Editorial |
Milei y el pasado
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La aprobación de la Ley Bases es contraria a la opinión de las mayorías y choca de frente con las tendencias internacionales: pertenece al pasado. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9. |
Link: https://www.laizquierdadiario.com/Milei-y-el-pasado
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- La foto de los diputados votando la Ley Bases de Milei es una foto vieja. Pertenece al pasado. Es una imagen que atrasa.
- Es una imagen arcaica en varios sentidos. Empecemos por el aspecto más formal de todos.
- Puede afirmarse —como se dice a veces sobre la traducción— que “toda representación es una traición”. Vieron que muchas veces se afirma que toda traducción (de un idioma a otro) es una “traición” porque nunca puede reflejar fielmente al texto original. Bueno, la misma idea puede hacerse extensiva a la representación política que, además, es mil veces más complicada. Porque ¿cómo hacer —en sociedades complejas como en las que vivimos— para representar fielmente el sentir o la opinión mayoritaria o promedio de la sociedad en un momento determinado? Es un problema dificilísimo para el cual la historia ha dado diferentes respuestas, algunas más acertadas que otras. Personalmente, las experiencias consejistas, en el contexto de transformaciones más globales, me parece que acercaron una respuesta.
- Pero, si este es un problema en general, en ese sistema de representación en cual las mayorías son consultadas solamente una vez cada dos o cuatro años, mientras los poderes fácticos, como se dice, “votan todos los días”, es un problema mayúsculo, una distorsión abismal.
- En términos concretos para el debate que nos atraviesa: la mayoría de los diputados y diputadas fueron elegidos en los comicios de 2021 (una parte) y 2023 (otra parte) en contextos políticos completamente diferentes al actual, en condiciones muy distintas, además de un clásico: la mayoría en sus campañas prometían una cosa muy diferente de lo que terminaron haciendo.
- Sin la necesidad de irnos hasta 2021 (que era literalmente otro país), desde octubre del año pasado hasta ahora pasó como medio año calendario, pero que parece un siglo en términos políticos y, además, la mayoría de esos legisladores fue elegida en listas opuestas a Milei, es decir, como opositores. Esto más allá de que el sistema extorsivo del balotaje terminó empujando a mucha gente a optar por un “mal menor”.
- Entonces, en términos estrictamente formales, esa representación de los que votaron la Ley Bases es vieja y, además, “traiciona” hasta lo más elemental para lo que fueron elegidos en ese momento: ser algo distinto a Milei, no perros falderos de Milei.
- Pero vayamos a lo sustantivo (que, obviamente, tiene vínculo con lo anterior): cualquiera de los estudios de opinión que se pueden observar, si se hace abstracción de las cifras de respaldo personal más en general, arrojan resultados categóricos: la mayoría de los consultados están en contra de las medidas que el Gobierno podría tomar gracias a la Ley Bases.
- Tomo un trabajo al azar porque me llegó hoy, pertenece a la consultora Gioaccobe y fue realizado entre el 18 y el 23 de abril. Cuando se interroga sobre el eventual aumento de la edad jubilatoria, un 60% se manifiesta en contra, sólo el 18% dice estar a favor y otro 18% no sabe o no contesta. Cuando se pregunta sobre qué debería hacer el Gobierno con los 4 millones de personas que se jubilaron por moratorias, sin haber completado aportes previsionales, un 65% responde que hay que mantener esas jubilaciones como están (un 22% dice que hay que pasarlos a “planes sociales” y un 10 % eliminarlas).
- Otros trabajos (que pueden ser de consultoras como Zubán-Córdoba o Sentimientos Públicos que hemos citado en distintas ocasiones) demuestran que una mayoría nítida está en contra de privatizar empresas del Estado (como Aerolíneas Argentinas) o también en contra de que se pierdan derechos laborales a través de una reforma laboral.
- Otro aspecto sustantivo esencial fueron las movilizaciones que no solo muestran la opinión (o cambios de opinión) de quienes participan, sino que impactan sobre el conjunto: la más destacada fue el 23 A en el que se movilizó más de un millón de personas.
- Entonces, la mayoría de los argentinos y argentinas está en contra de subir la edad jubilatoria y ¿qué hicieron los diputados?: votaron una ley que le permite al Gobierno aumentar la edad jubilatoria; una mayoría se pronuncia en contra de las privatizaciones y ¿qué hicieron los diputados?, le regalaron una ley a Milei que lo habilita a llevar adelante esas mismas privatizaciones; el grueso de la gente considera que no se deben hacer reformas laborales que impliquen que se pierdan más derechos y ¿qué hicieron los diputados y diputadas?, aprobaron una reforma laboral que tiene como único objetivo liquidar derechos laborales; la mayoría está muy a favor de la defensa de la Educación Pública (y lo demostró no solo en las encuestas sino también en la calle) y los diputados y diputadas le dieron un triunfo (probablemente parcial y hasta pírrico) al Gobierno que odia a la Educación Pública. Y así podríamos seguir con una larga lista.
- Por último, esta foto es vieja en relación a las tendencias internacionales. Hasta hace un tiempo lo que llegaba del mundo era la famosa ola reaccionaria a nivel internacional con la llegada al poder o el ascenso de fuerzas de extrema derecha o derecha alternativa en muchos países (desde Estados Unidos a varios países de Europa o Latinamérica). Esa es la foto del mundo que el Gobierno quiere seguir mostrando. Pero está en curso una reacción a la reacción que va de Estados Unidos a Europa con una ola de protestas estudiantiles contra el genocidio del pueblo palestino y que tiene un epicentro en los EEUU. Algunas de las mayores movilizaciones fueron en capitales como Berlín, París o Roma. En EEUU además, desde hace un tiempo tiene un lugar un proceso de sindicalización o revitalización sindical. Y Diego Sachi contó acá sobre las movilizaciones estudiantiles en países como Paraguay.
- Los diputados y diputadas del Frente de Izquierda, justamente aquellos a los que Miguel Pichetto acusó de un “discurso viejo”, fueron los que hablaron de todo esto, además votar y actuar —afuera y adentro— en consecuencia. Es cómico lo de Pichetto, no se da cuenta de que él atrasa no 50 años, sino 100 o 200 años (lo acaba de confirmar con la función clave que cumplió para la aprobación de esta ley) y sin embargo, se autopercibe “moderno”.
- Quienes analizaron la emergencia de estas derechas en el mundo plantearon que eran el producto de un momento de interregno, el famoso momento “gramsciano” en el que lo viejo no muere, lo nuevo aún nace, justamente situaciones propicias para la irrupción de fenómenos aberrantes. Quizá sea eso lo que esté cambiando y estemos presenciando la hora de que nazca lo nuevo y deje como un patético recuerdo, entre otras tantas cosas, al contubernio que votó esa bochornosa ley.
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