Probablemente algo habréis notado ya, pero las listas de espera en la sanidad baten todos los récords con un tiempo de espera medio de 128 días, algunas mayores a seis meses y casi 850.000 pacientes sin operar. Si en 2022 los datos ya eran alarmantes, en 2023 han sido aún peores.
Cuando decimos que hay que acabar con el capitalismo, porque nos va la vida en ello, lo decimos muy en serio. Y es que te puedes morir en la lista de espera.
La ministra, Mónica García de Más Madrid, ha dicho que es consciente y que ya había propuesto un grupo de trabajo para un buen diagnóstico, más transparencia, más trazabilidad…
Y de subir los presupuestos de sanidad y contratar a más sanitarios como llevan exigiendo desde la pandemia? No, mejor seguir con los presupuestos militares más altos en décadas. Y de acabar con la precariedad de las sanitarias para asegurar un servicio digno y unas condiciones de trabajo decentes? No, nada. Y de acabar con el negocio de la privada? Tampoco, ya dijo en diciembre que siempre ha tenido mucho respeto a la sanidad y hace poquito que se podían hacer conciertos legítimos con la privada. Así que no, ni se plantea tocar la ley 15/97 que abrió la puerta a la gestión privada.
No sirve absolutamente de nada un discurso contra Ayuso cuando mantienes todo el marco legal que le permite seguir privatizando y haciendo negocio con la sanidad. Así se permite, como supimos hace poco, que la comunidad haya transferido cientos de miles de euros a empresas privadas por servicios sanitarios, entre otros a Quirón, no sé si os suena, el principal cliente de la pareja de Ayuso, como contó mi compañera Edurne en un vídeo.
La sanidad es un servicio básico, fundamental y no podemos permitir que sea un negocio, un bien de mercado como diría el PSOE. Hay que acabar ya con toda forma de privatización, expropiar a las empresas privadas y tenemos que luchar por una red pública que esté bajo control de trabajadores, sanitarios y usuarios, que somos los únicos que vamos a priorizar nuestra salud, nuestra vida, nuestras condiciones de trabajo por encima de los beneficios de los buitres que mercadean con todo eso.
Y eso no esperemos que lo hagan desde el gobierno, ni mucho menos, porque supone enfrentarse a los intereses de los lobbies del sector sanitario y de las farmacéuticas, eso solo lo podemos imponer organizadas y luchando. Y las sanitarias que llevan movilizándose desde la pandemia nos muestra el camino. |