La Iglesia Católica Romana de Italia destituyó de sus funciones el miércoles al cura Gino Flaim, de 75 años de edad, quien declaró en un entrevista televisiva que: “puede comprender que se cometan actos de pedofilia en el clero debido a que algunos niños anhelan afecto”. Y agregó “desafortunadamente hay niños que buscan afecto debido a que no lo tienen en casa y entonces si encuentran a un sacerdote éste podría incluso caer en la tentación. Lo entiendo".
Al ser consultado sobre si los niños eran en parte responsables, Flaim replicó que "en muchos casos, sí".
La iglesia Católica Romana ha sido sacudida en los últimos 15 años por sendas denuncias de sacerdotes que han abusado sexualmente de menores. Todas y cada una de ellas fueron resueltas de la misma forma, cambiando de parroquia al cura pedófilo.
Si bien al sacerdote Gino Flaim, lo removieron de su posición en la parroquia y le retiraron el derecho a predicar, son muchos los casos de pederastía que todavía suceden dentro de esta Institución y que aún permanecen impunes.
No basta con que el Papa Francisco sostenga en sus discursos que “todos los responsables rendirán cuentas por ello”. Lo que las víctimas exigen son condenas acordes al delito de abuso sexual.
La impunidad con la que actúa el Vaticano no es casual, haciendo uso de un cinismo e hipocresía milenarios, sigue negando la realidad y amparando bajo su manto a sacerdotes, monjas y altos jerarcas de la Iglesia.
La Argentina, el país del Papa Francisco, también integra la lista de curas acusados por abuso sexual a menores.
Mar del Plata, Mendoza y Paraná son las ciudades en donde más denuncias se realizaron y en donde los juicios en su mayoría terminaron en absoluciones.
Es que no son pocos los artilugios legales que utiliza la Iglesia para lograr la impunidad de los curas acusados. Desde refugiarse en el Código de Derecho Canónico hasta paralizar el avance de las investigaciones trasladando a los sacerdotes a otras parroquias.
El delito de abuso sexual de menores por parte de miembros de la Iglesia Católica debe ser juzgado y condenado. Pero para que esto suceda es imprescindible la separación de la Iglesia del Estado. Sin esta decisión política continuará la impunidad. | 
