El alquiler no ha dejado de subir desde la crisis del 2008 situándose en una media de todo el Estado en 1800€, para justificar esta sangría a la clase trabajadora los medios de comunicación no paran de presentarnos a los pequeños propietarios como la víctima principal de este problema, como quienes son ocupados y ya no pueden llegar a fin de mes para justificar el refuerzo de la policía y grupo filofascistas como Desokupa; o para justificar el hecho de que bajo el gobierno “progresista” el 85% de los alquileres hayan aumentado por encima del límite establecido por el propio Gobierno.
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Esta misma argumentación es la que sigue la ministra de vivienda, Isabel Rodríguez del PSOE, que afirmaba hace unos días: “Soy consciente de que la mayor parte de la vivienda en alquiler en nuestro país forma parte del patrimonio de muchas personas que complementan sus rentas y quieren garantías y seguridad jurídica”. Esto ya no es solo una mentira más del gobierno “progresista”, sino que viene a justificar el refuerzo judicial y policial en torno a la vivienda y continuar con los desahucios que realiza el gobierno, más de 26.000 solo el año pasado.
En la última década los alquileres han aumentado un 77%, mientras que los salarios (según los datos del INE) han aumentado, tomando la mediana anual, de los 19.236€ a 25.896€, lo que equivale al 34%, aunque hay que tomar en cuenta el que el aumento de la inflación no resulta en un aumento real sino total. Es decir, en el mismo periodo de tiempo, los alquileres han subido más del doble que los salarios. Esto resulta especialmente doloroso teniendo en cuenta que los caseros tienen de media más del doble de renta que los inquilinos según el mismo estudio.
Los datos de los caseros contrastan radicalmente con éstos de los asalariados. Los ingresos medios de los caseros se sitúan entre los 50.000 y los 56.000€ anuales más del doble que la de inquilinos, el mito del pequeño casero que no llega a final de mes se cae a pedazos haciendo un ruido imposible de ignorar.
Como guinda de este pastel de precariedad, el 73% de los caseros se sitúan en los dos segmentos de renta más altos del Estado mientras que en el caso de los hogares de inquilinos se sitúa entre los percentiles de entre el 65% y el 75% con ingresos más bajos.
El estudio no se queda solo en estas alarmantes diferencias sino que se le suma una demostración de que, aunque les retiraras las rentas por alquiler a estos hogares caseros seguirían cobrando de media 40.000€, siendo 20.000€ mayor que a la de los inquilinos.
La Ley de vivienda no serviría para nada por lo que reconoce el propio estudio, ya que aun reduciendo un 20% los alquileres los únicos afectados sería esos caseros minoritarios que dejarían de poder llegar a final de mes pasando del 0.6% de los caseros al 0.7%. Es decir, los caseros no “llegan a final de mes” por alquilar un pisito a la clase trabajadora sino que viven en el lujo gracias a parasitarla de manera constante y la Ley de vivienda sirve únicamente para ocultar esta verdad a gritos.
En un video, Pablo Catilla, portavoz de CTR, describía que en Barcelona el 40% de la vivienda está ya en manos de grandes propietarios, si se extiende al conjunto del Estado español la estadística es que una de cada tres viviendas pertenece a grandes propietarios pero concentrándose la mayoría en fondos buitre en las grandes ciudades del Estado como Madrid, Barcelona o Valencia.
Que la mayoría de los rentistas de vivienda son grandes propietarios, fondos buitre y banqueros resulta ya imposible de negar, pero no podemos resignarnos a que malvivir en pisos compartidos de 30 metros cuadrados sea el destino de la clase trabajadora. Las grandes huelgas de inquilinos de Madrid o Barcelona en el siglo pasado demuestran que hay una salida posible, la de la expropiación de estas viviendas, la de la condonación de las hipotecas a los trabajadores que siguen pagando a la banca una gran parte de sus sueldos para llegar a tener algún día una vivienda, la de la construcción de parques públicos de vivienda formados con las expropiación a los grandes tenedores y financiados con impuestos a las grandes fortunas para que nadie viva en la calle y todo ello es imposible creyendo que cualquier gobierno al servicio de los grandes capitales nos lo va a regalar.
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