios repercute en toda la industria afectando a las y los trabajadores, donde cada empresa está a la expectativa de cuál de ellas da menos, es decir, qué Comité Ejecutivo aceptó menos salario.
Para la patronal eso es muy importante, porque si en las armadoras dan un 7 o 9%, las demás empresas (manufactureras, servicios, etc.) dan mucho menos. Y es que generalmente las direcciones sindicales, sean charras o independientes, no piensan con una conciencia de clase donde cada medida que realicen va a repercutir en otros sectores laborales.
Aquí nos damos cuenta de que los patrones sí se auto-organizan para acordar entre ellos hasta donde pueden otorgar determinados aumentos arrebatando nuestros derechos. Nosotros debemos de luchar contra todo aquello que favorece a este sistema de explotación y romper esa barrera que impide desarrollar una conciencia en favor de los demás trabajadores, y buscar cómo lograr una verdadera democracia e independencia sindical, donde la base trabajadora sea la que decida los pasos a seguir de su sindicato, en beneficio para mejoras en toda la clase trabajadora de conjunto.
¡Luchemos por un salario digno por el bien de todas y todos los trabajadores! |