El Gobierno convocó por primera vez a la CGT, este miércoles por la tarde en Casa Rosada, en un clima que se viene agitando por abajo. Se trata del primer encuentro oficial con la cúpula sindical desde que asumió Milei.
El ajuste se siente fuerte en los bolsillos populares y la bronca se acumula, porque en el gobierno de Milei hay libertad para todo, menos para las paritarias. El Gobierno no homologa los convenios y sectores enteros cobran sin aumento.
La conducción cegetista leyó como algo “positivo” la llegada de Julio Cordero, el abogado del grupo Techint, a la Secretaría de Trabajo: "Oxigenó un poco (el recambio de funcionarios), pero todavía falta mucha tela para cortar", afirmaron. Se trata del responsable de los despidos en el Estado.
En un clima cada vez más caldeado, las conducciones sindicales se ven presionadas y se limitan a tomar medidas por gremio. Afirman incluso que solo se puede pelear por separado. Mientras el gobierno avanza con sus ataques, las cúpulas sindicales patean un nuevo paro nacional y un plan de lucha que esté a la altura.
El gobierno se anticipa al jueves, día en que está previsto que la CGT defina un paro nacional y una movilización para el 1° de Mayo. Bastante tarde, porque en muchos establecimientos laborales y en sectores como estatales, los trabajadores y las trabajadoras vienen enfrentando despidos y discutiendo cómo organizarse para pararle la mano a Milei hace rato.
Mientras tanto, el oficialismo intenta hacer pasar la reforma laboral a través de una nueva Ley de Bases. Parte de la conducción burocrática de la CGT busca consensuar un proyecto legislativo con un sector de la oposición patronal. Hace semanas Cristina Kirchner había hablado de “actualización laboral”. La diputada nacional Myriam Bregman (PTS-FITU) dijo que “sería un cambio regresivo como el que sueñan las patronales desde hace tiempo”. |