Suena el despertador. Son las 5:45 de la mañana y aún es de noche. En el bondi somos solo 9 o 10 personas, la ciudad aún duerme. Camino al laburo paso por las facultades de Humanidades y Psicología con sus puertas aún cerradas; de fondo aparece la refinería de YPF, que larga humo y mal olor sin descanso. Ya los mamelucos y las caras de sueño inundan el micro.
Nos bajamos casi todos en la puerta de la fábrica. Entramos en silencio, directo a las covachas a calentar el mate y alguna tortilla de grasa para acompañar. Entre mates y tortilla lo de siempre: “que caro que está el bondi”, alguno comenta que no pudo pagar la cuota de las escuela de sus hijos, otro con orgullo comenta de su hija que estudia enfermería, “este año si dios quiere termina la carrera”. Arrancan los chistes, alguno de mal gusto, todo para meterle onda al día que se viene. Mientras desayunamos miramos el celular, las noticias del día. Partidos de fútbol, algún chimento de la farándula, y obviamente la situación política. Nada rompe mucho la normalidad de la rutina.
Se comienzan a abrir los permisos de trabajo y de a poco vamos saliendo a laburar, arranca el día, otra vez. Así es nuestro día de laburo, así todos los días.
Pero este jueves fue distinto.
Ese día vimos un video que nos llamó la atención. Los títulos decían que las universidades podrían cerrar, que miles de pibes se podrían quedar sin estudiar. Que no había presupuesto, que se quedó sin luz tal facultad, etc. En el video una asamblea de la facultad de la universidad de Buenos Aires con cientos de pibes debatían qué hacer.
¿Cómo van a cerrar la universidad?, ¿Se va a tener que pagar ahora?
Como nunca antes pasó, se armó el debate. La preocupación y la indignación inundaron la covacha. Todos, sin excepción, anhelan profundamente que sus hijxs puedan estudiar, que no tengan que laburar como perros toda la vida, como les pasó a ellos. A nosotros.
Varios comentamos que en algún momento fuimos a la facultad, que no pudimos seguir porque había que trabajar. Otros cuentan con rabia los esfuerzos que hacen para mantener a sus hijos y que puedan estudiar. En la mayoría de los casos, es la primera vez que alguien de la familia puede ir a la universidad.
Ese día fue distinto. Parece que algo comenzó a cambiar.
Aprovecho y comento que, "el martes se hace una marcha", que vienen estudiantes, docentes y trabajadores de todo el país a defender la educación pública. Por primera vez, algo que pasa “afuera” impacta adentro, genera bronca al punto de decir, “Por esto sí se tiene que armar quilombo”.
No faltó el comentario defensor de Milei, afirmando “que la universidad es una ‘caja negra’, que solo van a adoctrinar y hacer política”. Y no hubo un solo compañero que no le respondiera: “Hay que defender la educación pública, punto”.
¿Y vos, dónde estudiaste?, preguntan todos.
En la UTN (Universidad Técnica Nacional), responde con algo de prepotencia.
Y entonces, ¿Qué venís a hablar pelotudeces acá? ¿acaso vos pagaste para estudiar?
No, responde.
Somos 10 compañeros que, por primera vez, opinamos igual. No puede cerrar la universidad pública.
Una cosa lleva a la otra y comenzamos a hablar del sindicato. Hace meses que nos están reventando el salario. Desde el año pasado con Alberto veníamos muy ajustados, pero ahora todo se fue al carajo. Ahora se habla de posibles despidos, cierres de sectores de la planta por falta de presupuesto, por baja producción, etc. Pero los directivos de YPF se aumentan el sueldo sin asco, 70 palos va a cobrar cada director. 100 veces más de lo que cobramos nosotros. “Entonces es chamuyo que no hay plata”, dice alguno, y se cae de maduro que nos están vendiendo en bandeja, que los “sindicalistas” están todos “sucios” y por eso no hacen nada.
Esa mañana fue distinta, algo de la normalidad de la rutina se rompió. Comenzamos a salir a planta masticando esa bronca, y fue tema durante todo el día. Seguramente seamos miles los que este martes nos encontremos en las calles defendiendo la educación pública y que los hijos de los trabajadores puedan estudiar. |